Juan Santo Atahualpa.
Juan Santos Atahualpa (Cuzco, ¿1710? - ¿Metraro?, ¿1756?)
Fue un dirigente mestizo de raíces quechuas de una importante
rebelión indígena que estalló en 1742, cuyo propósito era restaurar el Imperio
de los incas y expulsar a los españoles.
Al frente de las tribus selváticas, logró tener un control
revolucionario extenso del territorio de la selva central del Virreinato del
Perú, amagando la sierra central. Si bien la rebelión no llegó a extenderse más
allá de esos límites, tampoco pudo ser sometida por la autoridad virreinal, la
sofocación de esta revolución fue disuelta posiblemente por protestas internas.
Juan Santos desapareció misteriosamente hacia el año 1756, desconociéndose la
fecha y las circunstancias de su fallecimiento.
Datos biográficos
Lo poco que se sabe de la vida de este caudillo antes del año
1742 nos lo han transmitido los religiosos que se entrevistaron con él y que
recogieron algunos datos de su boca, por lo demás dudosos. Juan Santos afirmaba
ser un descendiente de los incas nacido en el Cusco y criado por los jesuitas.
Demostraba tener una gran cultura, pues dominaba el castellano y latín, además
del quechua y otros idiomas nativos. También afirmaba que uno de sus maestros
jesuitas, al comprobar sus aptitudes intelectuales, lo llevó consigo a Europa
(España y Portugal) y África (San Pablo de Luanda, en Angola).
Regresó al Perú, que recorrió del Cuzco a Cajamarca. Hacia
1740 se ofreció como ayudante de los misioneros franciscanos de la región de
Chanchamayo, en la selva central. Estas misiones habían facilitado la llegada
de los españoles interesados en explotar la sal proveniente de un cerro aledaño
(Cerro de la Sal), quienes empezaron a usar como mano de obra a los nativos
asháninkas, lo que conllevó a una serie de abusos. La idea de la rebelión
surgió entonces en Juan Santos, al comprobar la desalmada dominación española
que ejercían con total impunidad. Se propuso restaurar el trono de sus
antepasados y dar la libertad a los indios.
Al momento de estallar la rebelión, Juan Santos contaba de 30
a 40 años de edad. Vestía una cushma o camisón típico de los indios selváticos
y llevaba siempre colgada en el pecho una cruz de madera de chonta con
cantoneras de plata. Mascaba abundante hoja de coca, a la que denominaba «hierba
de Dios». Uno de los frailes franciscanos que lo visitó lo describió como de
estatura alta y de piel tostada, añadiendo: «tiene algún vello en los brazos,
tiene muy poco bozo, luce bien rapado… es de buena cara; color pálido
amestizado; pelo cortado por la frente hasta las cejas, y lo demás desde la
quijada alrededor coleteado», es decir, recogido en una coleta, según la moda
occidental del siglo XVIII.
La rebelión
El plan de Juan Santos Atahualpa
El movimiento libertario estalló en junio de 1742. Juan Santos
se hizo proclamar Apu Inca, aduciendo ser descendiente de Atahualpa. Confiaba
en el apoyo de los indios de todo el territorio peruano; llegó incluso a
afirmar que estaba relacionado con los ingleses y que una flota británica
apoyaría por mar su rebelión.
Su meta era restaurar el Imperio inca y expulsar a los
españoles y a sus esclavos negros, para inaugurar un nuevo régimen de
prosperidad, aunque aseguró que la religión de todos seguiría siendo la
católica. Sin embargo, incitó a los indios a que se rebelaran contra los
trabajos que les imponían los misioneros católicos y exigió la ordenación de
sacerdotes indígenas. Su plan era ganar primero la selva, luego la sierra y
finalmente la costa. Por último, se coronaría Inca en Lima.
Nombró por teniente suyo a un cacique cristiano llamado Mateo
de Asia y mantuvo como ayudante cercano a un negro, Antonio Gatica, que era su
cuñado.
La extensión de su movimiento
El conocimiento que poseía de la lengua quechua y de varias
lenguas amazónicas le permitió a Juan Santos ser comprendido prontamente por
los indígenas de la selva central, que se plegaron a su lucha con gran
entusiasmo. La rebelión logró congregar a los pueblos de la selva central:
ashaninka, yanesha y hasta shipibo, es decir, las poblaciones que habitaban las
cuencas de los ríos Tambo, Perené y Pichis. Toda esa zona era conocida con el
nombre del Gran Pajonal y era territorio de las misiones franciscanas.
Juan Santos llegó a contar con más de 2,000 hombres, con los
cuales logró controlar la selva central, territorio que, por lo demás, no se
hallaba eficazmente regulado por el poder virreinal.
Desarrollo de la rebelión
Pintura de Gabriel Sala, que representa a Juan Santos
Atahualpa en Quimiri, encarando a un grupo de misioneros franciscanos. Estos,
considerados cómplices del abuso y explotación de los nativos, fueron
expulsados. Biblioteca del Convento de Ocopa.
El primer objetivo de los rebeldes fue la reducción de Eneno,
para luego seguir con Matranza, Quispango, Pichana y Nijandaris. Destruyeron en
total 27 misiones y amenazaron con atacar la sierra.
El virrey marqués de Villagarcía ordenó a los gobernadores de
la frontera de Jauja y Tarma, Benito Troncoso y Pedro de Milla Campo que se
internaran en la región convulsionada, para cercar al rebelde. Así se hizo y
Troncoso llegó hasta Quisopango, en donde encontró alguna resistencia, pero
logró ahuyentar a los indios. Juan Santos, que rehuyó al encuentro, se dirigió
hacia el pueblo de Huancabamba. Desde Tarma salieron fuerzas coloniales para ir
en su búsqueda, pero el caudillo mestizo logró ponerse a salvo.
Al año siguiente, los españoles organizaron una expedición a
Quimiri (hoy La Merced), en el valle de Chanchamayo. Iban bajo el mando del
corregidor de Tarma, Alfonso Santa y Ortega, acompañado por el gobernador de la
Frontera, Benito Troncoso. El 27 de octubre de 1743 llegaron a Quimiri, donde
levantaron un fuerte, que concluyeron en el mes de noviembre. Fue dotado de
cuatro cañones y cuatro pedreros, con su correspondiente provisión de
municiones. El día 11 de noviembre, el corregidor Santa partió hacia el
interior, quedando en el fuerte de Quimiri el capitán Fabricio Bertholi con 60
soldados.
Juan Santos, que estaba al tanto de todos los movimientos del
adversario, planeó atacar a la pequeña guarnición. Previamente, se apoderó de
una remesa de víveres que marchaba con destino al fuerte, iniciando luego el
sitio del mismo. Muchos de los soldados españoles perecieron entonces a raíz de
una epidemia y en los demás cundió la desmoralización, al extremo que
presionados por el hambre algunos desertaron. Entonces, Juan Santos exigió a
Bertholi la rendición, mas éste se negó confiando en que le llegarían pronto
los refuerzos que había solicitado por intermedio de un religioso que pudo
eludir a los insurrectos. Finalmente, Juan Santos decidió atacar el fuerte y
todos los españoles fueron muertos. Eran los días finales del año 1743.
Mientras tanto, asumió el poder un nuevo virrey, José Antonio
Manso de Velasco, futuro conde de Superunda, un militar con mucha experiencia.
Juan Santos continuó sus ataques. Tomó el pueblo de Monobamba, el 24 de junio
de 1746, extendiendo el radio de acción de su movimiento. Incluso se habló de
manifestaciones a su favor en la lejana provincia de Canta.
El virrey Manso de Velasco nombró jefe de una tercera
expedición a Joseph de Llamas, marqués de Menahermosa. Pero Juan Santos tomó la
iniciativa tomando Sonomoro en 1751 y Andamarca el 4 de agosto de 1752. Esto
último significaba ya una seria amenaza, porque Andamarca era ya la cordillera
y estaba cerca de Tarma, Jauja y Ocopa. La rebelión amenazaba extenderse a la
sierra, poblada por una nutrida población indígena, cuyo alzamiento habría dado
un giro formidable y decisivo a la misma.
El marqués de Menahermosa maniobró para dar alcance a Juan
Santos pero este logró eludirlo. El virrey enfureció con los resultados, pues
no se había librado una batalla decisiva y el rebelde seguía controlando una
gran zona en la selva. Corrieron rumores de que Juan Santos atacaría
Paucartambo, que caería sobre Tarma, que asolaría Jauja, pero nada de esto
ocurrió. Misteriosamente, el líder mestizo no volvió a realizar sus osados
ataques y la región volvió a gozar de paz.
Desaparición de Juan Santos
Desde el año 1756 no se supo pues nada de Juan Santos. El
mismo virrey Manso de Velasco, en su memoria fechada en 1761, escribió al
respecto: «desde el año 1756… no se ha dejado sentir el indio rebelde y se
ignora su situación y aún su existencia». Una versión dice que hubo una
sublevación entre los rebeldes y que Juan Santos tuvo que ordenar la muerte de
Antonio Gatica, su lugarteniente y otros hombres por posible traición.
Sobre el final de Juan Santos corrieron las más variadas
versiones. Una de ellas afirma que murió en Metraro, víctima de una pedrada
disparada con una honda en un festejo público; otras afirman que fue
envenenado. Otra posibilidad es que haya muerto de vejez. Se dice incluso que
habría contado con una especie de mausoleo en Metraro, a donde descansaban sus
restos humanos y eran objeto de veneración.
Su desaparición y probable muerte tuvo visos legendarios y
maravillosos, en el recuerdo de los montañeses. Para unos no había fallecido,
creyendo que era inmortal. Para otros habría subido al cielo rodeado de nubes,
y volvería en un futuro a la tierra.
Fray José Miguel Salcedo aseveró que cuando llegó a San
Miguel del Cunivo fue recibido por catorce canoas con unos ochenta hombres con
extrañas demostraciones de regocijo, entre ellos dos capitanes del rebelde,
quienes le aseguraron que Juan Santos «… murió en Metraro, y preguntándoles a
donde había ido me respondieron que al infierno, y que delante de ellos desapareció
su cuerpo, echando humo…».
El coronel Roberto López, del ejército peruano, afirmó en una
carta que muchos indios de las márgenes de los ríos Huallaga, Ucayali y sus
afluentes, no creían que había muerto, pues «… un día, en presencia de varias
tribus reunidas en el pueblo de Metraro, rodeado de nubes se remontó a los
cielos».
Para Ossio, Juan Santos Atahualpa asumió atributos para
destacar su condición de mesías restaurador del orden. Fue el líder en el cual
por primera vez se materializaba la idea del retorno del Inca. Frente al
desorden reinante por la corrupción y los abusos de los corregidores, proclamó
la abolición del dominio español y la recuperación del reino incaico, en su
calidad de descendiente legítimo del último Inca, pero además proclamándose
enviado de Cristo y poseído por el Espíritu Santo cristiano. Era la primera
expresión del mito de Inkarrí llevada a la acción.
De allí que se impuso entre los pueblos selváticos una
explicación sobrenatural que afirmaba que el caudillo «se elevó a los cielos en
medio de mucho humo» y se corrió la voz de que había prometido regresar. El
mesianismo tuvo efecto, pues hasta el día presente muchos todavía aguardan su
retorno.
Sea como fuera, lo cierto es que el accionar de Juan Santos
tuvo un dilatado efecto en la región, pues colonos y misioneros no volverían a
ingresar a la selva central peruana hasta ya conformada la República del Perú.
https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Santos_Atahualpa
José Gálvez Egúsquiza
José Gálvez Egúsquiza (Cajamarca, 17 de marzo de 1819 -
Callao, 2 de mayo de 1866) fue un abogado, catedrático y político liberal
peruano. Gran orador, desde la tribuna parlamentaria abogó por reformas de cuño
liberal, como la abolición de la esclavitud y del tributo indígena. Presidió en
dos ocasiones la Convención Nacional de 1855-1857, congreso constituyente que
dio la Constitución Liberal de 1856. Durante el gobierno presidencial de
Mariano Ignacio Prado fue secretario (ministro) de Guerra y Marina (1865). Fue
uno de los héroes del combate del Dos de Mayo del Callao, donde falleció
combatiendo a la escuadra española, convirtiéndose así en símbolo de la
independencia de América.
El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, que lo
conoció personalmente, lo retrató así: «Gálvez era un hombre de modesta figura,
pequeño de cuerpo, moreno, pálido, con una cabeza cuidadosamente peinada,
esmerado en su traje y de modales en extremo suaves y atractivos. Pero bajo esa
apariencia fría y dulce ocultaba un gran corazón y una inteligencia vasta y
desarrollada».
Biografía
Sus padres fueron el coronel limeño José Manuel Gálvez Paz y
María Micaela Egúsquiza y Aristizábal. Fue el mayor de los célebres hermanos
Gálvez, junto con el político Manuel María Gálvez Egúsquiza y el líder liberal
y magistrado Pedro Gálvez Egúsquiza. Sus primeros estudios los hizo en el
Colegio Central de Ciencias y Artes de Cajamarca, regentado por el Presbítero
Juan Pío Burga. Culminado sus estudios, ayudó por algún tiempo a sus padres en
las labores de su Hacienda Catudén.
En 1842 se trasladó a Lima, matriculándose en el convictorio
de San Carlos, cuyo rector era el famoso clérigo Bartolomé Herrera. Se graduó de
bachiller en Sagrados Cánones en 1843 y se recibió de abogado en 1845. Durante
cinco años ejerció su profesión en la zona de Cerro de Pasco y Tarma (sierra
central).
En 1850 volvió a Lima, y se incorporó al Colegio Nacional
Nuestra Señora de Guadalupe como profesor de Filosofía Moral, Psicología,
Lógica y Teodicea. En 1852 fue nombrado director del mismo en reemplazo de su
hermano Pedro Gálvez e imprimió una acentuada tendencia liberal en los
estudios, contrastando con la orientación conservadora seguida en el
convictorio carolino.
Dejó la docencia para incorporarse a la revolución iniciada
por el general Ramón Castilla, en Arequipa, y contribuyó a decidir la abolición
del tributo de los indígenas y la emancipación de los esclavos (1854), por las
cuales había abogado teóricamente en sus clases. Triunfante la revolución en la
batalla de La Palma (5 de enero de 1855), fue nombrado rector del convictorio
de San Carlos, y durante su gestión se esforzó por contrarrestar la influencia
de Herrera.
Luego fue elegido diputado por la provincia de Pasco, pasando
a integrar la Convención Nacional de 1855, convocada para dar una nueva
Constitución, en reemplazo de la de 1839. Al instalarse dicha Convención el 13
de julio de 1855, Gálvez fue elegido como Secretario, siendo reelegido en las
sucesivas elecciones de 1.º de setiembre, 1.º de octubre y 1.º de noviembre,
desempeñando el cargo hasta el 30 de este mes. El 1.º de febrero de 1856 fue
elegido Presidente, cargo que desempeñó hasta el 28 del mes referido, siendo reelegido
hasta en dos oportunidades más. Luego de arduos debates, los convencionales
dieron la Constitución Liberal de 1856.
Gálvez formó también parte de la Comisión Codificadora del
Código Penal en 1857.
En 1857 Castilla disolvió la Convención Nacional, actitud que
convirtió a Gálvez en un acérrimo opositor, colaborando en el periódico El
Constitucional (3 de abril a 1 de agosto de 1858). Castilla convocó un Congreso
ordinario e hizo que en él se debatiera una nueva Constitución, que fue la
moderada de 1860. Para impedir que prevaleciera esta nueva carta política,
Gálvez formó parte junto con Ricardo Palma y otros liberales y oficiales, de
una conspiración para, según la versión oficial, victimar a Castilla, tomando
por asalto su casa de la calle de las Divorciadas (23 de noviembre de 1860).
Fracasado el intento, tuvo que asilarse en la legación de Chile en Lima y salir
al destierro, rumbo a Europa.
Combate del 2 de mayo del Callao.
El 14 de diciembre de 1860 partió del Callao, con uno de sus
menores hijos, con destino a Panamá, viajando a París y luego a Ginebra.
Retornó al Perú el 2 de noviembre de 1862 y se consagró a la abogacía. Al año
siguiente se doctoró en Jurisprudencia en la Universidad Mayor de San Marcos,
con una tesis sobre el carácter autónomo de las instituciones científicas con
respecto al Estado.
En 1865 fue elegido decano del Colegio de Abogados de Lima y
desde esa investidura criticó la actitud pasiva del presidente Juan Antonio
Pezet ante la agresión de la Escuadra Española del Pacífico, siendo por ello
desterrado nuevamente a Chile. Retornó al Perú y se unió en Chincha a la
revolución encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado, a quien solicitó
que se le permitiera combatir.
Fue aceptada su solicitud y se le otorgó el grado de coronel.
Tras el triunfo de la revolución y la instauración de la dictadura de Prado,
fue designado como secretario (ministro) de Guerra y Marina, integrando el
famoso Gabinete de los Talentos, del que fue líder (1865).
El dictador Mariano Ignacio Prado y su “Gabinete de los
Talentos”. José Gálvez Egúsquiza, José María Químper, Manuel Pardo y Lavalle,
José Simeón Tejeda y Toribio Pacheco y Rivero.
Cuando en abril de 1866 se enteró del manifiesto efectuado
desde la fragata capitana Numancia por el almirante Casto Méndez Núñez,
comandante de la Escuadra Española, amenazando con bombardear el Callao en un
plazo de cuatro días, Gálvez asumió la dirección de la defensa del puerto y
construyó una serie de baterías, emplazadas al norte y sur, situando los
endebles y escasos barcos de guerra al centro. En la defensa norte se ubicaba
la torre de Junín, el fuerte de Ayacucho y el famoso cañón del pueblo; en las
baterías del sur el fuerte de Santa Rosa, la torre de la Merced, que era
giratoria y blindada y la batería Zepita que estaba frente a la Mar Brava.
El 2 de mayo de 1866, en las primeras horas del combate, uno
de los cañones Blakely del fuerte de Santa Rosa se inutilizó. Lo lamentable fue
que una bomba de la fragata española Almansa, penetró por una de las puertas y
cayó en unos depósitos de pólvora, lo que se provocó una inmensa explosión que
destruyó la torre de la Merced, donde se hallaba Gálvez, junto con algunos
oficiales y soldados, muriendo todos heroicamente.
Al día siguiente el Gobierno dio un Decreto ordenando que en
el Batallón de Artillería de Plaza se considere a Gálvez como «Primer Jefe». Y
cuando se leyó su nombre en el acto de revista, el comandante contestó: «Muerto
heroicamente en la Defensa de la Patria y en Honor de América».
Gálvez fue enterrado en un mausoleo en el Cementerio
Presbítero Maestro.
Héroe civil y caudillo liberal
José Gálvez Egúsquiza con razón puede ser considerado el más
grande héroe civil del Perú, comparable en dimensión a Miguel Grau y a
Francisco Bolognesi (marino y soldado, respectivamente). Jorge Guillermo Leguía
lo llama "formidable orador y caudillo demócrata" y elogia así la
obra que emprendieron Sebastián Lorente y los hermanos Pedro y José Gálvez Egúsquiza
desde las aulas del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe contraponiendo los
ideales liberales de democracia e igualdad al conservadurismo de Bartolomé
Herrera en el Convictorio de San Carlos:
"El Convictorio ultramontano de Herrera causó la resurrección
del liberalismo rodríguez-mendocino [se refiere al precursor de la
independencia peruana don Toribio Rodríguez de Mendoza] y su adaptación a las
ideas de 1848. Frente a San Carlos, que propugnaba una jerarquía con dejos
coloniales, se alzó el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe; y frente a
Herrera surgieron el español Sebastián Lorente (...) y los cajamarquinos Pedro
y José Gálvez Egúsquiza.
El glorioso triunvirato liberal, además de combatir el
aspecto retrógrado de la propaganda herreriana, luchó intelectual y cívicamente
por la igualdad. Y no satisfecho con su noble prédica, abandonó el aula por la
quebrada del montonero y el campo de batalla revolucionario, en los cuales
impuso la abolición de la esclavitud de los negros y la supresión del tributo
de los indios.
"Llegados sus prohombres al gobierno, José Gálvez fue
nombrado rector del Colegio de San Carlos e inició la reforma de la
Universidad, sancionada por el gobierno dictatorial de Castilla. José Gálvez,
el integérrimo e integral hombre público de Chontapaccha que había bregado por
la libertad física de los negros, acometió la cruzada de conquistar la libertad
de las mentes; y en su rectorado, tan fugaz como brillante, trajo al
Convictorio la más ilustre pléyade que haya nunca ingresado en estos claustros
[los de la “Casona” de San Marcos”, en el centro de Lima]. Demás está agregar
que ni Antonio Raimondi, ni Mateo Paz Soldán, ni Wenceslao Garaicochea, los
egregios hombres de ciencia llamados por el formidable orador y caudillo
demócrata, poseían ideología oscurantista.
"La intervención de Gálvez en la Universidad abre
gallardamente la cuarta etapa de San Marcos: la etapa profesional".
Así el gran José Gálvez Egúsquiza salió del rectorado del San
Carlos restaurado en el liberalismo para asumir las más altas responsabilidades
en la Secretaría de Defensa hasta organizar la respuesta civil y militar del
Callao frente a la arrogancia de la monarquía española que pretendía dar una
lección a las naciones del Pacífico sudamericano.
El monumento en la Plaza Dos de Mayo
Tras la inmolación de José Gálvez Egúsquiza en el combate del
2 de mayo de 1866, en 1874 se inauguró en el que fuera Óvalo de la Reina,
frente a la portada del Callao de la antigua muralla de Lima, la columna de la
victoria del Combate del combate del 2 de mayo. Originalmente el diseño debía
llevar el busto de Gálvez en su cúspide, pero luego se acordó reemplazarlo por
la estatua de la Victoria, pues se consideró que el monumento debería tributar
homenaje a todos los defensores del Callao y no solo a un individuo en
particular.
El viajero alemán Ernest W. Middendorf a fines del siglo XIX
describe así este monumento:
“Al centro de un espacio circular, que está separado del
resto de la plaza por pequeños postes y cadenas, se eleva una columna estriada
que mantiene sobre una esfera la figura aérea y dorada de la diosa de la
Victoria. La figura mira hacia el lado del mar y sostiene en la mano derecha en
alto una espada corta y en la izquierda una palma. La base de la columna es
cilíndrica y está constituida por tres altas gradas de granito.
Luego sigue el zócalo, que está protegido por una reja de
fierro. En sus partes laterales se ven placas de bronce y en relieve
representaciones de escenas de la lucha; encima va un capitel cuadrado sobre el
que se alza la columna y sobre cuyos lados se apoyan cuatro figuras de mujeres
como símbolo de las cuatro repúblicas americanas aliadas [Chile, Bolivia,
Ecuador y Perú].
En la parte que se orienta al mar se encuentra sobre una
pequeña plataforma la figura que reproduce la muerte del coronel Gálvez, y
debajo de ella se lee la inscripción: “A los defensores del Perú y de América
que renovando las glorias de la independencia rechazaron la invasión española y
sellaron la unión americana en el Callao el dos de mayo de 1866.
Muchas calles y plazas de las ciudades peruanas llevan
también los nombres de José Gálvez y del glorioso combate del 2 de mayo.
Descendencia
El 7 de setiembre de 1846 contrajo matrimonio en la Iglesia
del Milagro de Lima con Ángela Moreno y Maíz, hija del sargento mayor José
Moreno y Mantilla y de María del Carmen Maíz, quien pertenecía a una acaudalada
familia dedicada a negocios mineros.
https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_G%C3%A1lvez_Eg%C3%BAsquiza
Daniel Alcides Carrión
Daniel Alcides Carrión García (Cerro de Pasco, 13 de agosto
de 1857 - Lima, 5 de octubre de 1885) fue un estudiante de medicina y científico
peruano. Es reconocido por inocularse sangre contaminada con la bacteria
Bartonella bacilliformis para contraer la «verruga peruana» o «Fiebre de la
Oroya» ahora conocida como «enfermedad de Carrión», a modo de estudiar su
desarrollo y evolución en el infectado.
En la actualidad se lo considera como «mártir de la medicina
peruana» gracias a su sacrificio y heroica acción.
Biografía
Daniel Alcides Carrión García nació en Cerro de Pasco el 13
de agosto de 1857, fue un estudiante de medicina de Perú, hijo del médico
ecuatoriano Baltasar Carrión Torres y de Dolores García Navarro. A la edad de
14 años se trasladó a la ciudad de Lima e ingresó al Colegio Nuestra Señora de
Guadalupe, donde cursó de 1874 a 1878, estudios de educación secundaria y media
con calificaciones excelentes. Una vez alcanzado el título de bachiller, se
matriculó en 1878, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos, para cursar la carrera de Medicina.
Durante sus estudios médicos, manifestó inquietudes por
conocer una enfermedad característica de algunos valles centrales peruanos,la
denominada "verruga peruana".
Llevado por su espíritu de investigación y un nacionalismo
científico, al ver que médicos chilenos estaban desarrollando investigaciones
sobre la verruga peruana, decidió inocularse secreciones extraídas de verrugas
de un paciente, con el fin de reproducir la verruga peruana. Así, el 27 de
agosto de 1885 acudió a la Sala de las Mercedes del Hospital Dos de Mayo de
Lima, y le solicitó al médico Evaristo Chávez que le hiciera la inoculación de
sangre macerada de una tumoración verrugosa de un paciente varón de 14 años
llamado Carmen Paredes.
A los veintiún días sintió los primeros síntomas de la fiebre
de la oroya, que continuó con su evolución característica, ante la angustia de
sus profesores y amigos. Carrión escribió personalmente su historia clínica
hasta el 26 de septiembre de 1885, en que agobiado por la fiebre y la anemia
grave, entró en delirio. A su solicitud, sus compañeros siguieron escribiendo
el documento clínico que había iniciado.
Contribuciones de Daniel Alcides Carrión
Uno de los objetivos fundamentales de la historia medicinal es el estudio y enfrentamiento del hombre a las enfermedades para su conocimiento y dominio a través de los tiempos. La verruga peruana era conocida por los incas, quienes tenían palabras para designarla.
Carrión fue trasladado
a la clínica francesa Maison de Santé (en Lima), el 4 de octubre de 1885
recibió como medida de último recurso inyecciones de ácido fénico endovenoso,
entró en coma y falleció el 5 de octubre.
Habían transcurrido cuarenta días desde la
inoculación.89Alcanzó a expresar el deseo de que los estudios siguieran
adelante, consciente de haber contribuido al mejor conocimiento de la dolencia
que hoy lleva su nombre. Gracias a su sacrificio sabemos hoy que la verruga
peruana y la fiebre de la Oroya son una misma patología.
Muerte
Carrión en el año de su fallecimiento tenía 28 años, era
alumno de 6º año de la Facultad de Medicina de "San Fernando" de la
Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Decana de América). Fue Estudiante
Externo de Medicina del Hospital Maison de Santé, é Interno de Medicina de los
Hospitales 2 de Mayo y San Bartolomé.
Como estudiante del último año de Medicina Humana investigaba
la enfermedad denominada Verruga Peruana para su tesis de bachiller. Se
encontraba realizando el Internado de Medicina en el Hospital de San Bartolomé
y revisaba las historias clínicas de pacientes del Hospital 2 de Mayo a donde
llegaba la mayor cantidad de personas con esta enfermedad.
Él optó por la autoexperiencia, un método de investigación
válido en esa época. El 27 de agosto de 1885, el Dr. Leonardo Villar, jefe de
la sala y el Dr. Evaristo M. Chávez le practicó cuatro inoculaciones en los
brazos a Carrión, y los primeros síntomas de la enfermedad se presentaron 23
días después, el 20 de septiembre, día a día escribía la evolución de la
enfermedad hasta los últimos momentos que pudo hacerlo, hasta que, ya
encontrándose muy enfermo fue llevado al Hospital Maison de Santé para recibir
una transfusión sanguínea según fue indicado por junta médica, pero esta no se
realizó por su mal estado general. Se debe tener en cuenta que en esa época aún
no había reposición de fluidos y las transfusiones de sangre no eran seguras.
Falleció el 5 de octubre de 1885 en una cama del Hospital
Francés de Lima (actual clínica Maisón de Santé), de una enfermedad que la
medicina de su época no pudo diagnosticar ni tratar adecuadamente. Sin embargo,
la autoexperiencia de Carrión sirvió para demostrar que la Fiebre de la Oroya y
la Verruga Peruana son la misma enfermedad, además significó un incentivo para
que los médicos peruanos continúen investigando.
Honores después de su muerte
Cada 5 de octubre, se celebra en Perú el Día de la Medicina
Peruana, en conmemoración de su fallecimiento.
En 1985, Facultad de Medicina de la Universidad Nacional San
Luis Gonzaga de Ica, le otorga de manera póstuma el Grado de Bachiller en
Medicina y el Título de Médico Cirujano.
Durante el gobierno de Alberto Fujimori, por Ley N° 25342,
promulgada el 7 de octubre de 1991, lo declara Héroe Nacional de la Medicina
Peruana.
La Universidad Nacional Mayor de San Marcos, le otorga el
Grado de Doctor Honoris Causa en 1995.
Cenotafio de Daniel Alcides Carrión en el Cementerio
Presbítero Matías Maestro.
En la actualidad, su nombre lo llevan:
La provincia de Daniel Alcides Carrión en el departamento de
Pasco.
El Instituto Superior Tecnológico Público Daniel Alcides
Carrión en la Provincia de Daniel Alcides Carrión.
La Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión en Cerro de
Pasco.
El Estadio Daniel Alcides Carrión, centro futbolístico en la
ciudad de Cerro de Pasco.
La Institución Educativa Emblemática "Daniel Alcides
Carrión" en Cerro de Pasco.
Instituto de Salud Daniel Alcides Carrión.
Facultad de Medicina Humana "Daniel Alcides
Carrión" en la ciudad de Ica
El edificio de patología del Hospital San Juan de Dios en la
ciudad de Bogotá.
El Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión en la Provincia
Constitucional del Callao.
El Instituto de Medicina Tropical Daniel A. Carrión
(Universidad Nacional Mayor de San Marcos)
La Institución Educativa Fiscalizada Daniel Alcides Carrión
en Cuajone, Moquegua.
Y muchos más lugares públicos como privados en su natal Cerro
de Pasco.
https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Alcides_Carri%C3%B3n
Genaro Herrera
Genaro Ernesto Herrera Torres, también citado como Jenaro
Herrera (Moyobamba, provincia litoral de Loreto (hoy departamento de San
Martín), 8 de abril de 1861-Lima, 1 de abril de 1939) fue un escritor,
periodista, investigador, explorador, cartógrafo, abogado y narrador peruano.
Es uno de los máximos representantes de la narrativa
amazónica del siglo XX, sus obras más importantes son Apuntes históricos sobre
la fundación del apostadero y ciudad de Iquitos publicado en 1907, y Leyendas y
Tradiciones de Loreto publicado en 1918, esta última es considerada la base de
la historia contemporánea amazónica.
Realizó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad
natal Moyobamba, en su juventud decidió irse a Lima y postular a la Universidad
Nacional Mayor de San Marcos en derecho donde conoció a Ricardo Palma, también
sirvió como voluntario en la defensa de Lima durante la Guerra del Pacífico.
Su primer trabajo fue ejercer el título de Juez de Moyobamba,
cargo que se le fue impuesto luego de rehusarse a ser juez en Huaraz según el
propio Herrera la selva debía también debería tener derecho a la justicia,
siguió ejerciendo el cargo de juez en otras ciudades amazónicas hasta 1895.
En 1907 durante todo el año publica en Iquitos diversas obras
como: Comandancia General de Maynas, apuntes históricos y geográficos,
Almanaque Loretano Comercial, Los caucheros (apuntes sociológicos y económicos)
un clima calumniado, Plantas útiles del departamento de Loreto. Durante su
estadía en Iquitos y Lima trabajó para diversos diarios como periodista y
redactor de artículos; En Lima trabajó para el diario El Ateneo y en Iquitos
fundó El Loreto Comercial durante su carrera como redactor de artículos
aprovechó siempre en escribir poemas y publicarlos en dichos diarios, el diario
que más poemas contiene de Herrera es El Loreto Gráfico. Fue teniente alcalde
de Iquitos en el año de 1913 y terminado su gobierno se retiró a Lima donde
murió el 1 de abril de 1939.
Obras
Publicadas en vida
Comandancia General de Maynas, apuntes históricos y
geográficos.
Almanaque Loretano Comercial.
Los caucheros (apuntes sociológicos y económicos) un clima
calumniado.
Plantas útiles del departamento de Loreto.
Leyenda y Tradiciones de Loreto.
Publicación póstuma
Loretanos Célebres durante la República.
Apuntes históricos sobre la fundación del apostadero y ciudad
de Iquitos.
La exploración de Carlos María La Condamine al Amazonas.
El proceso de la independencia de la añeja, lejana y extraña
provincia de Maynas.
El patriotismo de la mujer peruana en la primera etapa de
nuestra emancipación política.
Historia de las calles de la ciudad de Lima e Iquitos.
Monografía Geográfica – Financiera – Industrial e Histórica
acerca del departamento de Loreto.
Monografía Geográfica – Financiera – Industrial e Histórica
acerca del departamento de Lambayeque.
Monografía Geográfica – Financiera – Industrial e Histórica
acerca del departamento de San Martín.
Bibliografía de loretanos ilustres a través del tiempo.
Diccionario de loretanos ilustres a través del tiempo.
Diccionario de loretanismos, estudio lexicográfico.
Bibliografía loretana.
Cartografía loretana.
Murió en 1941.
https://es.wikipedia.org/wiki/Genaro_Herrera
Francisco de Requena y Herrera.
Francisco Policarpo Manuel Requena y Herrera (*Mazalquivir,
1743 - † Madrid, 1824) fue un ingeniero y militar español que participó en la
Demarcación de los Límites Hispano-Lusos en la cuenca del Amazonas (s. XVIII).
Su célebre Informe al Rey de España, fue decisivo en la reincorporación de la
Comandancia General de Maynas al Virreinato del Perú, «desde el cual era más
accesible y más fácil su gobierno».
Biografía
Francisco Requena y Herrera, y había nacido en Mazalquivir
(Orán), el 26 de enero de 1743. Fueron sus padres el contralor de Artillería,
don Francisco Requena y Molina y doña María Herrera Cabello. Estuvo casado con
doña María Luisa Santisteban.
A los 15 años se incorporó al ejército español, el 4 de marzo
de 1758 ingresa en el Regimiento de Ingenieros Cadetes de Orán, en donde permanece aproximadamente 3 años. Como alférez de ingenieros, el 22 de febrero
de 1764, es destinado a Panamá (Virreinato de Nueva Granada), hacia donde
embarca en mayo del mismo año.
El 12 de junio de 1765, Requena asciende al grado de
teniente. Recibida la orden de atender las obras de fortificación y de la Real
Contaduría de Portobelo, se le encarga también la construcción de un fuerte en
las riberas del río Bayano, ya que el que existía en Ferable había sido anegado
por las aguas. Hacia fines de 1768, el virrey le encomienda la restauración y
el revestimiento del castillo de San Lázaro, en Cartagena de Indias.
Cumplidos los cinco años reglamentarios de estancia en
América y recibida la real orden de S. M. para regresar a España con fecha 12
de enero de 1769, en Cartagena de Indias el virrey de Santa Fe, Don Pedro
Messía de la Cerda, viendo la capacidad de Francisco Requena, se le encarga
levantar el plano del río y la ciudad y puerto de Santiago de Guayaquil, con
todos los proyectos necesarios para fortificarla. a pesar de soportar un clima
duro Francisco Requena permaneció residiendo en Guayaquil, alrededor de 5 años.
En julio de 1774, por otra superior orden, deja esta ciudad,
para cumplir en Cuenca otra misión que el virrey le encomendaba y que luego de
6 meses retorna a Guayaquil, ascendido ya a capitán el 21 de junio de 1776,
donde se encarga de los Planos y edificios para una Fábrica de Tabacos.
Hacia finales del siglo XVIII, el problema de las fronteras
en el Amazonas, seguía sin solución. Mediante real orden del 6 de junio de
1778, firmada en Aranjuez y enviada a los virreyes del Perú, Santa Fe, y Buenos
Aires, se determina la formación de las Juntas de Demarcación de Límites,
encomendando a este último virreinato, de reciente creación, las Partidas 1.ª,
2.ª y 3.ª, mientras que al de Santa Fe queda encomendada la 4.ª Partida.
Conocida la real orden, se nombra a don José García de León como primer
comisario y gobernador de Maynas, y con él, su ayudante, don Francisco Requena
y Herrera.
Pero como García de León es nombrado Presidente de la
Audiencia de Quito, por real orden del 10 de mayo de 1779, Requena es designado
interinamente gobernador de Maynas y primer comisario de la 4.ª Partida de la
Comisión de Límites con Portugal. Como gobernador de esta importante región
amazónica, dejó una Descripción del gobierno de Maynas y Misiones en él
establecidas, formada por el Coronel Francisco Requena y Herrera mediante el
Tratado Preliminar de Límites, desde el 1777, hasta el año de 1793, en el que
retornará a España.
El 8 de octubre de 1802, fue ascendido en su graduación
militar al empleo de mariscal de campo.
En Cádiz, fue nombrado consejero de Estado, por las Cortes de
1812, y allí permaneció hasta su traslado con el gobierno, a la Corte de
Madrid, donde en septiembre de 1814. Caballero de la Real y Militar Orden de
San Hermenegildo, fue también nombrado decano del Consejo de Indias, cargo que
ejerció durante los años, que van de 1816 a 1820.
Falleció el 1 de febrero de 1824, en la ciudad de Madrid.
Premios y reconocimientos
Llevan su nombre:
La ciudad de Requena en la región Loreto fue nombrada en
honor a él.
Un distrito y una provincia del actual departamento de
Loreto,
La capital del distrito de Requena
Murió en Madrid en 1824.
https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Requena
Fernando Lores Tenazoa.
Fernando Lores Tenazoa, (Iquitos, 27 de abril de 1906-Güeppí,
26 de marzo de 1933) militar peruano, héroe de la guerra colombo-peruana de
1933. La Escuela de Educación Superior Tecnológico Público del Ejército – ETE
“Tnte. Fernando Lores Tenazoa”, es el Alma Mater de los Sub - Oficiales del
Ejército
Biografía
Hijo de Benito Eugenio Lores Hurtado (limeño) y María
Prostasia Tenazoa Vásquez (tarapotina). Su padre era comisario del Putumayo y
jefe de la lancha “Iquitos”. Fue el tercero de cinco hermanos. Cursó su
educación primaria en el Colegio Departamental de Iquitos, culminándola en
1918. Ante el abandono paterno, pasó los años de su adolescencia desempeñando
pequeños y eventuales oficios.
Tenía 20 años de edad cuando decidió ir a Lima. Ingresó como
voluntario a la sección de clase de la Escuela Militar de Chorrillos (1928) y
ascendió sucesivamente a cabo (1929) y sargento (1930). Fue incorporado al
Batallón de Zapadores N. º 2 donde sirvió hasta marzo de 1931, cuando pidió su
baja. Retornó entonces a Iquitos, pero al estallar el conflicto con Colombia en
1932, solicitó su regreso al ejército, siendo readmitido a principios de 1933.
Fue destinado a reforzar la guarnición de Güeppí, en las
nacientes del río Putumayo. Zarpó de Iquitos a bordo de la lancha “Clavero” el
19 de febrero de 1933. Surcó el río Napo hasta Cabo Pantoja, siguió por el río
Aguarico y luego tomó enmarañadas trochas de la selva, hasta llegar a su
destino. Eran apenas 194 soldados peruanos quienes defendían el puerto fluvial
de Guepí, contando con elementos precarios, al igual que el resto de las
fuerzas que defendían la frontera del Putumayo. Tan así, que se usaba el
primitivo sistema de tambores o manguaré para comunicarse entre puestos
cercanos.
Las fuerzas colombianas tomaron la iniciativa y contando con
abrumadora superioridad numérica (1.300 efectivos) y de armamento, atacaron
Güeppí por vía fluvial y aérea, el 26 de marzo de 1933 Combate de Güepí. Al
sargento Lores se le encomendó la defensa de una de las secciones en que fue
dividido el puesto de Guepí, teniendo a su mando siete soldados. Iniciado el
combate, Lores se destacó en la defensa, corriendo de un lado a otro y
disparando su fusil ametralladora sobre el enemigo que avanzaba. Pese a sufrir
numerosas heridas de bala, siguió luchando hasta exhalar su último aliento.
Homenajes
Una calle de Iquitos lleva su nombre. Por Ley N.º 8311, del 8
de junio de 1936, dada por el segundo gobierno de Óscar R. Benavides, fue
creado el distrito de Fernando Lores, como parte de la provincia de Maynas del
departamento de Loreto.
Por RM N° 7336, el 28 de setiembre de 1951, se resuelve designar con el nombre de
"Sargento 2do. Fernando Lores Tenazoa a la escuela N° 161, posteriormente
cambia el nombre por, Institución Educativa Primaria Secundaria de Menores N°
61010 "Fernando Lores Tenazoa"
https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Lores_Tenazoa
Pedro Portillo
Pedro Portillo Silva (Huacho, 1 de agosto de 1856 - † Lima,
15 de junio de 1916) fue un militar y explorador peruano que participó en la
Guerra del Pacífico. Fue prefecto de Ayacucho (1896-1900); ministro de Guerra y
Marina (1900-1901); prefecto de Loreto (1901-1904); ministro de Fomento y Obras
Públicas (1906-1908 y 1913-1914) y senador por Loreto (1913-1916). Se destacó
como defensor y explorador de los ríos de la Amazonía peruana. Es autor de uno
de los más completos mapas de dicha región.
Biografía
A los 23 años se incorporó al ejército peruano, durante la
Guerra del Pacífico para defender su patria. Fue enviado al sur en la División
de La Cotera, participando en las batallas de San Francisco y Tarapacá.
Participó, además, en la defensa del Morro de Arica.
Fue subprefecto de Chancay, prefecto de Ayacucho (1896-1900),
ministro de Guerra y Marina (1900-1901) y prefecto de Loreto (1901-1904).
Como prefecto del departamento de Ayacucho, realizó varios
viajes de exploración sobre el territorio de su jurisdicción, y con el
conocimiento adquirido, habilitó importantes vías de comunicación. Así,
construyó el puente de Pongora entre Huanta y Ayacucho, y fundó varios puertos
fluviales como Huaura y Bolognesi en las márgenes del río Apurímac, Carranza
sobre el río Mantaro y Raimondi en la confluencia del Tambo y el Urubamba.
Como prefecto de Loreto, se manifestó como administrador
eficiente y progresista, a la vez que se encargó de explorar los ríos
amazónicos. Recorrió la región del río Pichis, el Pongo de Manseriche, la
cuenca del río Perené, navegando, además, por los ríos Marañón, Amazonas,
Yavarí, Putumayo, Napo y la parte baja de los ríos Tigre, Morona, Pastaza y
Ucayali. Contribuyó así a la confección del Atlas del departamento de Loreto.
Asimismo, defendió los límites peruanos rechazando la infiltración ecuatoriana
en el río Napo en las acciones de Angoteros y Torres Causana bajo la dirección
del capitán Chávez Valdivia y del alférez de marina Óscar Mavila.
Luego fue Ministro de Fomento y Obras Públicas (1906-1908),
Senador por Loreto (1913-1916),1234 y nuevamente Ministro de Fomento (1913 a
1914). Por esos años volcó desinteresadamente sus conocimientos geográficos en
el Archivo de Límites.
Víctima de una penosa enfermedad, falleció en su domicilio de
Lima, a los 60 años de edad.
Importancia
Sus trabajos de exploración fueron de vital importancia, ya
que perfeccionaron y complementaron las observaciones geográficas del sabio
italiano Antonio Raimondi. Hizo aportes valiosos para el Boletín de la Sociedad
Geográfica de Lima.
Su labor como geógrafo ha sido reconocida por distintas
personalidades como Jorge Basadre, quien cita que un funcionario colombiano
aseveró que si el Perú conservaba el Putumayo en realidad se lo debía a Pedro
Portillo. Asimismo Víctor Andrés Belaunde lo calificó como el Requena del siglo
XX “por su sentido imperial, la misma audacia, semejante talento ejecutivo e
idéntica visión certera sobre los destinos de Maynas”.
Juan Castañeda Murga en Forjadores del Perú.
Publicaciones
Las montañas de Ayacucho y los ríos Apurímac, Mantaro, Ene,
Perené, Tambo, Alto Ucayali (1901)
Apuntes de la historia de Huamanga y estado actual de la
diócesis (1903)
Mapa del Perú (1906)
Contribución a la geografía de Loreto (1909).
Acontecimientos realizados con los ecuatorianos, colombianos
y brasileños en los ríos Napo, Putumayo, Yurúa y Purús durante los años de 1901
a 1904 (1909).
Reconocimientos
Llevan su nombre:
Una provincia del actual departamento de Ucayali;
El Batallón de infantería No. 19 del Ejército Peruano, que
participó en el conflicto con el Ecuador;
La capital del distrito de Yurúa
https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Portillo
Para el próximo jueves 4 de mayo de 2023 seguiré publicando la historia de destacados personajes del Perú.
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