sábado, 13 de julio de 2024

Dos Capítulos sobre la historia de Francisco Miranda

 



Francisco de Miranda

 

Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez Espinoza (Caracas, 28 de marzo de 1750-San Fernando, 14 de julio de 1816), conocido como Francisco de Miranda, fue un político, militar, diplomático, escritor, humanista e ideólogo venezolano, considerado como el precursor de la emancipación americana contra el imperio español.

 

Conocido como el primer venezolano universal y el americano más universal, participó en la revolución de los Estados Unidos y en la Revolución francesa, acontecimiento del cual fue protagonista destacado por lo que le fue otorgado el título de héroe de la revolución. Posteriormente fue líder del bando patriota en la independencia de Venezuela.

 

Destacó en la política como un firme defensor de la independencia y la soberanía de las naciones en el ámbito internacional. Militó con los girondinos en Francia, fue firmante del Acta de la Declaración de Independencia de Venezuela e impulsor y líder de la Sociedad Patriótica.

 

También fue el creador del proyecto geopolítico conocido como Gran Colombia, que Simón Bolívar trataría de llevar a cabo en 1826 tras la liberación de los territorios que hoy conforman Colombia, Panamá, Ecuador y Venezuela; aspirando a unificarlos en una sola nación.

 

Al militar en las filas de los ejércitos español y francés alcanzó los rangos de coronel y mariscal, respectivamente. Además, obtuvo el grado de coronel en el ejército ruso, concedido por Catalina II la Grande, y fue el primer comandante en jefe de los ejércitos venezolanos, ostentando el título de generalísimo. Su carrera militar contempla su participación en cuatro contiendas: el sitio de Melilla (1774-1775) y la invasión española de Argel de 1775 en el norte de África, la guerra de independencia estadounidense, las guerras revolucionarias francesas y la guerra de independencia de Venezuela. Entre sus gestas militares destacan su actuación en el sitio de Melilla, la batalla de Pensacola en Estados Unidos y la batalla de Valmy en Francia. Miranda fue combatiente destacado en tres continentes: África, América y Europa.

 

A pesar de haber formado parte de tantos procesos revolucionarios y gubernamentales en el ámbito internacional, fracasó a la hora de poner en práctica sus proyectos en su propio país, Venezuela. No obstante, su ideal político perduró en el tiempo y sirvió de base para la fundación de la Gran Colombia, mientras que sus ideas independentistas influyeron en destacados líderes de la emancipación americana como Simón Bolívar en Venezuela y Bernardo O'Higgins en Chile.

 

Su nombre está grabado en el Arco del Triunfo de París, su retrato forma parte de la Galería de los Personajes en el Palacio de Versalles y su estatua se encuentra frente a la del general Kellerman en el Campo de Valmy, Francia.

 

Sus padres fueron Francisco Espejo y Bárbara Camaño y Bermúdez. Los estudios primarios los realizó en Santa Lucía (Edo. Miranda), obteniendo luego el grado de bachiller en artes en la Real y Pontificia Universidad de Caracas en 1775 y el de bachiller en Derecho civil el 30 de abril de 1781 en la misma universidad.

 

Francisco Espejo figura como uno de los fundadores del Colegio de Abogados de Caracas y tesorero de su primera Junta Directiva el 17 de agosto de 1788, siendo posteriormente electo decano de dicho cuerpo colegiado; correspondiéndole como tal presidir la sesión solemne de su instalación definitiva en 1792.

 

Entre 1797 y el 19 de abril de 1810, ejerció diversos cargos públicos: fiscal de la Real Audiencia de Caracas, comisionado para realizar la instrucción en la causa seguida contra la Conspiración de Gual y España; participó en el proceso seguido con en 1798 contra unos franceses revolucionarios en Maracaibo; como fiscal militar le toca actuar en contra de Francisco de Miranda a raíz de su invasión a Coro en 1806; en 1808 siendo fiscal de la Real Audiencia, se opuso al movimiento de los caraqueños que pretendían declarar la autonomía ante la invasión francesa de España; fue relator de la Junta Superior de la Real Hacienda, y el 19 de abril de 1810, tocándole asistir como oidor de la Real Audiencia al acto del Jueves Santo en compañía del capitán general Vicente de Emparan y Orbe, correspondiéndole firmar el acta de destitución de éste y de la constitución del nuevo gobierno republicano.

 

Ese mismo año, actuó como fiscal de la causa seguida contra los implicados en el movimiento contrarrevolucionario de los hermanos González de Linares, denunciado en 1810. A partir de este momento se convirtió en un furibundo defensor de la causa emancipadora, incorporándose a dicho movimiento, con motivo del primer aniversario independentista, recorrió las calles de la ciudad y en la plazoleta de Santa Rosalía explicó al pueblo el significado histórico de la fecha.

 

Actúa como juez sentenciador de los implicados en la fracasada contrarrevolución llevada a cabo por isleños; el 25 de noviembre fue comisionado por el Primer Congreso Nacional como gobernador de Barcelona donde redactó su reglamento electoral y el proyecto de Constitución de esa provincia.

 

El 14 de agosto de 1812, por denuncia del marqués de Casa León fue detenido en La Victoria y remitido al castillo de Puerto Cabello donde permaneció hasta abril de 1813, cuando fue trasladado a Valencia y sometido a juicio por causa de infidencia que se le seguía desde el 7 de noviembre de 1812, por proponer la capitulación ante las fuerzas españolas. Sobreseído su caso el 5 de julio de 1813, fue liberado y sus bienes le fueron restituidos.

 

Tras el triunfo de la Campaña Admirable, Simón Bolívar, que estableció la guerra a muerte lo nombra gobernador civil de Valencia, ciudad que fue sitiada desde el 28 de marzo de 1814 hasta el 9 de julio del mismo año, aunque la capitulación fue firmada entre las fuerzas patriotas y las realistas comandadas por José Tomás Boves, el jefe español ordenó el fusilamiento de Francisco Espejo en la plaza mayor de Valencia, el 15 de julio de 1814.

 

Infancia y vida familiar

 


 

Estatua de Francisco de Miranda en la Avenida Paulista, São Paulo, (Brasil).

 

Los orígenes de Francisco de Miranda fueron relativamente humildes. Su padre, Sebastián de Miranda Ravelo, nació el 12 de septiembre de 1721 en Puerto de la Cruz, población del valle de La Orotava, en Tenerife (Islas Canarias).

 

Fue bautizado en la parroquia de Nuestra Señora de la Peña diez días más tarde. Era hijo de Gabriel de Miranda, nacido también en Puerto de la Cruz el 6 de noviembre de 1686, y de María de la Concepción Ravelo de León, hija de Domingo de Sosa de León y de Catalina Ravelo.

 

Sebastián de Miranda, por razones de nacimiento, al sospecharse que era mestizo de guanche, pertenecía a la categoría social de los blancos de orilla, considerada inferior a los blancos españoles y a los criollos. Se sabe que el Cabildo de Caracas lo acusó de «mulato, mercader, aventurero e indigno por muchos antecedentes de desempeñar puesto de categoría». No es de extrañar que, alcanzada cierta holgura económica, tratara de demostrar en juicio que sus orígenes eran «puros» para así poder obtener mayores privilegios sociales. En una hipótesis alternativa a la de su origen guanche, José Chocrón Cohen ha señalado que, según sus investigaciones, Sebastián de Miranda fue rechazado por su posible origen judío y su condición de marrano converso. Las Islas Canarias fueron un importante asentamiento de judíos que huyeron de otras regiones de España.

 

Finalmente, Sebastián de Miranda se estableció en Venezuela. En ese entonces, para el judío era más difícil cambiar de profesión que de patria y apellido. La actividad económica de la familia de Miranda estaba relacionada con el pueblo judío y no con los católicos. Según esta hipótesis, si bien Miranda no fue judío, por lo menos existieron razones para pensar que era descendiente de judíos.

 

En Caracas, Sebastián de Miranda Ravelo, padre de Francisco de Miranda, se estableció como comerciante de lienzos (actividad económica relacionada con los criptojudíos)  y, con el tiempo, contrajo matrimonio el 24 de abril de 1749 en la Iglesia Catedral con la caraqueña Francisca Antonia Rodríguez de Espinosa (de posible origen hebreo-judío), también de origen canario y necesariamente blanca; de lo contrario, la boda no hubiera aparecido en el registro de matrimonios y sus hijos jamás hubieran podido ir a la Universidad.

 

El primogénito de diez hijos e hijas del matrimonio, Sebastián Francisco de Miranda, nació el 28 de marzo de 1750 en Caracas. Sus hermanos fueron Ana Antonia, Rosa Agustina, Micaela Antonia, Miguel Francisco, Javier, Francisco Antonio, Ignacio José, Josefa María y Josefa Antonia.

 

El 5 de abril de 1750 fue bautizado en la iglesia catedral por el maestro Juan de Rada, siendo su padrino el bachiller Tomás Bautista de Melo.

 

 El 27 de diciembre del mismo año le fue administrado el sacramento de la confirmación por el obispo de Caracas, Manuel Machado y Luna. En sus inicios, la familia Miranda era económicamente modesta y vivía dentro del grupo socialmente discriminado de colonos canarios sin título de nobleza o blancos de orilla llegados a Caracas que, en costumbres, trato y nivel, formaban un núcleo aparte de los blancos criollos o mantuanos, los blancos españoles y los pardos.

 

Con el tiempo, la situación de la familia mejoró notablemente y Sebastián de Miranda logró hacer fortuna como comerciante en Caracas, llegando a ser propietario de diversos inmuebles en la ciudad. Ya en aquellos tiempos existían roces y conflictos sociales que empezaron a crear un problema de gobernabilidad para las autoridades coloniales, que además tenían que aliviar las secuelas negativas de la presencia de la Real Compañía Guipuzcoana que monopolizaba las transacciones comerciales en la provincia de Venezuela.

 

En La Orotava, la familia Miranda era considerada gente distinguida e ilustre, a diferencia de lo que sucedía en Caracas. Su padre hizo fortuna con su trabajo y logró ser nombrado capitán del Batallón de Milicias de Blancos de Caracas, pero por estar en entredicho su procedencia, su nombramiento produjo un fuerte rechazo del estamento social conocido como mantuano, sociedad compuesta de blancos criollos, descendientes de españoles, pero nacidos como Sebastián Francisco en territorio americano, reflejo todo ello de conflictos sociales y raciales latentes y una de las causas de la Independencia.

 

Había cierta dosis de desprecio de los mantuanos hacia su padre por ser un comerciante, ocupación que a sus ojos lo inhabilitaba para ser capitán de Milicias.

 

Grave, verdaderamente grave, fue el enfrentamiento de Miranda, padre, con dos mantuanos de fuste, como Nicolás de Ponte y Martín Tovar Blanco, cuyos descendientes terminaron contándose entre los republicanos, enfrentamiento que sólo se solucionó cuando el rey Carlos III ordenó a los caraqueños que se le permitiese a Miranda el uso del uniforme y el bastón por considerárselo hidalgo, lo cual ocurrió en 1772, cuando su hijo Sebastián Francisco ya tenía un año fuera de Venezuela.

 

Educación


 

Monumento de la Nación a sus Próceres, en el Paseo Los Próceres en Caracas, donde se encuentra una estatua de Francisco de Miranda, entre las de otros próceres venezolanos de la independencia de América.

 

Pese al rechazo de los mantuanos, su padre Sebastián siempre perseveró en su empeño de mejorar la situación de la familia, de modo que, además de acumular riquezas y cargos importantes, sus hijos recibieran educación universitaria.

 

Así, el 10 de enero de 1762, Miranda comenzó sus estudios en la Universidad de Caracas bajo la regencia del Dr. Antonio Monserrate, y durante dos años estudió latín, los inicios de la Gramática de Nebrija y el Catecismo de Ripalda.

 

Desde el año 1764 hasta 1766, Miranda cursó estudios en la Clase de Mayores de la misma Universidad, donde profundiza sus conocimientos de latín mediante el estudio de los escritos clásicos de Cicerón y Virgilio, completa sus estudios de la Gramática de Nebrija, nociones de historia sagrada y profana, religión, aritmética y geografía.

 

Finalmente, realizó el curso de Artes en la Universidad de Caracas estudiando Lógica, Física y Metafísica y obtuvo el título de bachiller que permitía el acceso a Teología, Jurisprudencia o Medicina. No se sabe de forma fidedigna si Miranda llegó a obtener el título de médico y solo se cuenta con su testimonio personal afirmando haberlo recibido en 1767 (con 17 años de edad). Por testimonio personal de Miranda, se sabe que algunos de sus maestros fueron los doctores Domingo Velázquez, Francisco José de Urbina y Gabriel Lindo.

 

A partir de 1767 se produce una interrupción en los estudios de Miranda que, posiblemente, se vieron afectados por las circunstancias vividas por su padre. Ser nombrado capitán de las Milicias de Blancos de Caracas, siendo comerciante isleño, era algo que incomodaba a los Mantuanos, pues había alcanzado una distinción social importante al convertirse en un personaje de cierta influencia.

 

Parece como si éstos empezaron a crear intrigas para desacreditarle y anularle en la vida pública. Esto desencadenó una serie de circunstancias en las que, después de una sentencia real, el padre de Francisco obtuvo la victoria y sus derechos le fueron reconocidos, pero le crearon una enemistad irreconciliable con los Mantuanos que nunca olvidaron el conflicto ni le perdonaron el desafío, lo que influyó inevitablemente en las decisiones posteriores de Miranda.

 

Después de la victoria judicial de su padre, las dificultades para desarrollar planes futuros en una sociedad tan limitada como la caraqueña influyeron en que decidiera, con poco más de 20 años, marcharse a España. Embarcó, pues, el 25 de enero de 1771, desde el puerto de La Guaira, en una fragata sueca denominada Príncipe Federico, para servir en el Real Ejército español.

 

Primeros viajes

 

En 1771, Miranda inició un largo periplo alrededor del mundo que duró la mayor parte de su vida. También comenzó entonces la elaboración de un minucioso registro con el que confeccionó su archivo personal, que alcanzó a ser de 63 volúmenes encuadernados y que llevaba siempre consigo.

 

Participó en los tres grandes movimientos históricos y políticos de su tiempo: Guerra de Independencia de los Estados Unidos, Revolución francesa y Guerras de Independencia Hispanoamericana.

 

Desembarcó en el Puerto de Cádiz 35 días más tarde, el 1 de marzo de 1771, hospedándose en casa de José de Añino, quien sería un fiel intermediario entre él y sus parientes para procurarle recursos de subsistencia, adquiriendo la vestimenta necesaria para seguir su viaje entre el 1 y el 13 de marzo de 1771, en que partió de Cádiz a Madrid.

 

Desde entonces madura sus ideas concibiendo la unidad hispanoamericana en sus recorridos por el mundo y en su relación con las personalidades más influyentes de la época. Combatió bravamente en América, Europa y África, salvo en Oceanía y Asia aunque pensó en traer Cipayos de la India, recorrió y escudriñó España y todo el continente europeo, incluyendo a Gran Bretaña, Rusia y Escandinavia; Asia Menor, América del Norte, América del Sur y las Antillas.

 

Fue el único hombre que tuvo contacto personal y directo con figuras de la talla de Napoleón Bonaparte, Catalina la Grande, Federico II de Prusia, el Duque de Wellington, Robert Peel, La Fayette, Estanislao II Poniatowski, William Pitt, Grigori Alexandrovich Potemkin, Samuel Adams y Johann Caspar Lavater.

 

Mantuvo reuniones fructíferas con otros destacados personajes hispanoamericanos, como Simón Bolívar, José Francisco San Martín, Andrés Bello, Bernardo O'Higgins, Carlos Montúfar, Carlos María de Alvear, Fray Servando Teresa de Mier, Domingo José Martins, Manuel Palacio Fajardo, Juan Germán Roscio, Manuel Gual y Pedro Gual, Hipólito Costa, José Bonifácio de Andrada e Silva, José de Antepara, Matías de Irigoyen y Nicolás Rodríguez Peña.

 

En Madrid



 

Casón del Buen Retiro. Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la época.

 

El 27 de marzo de 1771, Miranda llegó a Madrid y comenzó a estar consciente de realidades que ignoraba hasta entonces y que le impresionaron notablemente, tales como una gran biblioteca, la abundancia de obras de arte, la majestuosidad de los edificios y el espectáculo de la nieve y los cultivos decorando el paisaje, que le parecieron fabulosos.

 

Durante sus primeros días estuvo hospedado en una posada hasta que logró trasladarse a una vivienda particular, en la que se instaló de forma cuidadosa e inició sus primeros estudios en la ciudad con lecciones de Matemáticas, Geografía y de los idiomas inglés y francés, iniciando así un aprendizaje que no sólo comprendía la formación académica, sino también recorridos minuciosos por la ciudad y sus alrededores.

 

La llegada de Miranda a Madrid coincidió con una etapa de transformación urbanística de la ciudad iniciada por el rey Carlos III, que abarcó de forma directa e indirecta todos los aspectos de la vida de sus habitantes, lo que dio un impulso renovador beneficioso para la ciudad.

 

Así Miranda contempló edificios y monumentos emblemáticos del Madrid de la época, como la Fuente de Neptuno, La Cibeles, el Paseo del Prado, el Palacio del Buen Retiro, y poblaciones aledañas, como El Escorial o Segovia.

 

En lo social, el Madrid de entonces concentraba su vida literaria en la Fonda de San Sebastián, lugar frecuentado por ilustres escritores, y una actividad cultural pujante a la que la obra de la Real Academia, las sociedades económicas y el auge de las imprentas contribuyeron notablemente.

 

La Plaza de Toros y los teatros populares eran los centros de distracción cotidianos en los que la Nobleza no podía evitar el contacto con «la plebe» y se entremezclaban las costumbres populares con las cortesanas. Y también era el Madrid en el que la Santa Inquisición vigilaba por todas partes a modo de policía cultural y política.[cita requerida]

 

Es en el Madrid de esta época donde Miranda tiene sus primeras impresiones fuera de Venezuela y también comienza a crear su biblioteca personal, en la que empezó a tener incluso libros que estaban prohibidos por la Inquisición y de la que mantuvo una lista detallada en su archivo personal.

 

La naturaleza y el número de libros adquiridos en Madrid son una indicación precisa de que existía en la ciudad un ambiente intelectual muy amplio. Libros de matemáticas, arte militar, historia, religión, filosofía y literatura formaron parte de sus lecturas.

 

Muchos de esos libros constituyeron para Miranda enseñanzas definitivas, que mantuvo cerca de él durante el resto de su vida, entre los que destacan las obras de Maquiavelo; La destrucción de las Indias, de Fray Bartolomé de Las Casas; obras de lord Bolingbroke, Burke y Locke; Los principios del arte militar, de Federico de Suecia; La historia filosófica, del Abate Reynal; Los principios de política natural, de Burlamaqui; los Comentarios, de Julio César; El arte de la guerra, de Puyssegur; la Táctica, de Guibert; así como obras de Pope y Virgilio.

 

Buscó ampliar sus conocimientos científicos y literarios con el estudio de la trigonometría, la geometría, el álgebra, la física, la óptica, la gramática, la poesía y la comedia. También complementó su cultura general con lecturas de religión e historia y mejoró sus conocimientos de los idiomas italiano, inglés y francés.

 

Por último adquirió una flauta para ejercitarse en el arte de la música, leyendo las Reflexiones sobre la música del Abate Dubos.

 

Asimismo, se ejercitó con la geografía mediante el uso de mapas y globos terráqueos y, como quería presentarse para obtener el grado de Capitán en el Ejército real, se empeñó en estudiar táctica, arte militar, arquitectura militar, ingeniería militar, artillería, fortificación y ataque de plazas.

 

Después de una concienzuda preparación y del pago de 85000 reales de vellón, obtuvo una Patente de Capitán según el trámite administrativo correspondiente, que le fue concedida el 7 de enero de 1773 mediante escritura notarial.


https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Miranda#Cenotafio



Para el próximo Lunes 21 de julio de 2024 publicaré la segunda parte de la historia de Francisco Miranda un venezolano destacado.


 

julio 13, 2024   Posted by Los Mina Digital with No comments

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