domingo, 30 de abril de 2023

 


Juan Santo Atahualpa.

 

Juan Santos Atahualpa (Cuzco, ¿1710? - ¿Metraro?, ¿1756?)

 

Fue un dirigente mestizo de raíces quechuas de una importante rebelión indígena que estalló en 1742, cuyo propósito era restaurar el Imperio de los incas y expulsar a los españoles.

 

Al frente de las tribus selváticas, logró tener un control revolucionario extenso del territorio de la selva central del Virreinato del Perú, amagando la sierra central. Si bien la rebelión no llegó a extenderse más allá de esos límites, tampoco pudo ser sometida por la autoridad virreinal, la sofocación de esta revolución fue disuelta posiblemente por protestas internas. Juan Santos desapareció misteriosamente hacia el año 1756, desconociéndose la fecha y las circunstancias de su fallecimiento.

 

Datos biográficos

 

Lo poco que se sabe de la vida de este caudillo antes del año 1742 nos lo han transmitido los religiosos que se entrevistaron con él y que recogieron algunos datos de su boca, por lo demás dudosos. Juan Santos afirmaba ser un descendiente de los incas nacido en el Cusco y criado por los jesuitas. Demostraba tener una gran cultura, pues dominaba el castellano y latín, además del quechua y otros idiomas nativos. También afirmaba que uno de sus maestros jesuitas, al comprobar sus aptitudes intelectuales, lo llevó consigo a Europa (España y Portugal) y África (San Pablo de Luanda, en Angola).

 

Regresó al Perú, que recorrió del Cuzco a Cajamarca. Hacia 1740 se ofreció como ayudante de los misioneros franciscanos de la región de Chanchamayo, en la selva central. Estas misiones habían facilitado la llegada de los españoles interesados en explotar la sal proveniente de un cerro aledaño (Cerro de la Sal), quienes empezaron a usar como mano de obra a los nativos asháninkas, lo que conllevó a una serie de abusos. La idea de la rebelión surgió entonces en Juan Santos, al comprobar la desalmada dominación española que ejercían con total impunidad. Se propuso restaurar el trono de sus antepasados y dar la libertad a los indios.

 

Al momento de estallar la rebelión, Juan Santos contaba de 30 a 40 años de edad. Vestía una cushma o camisón típico de los indios selváticos y llevaba siempre colgada en el pecho una cruz de madera de chonta con cantoneras de plata. Mascaba abundante hoja de coca, a la que denominaba «hierba de Dios». Uno de los frailes franciscanos que lo visitó lo describió como de estatura alta y de piel tostada, añadiendo: «tiene algún vello en los brazos, tiene muy poco bozo, luce bien rapado… es de buena cara; color pálido amestizado; pelo cortado por la frente hasta las cejas, y lo demás desde la quijada alrededor coleteado», es decir, recogido en una coleta, según la moda occidental del siglo XVIII.

 

La rebelión

 

El plan de Juan Santos Atahualpa

 

El movimiento libertario estalló en junio de 1742. Juan Santos se hizo proclamar Apu Inca, aduciendo ser descendiente de Atahualpa. Confiaba en el apoyo de los indios de todo el territorio peruano; llegó incluso a afirmar que estaba relacionado con los ingleses y que una flota británica apoyaría por mar su rebelión.

 

Su meta era restaurar el Imperio inca y expulsar a los españoles y a sus esclavos negros, para inaugurar un nuevo régimen de prosperidad, aunque aseguró que la religión de todos seguiría siendo la católica. Sin embargo, incitó a los indios a que se rebelaran contra los trabajos que les imponían los misioneros católicos y exigió la ordenación de sacerdotes indígenas. Su plan era ganar primero la selva, luego la sierra y finalmente la costa. Por último, se coronaría Inca en Lima.

 

Nombró por teniente suyo a un cacique cristiano llamado Mateo de Asia y mantuvo como ayudante cercano a un negro, Antonio Gatica, que era su cuñado.

 

La extensión de su movimiento

 

El conocimiento que poseía de la lengua quechua y de varias lenguas amazónicas le permitió a Juan Santos ser comprendido prontamente por los indígenas de la selva central, que se plegaron a su lucha con gran entusiasmo. La rebelión logró congregar a los pueblos de la selva central: ashaninka, yanesha y hasta shipibo, es decir, las poblaciones que habitaban las cuencas de los ríos Tambo, Perené y Pichis. Toda esa zona era conocida con el nombre del Gran Pajonal y era territorio de las misiones franciscanas.

 

Juan Santos llegó a contar con más de 2,000 hombres, con los cuales logró controlar la selva central, territorio que, por lo demás, no se hallaba eficazmente regulado por el poder virreinal.

 

Desarrollo de la rebelión



 

Pintura de Gabriel Sala, que representa a Juan Santos Atahualpa en Quimiri, encarando a un grupo de misioneros franciscanos. Estos, considerados cómplices del abuso y explotación de los nativos, fueron expulsados. Biblioteca del Convento de Ocopa.

 

El primer objetivo de los rebeldes fue la reducción de Eneno, para luego seguir con Matranza, Quispango, Pichana y Nijandaris. Destruyeron en total 27 misiones y amenazaron con atacar la sierra.

 

El virrey marqués de Villagarcía ordenó a los gobernadores de la frontera de Jauja y Tarma, Benito Troncoso y Pedro de Milla Campo que se internaran en la región convulsionada, para cercar al rebelde. Así se hizo y Troncoso llegó hasta Quisopango, en donde encontró alguna resistencia, pero logró ahuyentar a los indios. Juan Santos, que rehuyó al encuentro, se dirigió hacia el pueblo de Huancabamba. Desde Tarma salieron fuerzas coloniales para ir en su búsqueda, pero el caudillo mestizo logró ponerse a salvo.

 

Al año siguiente, los españoles organizaron una expedición a Quimiri (hoy La Merced), en el valle de Chanchamayo. Iban bajo el mando del corregidor de Tarma, Alfonso Santa y Ortega, acompañado por el gobernador de la Frontera, Benito Troncoso. El 27 de octubre de 1743 llegaron a Quimiri, donde levantaron un fuerte, que concluyeron en el mes de noviembre. Fue dotado de cuatro cañones y cuatro pedreros, con su correspondiente provisión de municiones. El día 11 de noviembre, el corregidor Santa partió hacia el interior, quedando en el fuerte de Quimiri el capitán Fabricio Bertholi con 60 soldados.

 

Juan Santos, que estaba al tanto de todos los movimientos del adversario, planeó atacar a la pequeña guarnición. Previamente, se apoderó de una remesa de víveres que marchaba con destino al fuerte, iniciando luego el sitio del mismo. Muchos de los soldados españoles perecieron entonces a raíz de una epidemia y en los demás cundió la desmoralización, al extremo que presionados por el hambre algunos desertaron. Entonces, Juan Santos exigió a Bertholi la rendición, mas éste se negó confiando en que le llegarían pronto los refuerzos que había solicitado por intermedio de un religioso que pudo eludir a los insurrectos. Finalmente, Juan Santos decidió atacar el fuerte y todos los españoles fueron muertos. Eran los días finales del año 1743.

 

Mientras tanto, asumió el poder un nuevo virrey, José Antonio Manso de Velasco, futuro conde de Superunda, un militar con mucha experiencia. Juan Santos continuó sus ataques. Tomó el pueblo de Monobamba, el 24 de junio de 1746, extendiendo el radio de acción de su movimiento. Incluso se habló de manifestaciones a su favor en la lejana provincia de Canta.

 

El virrey Manso de Velasco nombró jefe de una tercera expedición a Joseph de Llamas, marqués de Menahermosa. Pero Juan Santos tomó la iniciativa tomando Sonomoro en 1751 y Andamarca el 4 de agosto de 1752. Esto último significaba ya una seria amenaza, porque Andamarca era ya la cordillera y estaba cerca de Tarma, Jauja y Ocopa. La rebelión amenazaba extenderse a la sierra, poblada por una nutrida población indígena, cuyo alzamiento habría dado un giro formidable y decisivo a la misma.

 

El marqués de Menahermosa maniobró para dar alcance a Juan Santos pero este logró eludirlo. El virrey enfureció con los resultados, pues no se había librado una batalla decisiva y el rebelde seguía controlando una gran zona en la selva. Corrieron rumores de que Juan Santos atacaría Paucartambo, que caería sobre Tarma, que asolaría Jauja, pero nada de esto ocurrió. Misteriosamente, el líder mestizo no volvió a realizar sus osados ataques y la región volvió a gozar de paz.



 

Desaparición de Juan Santos

 

Desde el año 1756 no se supo pues nada de Juan Santos. El mismo virrey Manso de Velasco, en su memoria fechada en 1761, escribió al respecto: «desde el año 1756… no se ha dejado sentir el indio rebelde y se ignora su situación y aún su existencia». Una versión dice que hubo una sublevación entre los rebeldes y que Juan Santos tuvo que ordenar la muerte de Antonio Gatica, su lugarteniente y otros hombres por posible traición.

 

Sobre el final de Juan Santos corrieron las más variadas versiones. Una de ellas afirma que murió en Metraro, víctima de una pedrada disparada con una honda en un festejo público; otras afirman que fue envenenado. Otra posibilidad es que haya muerto de vejez. Se dice incluso que habría contado con una especie de mausoleo en Metraro, a donde descansaban sus restos humanos y eran objeto de veneración.

 

Su desaparición y probable muerte tuvo visos legendarios y maravillosos, en el recuerdo de los montañeses. Para unos no había fallecido, creyendo que era inmortal. Para otros habría subido al cielo rodeado de nubes, y volvería en un futuro a la tierra.

 

Fray José Miguel Salcedo aseveró que cuando llegó a San Miguel del Cunivo fue recibido por catorce canoas con unos ochenta hombres con extrañas demostraciones de regocijo, entre ellos dos capitanes del rebelde, quienes le aseguraron que Juan Santos «… murió en Metraro, y preguntándoles a donde había ido me respondieron que al infierno, y que delante de ellos desapareció su cuerpo, echando humo…».

 

El coronel Roberto López, del ejército peruano, afirmó en una carta que muchos indios de las márgenes de los ríos Huallaga, Ucayali y sus afluentes, no creían que había muerto, pues «… un día, en presencia de varias tribus reunidas en el pueblo de Metraro, rodeado de nubes se remontó a los cielos».

 

Para Ossio, Juan Santos Atahualpa asumió atributos para destacar su condición de mesías restaurador del orden. Fue el líder en el cual por primera vez se materializaba la idea del retorno del Inca. Frente al desorden reinante por la corrupción y los abusos de los corregidores, proclamó la abolición del dominio español y la recuperación del reino incaico, en su calidad de descendiente legítimo del último Inca, pero además proclamándose enviado de Cristo y poseído por el Espíritu Santo cristiano. Era la primera expresión del mito de Inkarrí llevada a la acción.

 

De allí que se impuso entre los pueblos selváticos una explicación sobrenatural que afirmaba que el caudillo «se elevó a los cielos en medio de mucho humo» y se corrió la voz de que había prometido regresar. El mesianismo tuvo efecto, pues hasta el día presente muchos todavía aguardan su retorno.

 

Sea como fuera, lo cierto es que el accionar de Juan Santos tuvo un dilatado efecto en la región, pues colonos y misioneros no volverían a ingresar a la selva central peruana hasta ya conformada la República del Perú.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Santos_Atahualpa

 


José Gálvez Egúsquiza

 

José Gálvez Egúsquiza (Cajamarca, 17 de marzo de 1819 - Callao, 2 de mayo de 1866) fue un abogado, catedrático y político liberal peruano. Gran orador, desde la tribuna parlamentaria abogó por reformas de cuño liberal, como la abolición de la esclavitud y del tributo indígena. Presidió en dos ocasiones la Convención Nacional de 1855-1857, congreso constituyente que dio la Constitución Liberal de 1856. Durante el gobierno presidencial de Mariano Ignacio Prado fue secretario (ministro) de Guerra y Marina (1865). Fue uno de los héroes del combate del Dos de Mayo del Callao, donde falleció combatiendo a la escuadra española, convirtiéndose así en símbolo de la independencia de América.

 

El historiador chileno Benjamín Vicuña Mackenna, que lo conoció personalmente, lo retrató así: «Gálvez era un hombre de modesta figura, pequeño de cuerpo, moreno, pálido, con una cabeza cuidadosamente peinada, esmerado en su traje y de modales en extremo suaves y atractivos. Pero bajo esa apariencia fría y dulce ocultaba un gran corazón y una inteligencia vasta y desarrollada».

 

Biografía

 

Sus padres fueron el coronel limeño José Manuel Gálvez Paz y María Micaela Egúsquiza y Aristizábal. Fue el mayor de los célebres hermanos Gálvez, junto con el político Manuel María Gálvez Egúsquiza y el líder liberal y magistrado Pedro Gálvez Egúsquiza. Sus primeros estudios los hizo en el Colegio Central de Ciencias y Artes de Cajamarca, regentado por el Presbítero Juan Pío Burga. Culminado sus estudios, ayudó por algún tiempo a sus padres en las labores de su Hacienda Catudén.

 

En 1842 se trasladó a Lima, matriculándose en el convictorio de San Carlos, cuyo rector era el famoso clérigo Bartolomé Herrera. Se graduó de bachiller en Sagrados Cánones en 1843 y se recibió de abogado en 1845. Durante cinco años ejerció su profesión en la zona de Cerro de Pasco y Tarma (sierra central).

 

En 1850 volvió a Lima, y se incorporó al Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe como profesor de Filosofía Moral, Psicología, Lógica y Teodicea. En 1852 fue nombrado director del mismo en reemplazo de su hermano Pedro Gálvez e imprimió una acentuada tendencia liberal en los estudios, contrastando con la orientación conservadora seguida en el convictorio carolino.

 

Dejó la docencia para incorporarse a la revolución iniciada por el general Ramón Castilla, en Arequipa, y contribuyó a decidir la abolición del tributo de los indígenas y la emancipación de los esclavos (1854), por las cuales había abogado teóricamente en sus clases. Triunfante la revolución en la batalla de La Palma (5 de enero de 1855), fue nombrado rector del convictorio de San Carlos, y durante su gestión se esforzó por contrarrestar la influencia de Herrera.

 

Luego fue elegido diputado por la provincia de Pasco, pasando a integrar la Convención Nacional de 1855, convocada para dar una nueva Constitución, en reemplazo de la de 1839. Al instalarse dicha Convención el 13 de julio de 1855, Gálvez fue elegido como Secretario, siendo reelegido en las sucesivas elecciones de 1.º de setiembre, 1.º de octubre y 1.º de noviembre, desempeñando el cargo hasta el 30 de este mes. El 1.º de febrero de 1856 fue elegido Presidente, cargo que desempeñó hasta el 28 del mes referido, siendo reelegido hasta en dos oportunidades más. Luego de arduos debates, los convencionales dieron la Constitución Liberal de 1856.

 

Gálvez formó también parte de la Comisión Codificadora del Código Penal en 1857.

 

En 1857 Castilla disolvió la Convención Nacional, actitud que convirtió a Gálvez en un acérrimo opositor, colaborando en el periódico El Constitucional (3 de abril a 1 de agosto de 1858). Castilla convocó un Congreso ordinario e hizo que en él se debatiera una nueva Constitución, que fue la moderada de 1860. Para impedir que prevaleciera esta nueva carta política, Gálvez formó parte junto con Ricardo Palma y otros liberales y oficiales, de una conspiración para, según la versión oficial, victimar a Castilla, tomando por asalto su casa de la calle de las Divorciadas (23 de noviembre de 1860). Fracasado el intento, tuvo que asilarse en la legación de Chile en Lima y salir al destierro, rumbo a Europa.



 

Combate del 2 de mayo del Callao.

 

El 14 de diciembre de 1860 partió del Callao, con uno de sus menores hijos, con destino a Panamá, viajando a París y luego a Ginebra. Retornó al Perú el 2 de noviembre de 1862 y se consagró a la abogacía. Al año siguiente se doctoró en Jurisprudencia en la Universidad Mayor de San Marcos, con una tesis sobre el carácter autónomo de las instituciones científicas con respecto al Estado.

 

En 1865 fue elegido decano del Colegio de Abogados de Lima y desde esa investidura criticó la actitud pasiva del presidente Juan Antonio Pezet ante la agresión de la Escuadra Española del Pacífico, siendo por ello desterrado nuevamente a Chile. Retornó al Perú y se unió en Chincha a la revolución encabezada por el coronel Mariano Ignacio Prado, a quien solicitó que se le permitiera combatir.

 

Fue aceptada su solicitud y se le otorgó el grado de coronel. Tras el triunfo de la revolución y la instauración de la dictadura de Prado, fue designado como secretario (ministro) de Guerra y Marina, integrando el famoso Gabinete de los Talentos, del que fue líder (1865).

 



El dictador Mariano Ignacio Prado y su “Gabinete de los Talentos”. José Gálvez Egúsquiza, José María Químper, Manuel Pardo y Lavalle, José Simeón Tejeda y Toribio Pacheco y Rivero.

 

Cuando en abril de 1866 se enteró del manifiesto efectuado desde la fragata capitana Numancia por el almirante Casto Méndez Núñez, comandante de la Escuadra Española, amenazando con bombardear el Callao en un plazo de cuatro días, Gálvez asumió la dirección de la defensa del puerto y construyó una serie de baterías, emplazadas al norte y sur, situando los endebles y escasos barcos de guerra al centro. En la defensa norte se ubicaba la torre de Junín, el fuerte de Ayacucho y el famoso cañón del pueblo; en las baterías del sur el fuerte de Santa Rosa, la torre de la Merced, que era giratoria y blindada y la batería Zepita que estaba frente a la Mar Brava.

 

El 2 de mayo de 1866, en las primeras horas del combate, uno de los cañones Blakely del fuerte de Santa Rosa se inutilizó. Lo lamentable fue que una bomba de la fragata española Almansa, penetró por una de las puertas y cayó en unos depósitos de pólvora, lo que se provocó una inmensa explosión que destruyó la torre de la Merced, donde se hallaba Gálvez, junto con algunos oficiales y soldados, muriendo todos heroicamente.

 

Al día siguiente el Gobierno dio un Decreto ordenando que en el Batallón de Artillería de Plaza se considere a Gálvez como «Primer Jefe». Y cuando se leyó su nombre en el acto de revista, el comandante contestó: «Muerto heroicamente en la Defensa de la Patria y en Honor de América».

 

Gálvez fue enterrado en un mausoleo en el Cementerio Presbítero Maestro.

 

Héroe civil y caudillo liberal

 

José Gálvez Egúsquiza con razón puede ser considerado el más grande héroe civil del Perú, comparable en dimensión a Miguel Grau y a Francisco Bolognesi (marino y soldado, respectivamente). Jorge Guillermo Leguía lo llama "formidable orador y caudillo demócrata" y elogia así la obra que emprendieron Sebastián Lorente y los hermanos Pedro y José Gálvez Egúsquiza desde las aulas del Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe contraponiendo los ideales liberales de democracia e igualdad al conservadurismo de Bartolomé Herrera en el Convictorio de San Carlos:

 

"El Convictorio ultramontano de Herrera causó la resurrección del liberalismo rodríguez-mendocino [se refiere al precursor de la independencia peruana don Toribio Rodríguez de Mendoza] y su adaptación a las ideas de 1848. Frente a San Carlos, que propugnaba una jerarquía con dejos coloniales, se alzó el Colegio de Nuestra Señora de Guadalupe; y frente a Herrera surgieron el español Sebastián Lorente (...) y los cajamarquinos Pedro y José Gálvez Egúsquiza.

 

El glorioso triunvirato liberal, además de combatir el aspecto retrógrado de la propaganda herreriana, luchó intelectual y cívicamente por la igualdad. Y no satisfecho con su noble prédica, abandonó el aula por la quebrada del montonero y el campo de batalla revolucionario, en los cuales impuso la abolición de la esclavitud de los negros y la supresión del tributo de los indios.

 

"Llegados sus prohombres al gobierno, José Gálvez fue nombrado rector del Colegio de San Carlos e inició la reforma de la Universidad, sancionada por el gobierno dictatorial de Castilla. José Gálvez, el integérrimo e integral hombre público de Chontapaccha que había bregado por la libertad física de los negros, acometió la cruzada de conquistar la libertad de las mentes; y en su rectorado, tan fugaz como brillante, trajo al Convictorio la más ilustre pléyade que haya nunca ingresado en estos claustros [los de la “Casona” de San Marcos”, en el centro de Lima]. Demás está agregar que ni Antonio Raimondi, ni Mateo Paz Soldán, ni Wenceslao Garaicochea, los egregios hombres de ciencia llamados por el formidable orador y caudillo demócrata, poseían ideología oscurantista.

 

"La intervención de Gálvez en la Universidad abre gallardamente la cuarta etapa de San Marcos: la etapa profesional".

 

Así el gran José Gálvez Egúsquiza salió del rectorado del San Carlos restaurado en el liberalismo para asumir las más altas responsabilidades en la Secretaría de Defensa hasta organizar la respuesta civil y militar del Callao frente a la arrogancia de la monarquía española que pretendía dar una lección a las naciones del Pacífico sudamericano.

 

El monumento en la Plaza Dos de Mayo

 

Tras la inmolación de José Gálvez Egúsquiza en el combate del 2 de mayo de 1866, en 1874 se inauguró en el que fuera Óvalo de la Reina, frente a la portada del Callao de la antigua muralla de Lima, la columna de la victoria del Combate del combate del 2 de mayo. Originalmente el diseño debía llevar el busto de Gálvez en su cúspide, pero luego se acordó reemplazarlo por la estatua de la Victoria, pues se consideró que el monumento debería tributar homenaje a todos los defensores del Callao y no solo a un individuo en particular.

 

El viajero alemán Ernest W. Middendorf a fines del siglo XIX describe así este monumento:

 

“Al centro de un espacio circular, que está separado del resto de la plaza por pequeños postes y cadenas, se eleva una columna estriada que mantiene sobre una esfera la figura aérea y dorada de la diosa de la Victoria. La figura mira hacia el lado del mar y sostiene en la mano derecha en alto una espada corta y en la izquierda una palma. La base de la columna es cilíndrica y está constituida por tres altas gradas de granito.

 

Luego sigue el zócalo, que está protegido por una reja de fierro. En sus partes laterales se ven placas de bronce y en relieve representaciones de escenas de la lucha; encima va un capitel cuadrado sobre el que se alza la columna y sobre cuyos lados se apoyan cuatro figuras de mujeres como símbolo de las cuatro repúblicas americanas aliadas [Chile, Bolivia, Ecuador y Perú].

 

En la parte que se orienta al mar se encuentra sobre una pequeña plataforma la figura que reproduce la muerte del coronel Gálvez, y debajo de ella se lee la inscripción: “A los defensores del Perú y de América que renovando las glorias de la independencia rechazaron la invasión española y sellaron la unión americana en el Callao el dos de mayo de 1866.

 

Muchas calles y plazas de las ciudades peruanas llevan también los nombres de José Gálvez y del glorioso combate del 2 de mayo.

 

Descendencia

 

El 7 de setiembre de 1846 contrajo matrimonio en la Iglesia del Milagro de Lima con Ángela Moreno y Maíz, hija del sargento mayor José Moreno y Mantilla y de María del Carmen Maíz, quien pertenecía a una acaudalada familia dedicada a negocios mineros.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_G%C3%A1lvez_Eg%C3%BAsquiza

  


 

Daniel Alcides Carrión

 

Daniel Alcides Carrión García (Cerro de Pasco, 13 de agosto de 1857 - Lima, 5 de octubre de 1885) fue un estudiante de medicina y científico peruano. Es reconocido por inocularse sangre contaminada con la bacteria Bartonella bacilliformis para contraer la «verruga peruana» o «Fiebre de la Oroya» ahora conocida como «enfermedad de Carrión», a modo de estudiar su desarrollo y evolución en el infectado.

 

En la actualidad se lo considera como «mártir de la medicina peruana» gracias a su sacrificio y heroica acción.

 

Biografía

 

Daniel Alcides Carrión García nació en Cerro de Pasco el 13 de agosto de 1857, fue un estudiante de medicina de Perú, hijo del médico ecuatoriano Baltasar Carrión Torres y de Dolores García Navarro. A la edad de 14 años se trasladó a la ciudad de Lima e ingresó al Colegio Nuestra Señora de Guadalupe, donde cursó de 1874 a 1878, estudios de educación secundaria y media con calificaciones excelentes. Una vez alcanzado el título de bachiller, se matriculó en 1878, en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, para cursar la carrera de Medicina.

 

Durante sus estudios médicos, manifestó inquietudes por conocer una enfermedad característica de algunos valles centrales peruanos,la denominada "verruga peruana".

 

Llevado por su espíritu de investigación y un nacionalismo científico, al ver que médicos chilenos estaban desarrollando investigaciones sobre la verruga peruana, decidió inocularse secreciones extraídas de verrugas de un paciente, con el fin de reproducir la verruga peruana. Así, el 27 de agosto de 1885 acudió a la Sala de las Mercedes del Hospital Dos de Mayo de Lima, y le solicitó al médico Evaristo Chávez que le hiciera la inoculación de sangre macerada de una tumoración verrugosa de un paciente varón de 14 años llamado Carmen Paredes.

 

A los veintiún días sintió los primeros síntomas de la fiebre de la oroya, que continuó con su evolución característica, ante la angustia de sus profesores y amigos. Carrión escribió personalmente su historia clínica hasta el 26 de septiembre de 1885, en que agobiado por la fiebre y la anemia grave, entró en delirio. A su solicitud, sus compañeros siguieron escribiendo el documento clínico que había iniciado.

 

Contribuciones de Daniel Alcides Carrión

 

Uno de los objetivos fundamentales de la historia medicinal es el estudio y enfrentamiento del hombre a las enfermedades para su conocimiento y dominio a través de los tiempos. La verruga peruana era conocida por los incas, quienes tenían palabras para designarla. 


Carrión fue trasladado a la clínica francesa Maison de Santé (en Lima), el 4 de octubre de 1885 recibió como medida de último recurso inyecciones de ácido fénico endovenoso, entró en coma y falleció el 5 de octubre.

 

Habían transcurrido cuarenta días desde la inoculación.89Alcanzó a expresar el deseo de que los estudios siguieran adelante, consciente de haber contribuido al mejor conocimiento de la dolencia que hoy lleva su nombre. Gracias a su sacrificio sabemos hoy que la verruga peruana y la fiebre de la Oroya son una misma patología.

 

Muerte

           

Carrión en el año de su fallecimiento tenía 28 años, era alumno de 6º año de la Facultad de Medicina de "San Fernando" de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (Decana de América). Fue Estudiante Externo de Medicina del Hospital Maison de Santé, é Interno de Medicina de los Hospitales 2 de Mayo y San Bartolomé.

 

Como estudiante del último año de Medicina Humana investigaba la enfermedad denominada Verruga Peruana para su tesis de bachiller. Se encontraba realizando el Internado de Medicina en el Hospital de San Bartolomé y revisaba las historias clínicas de pacientes del Hospital 2 de Mayo a donde llegaba la mayor cantidad de personas con esta enfermedad.

 

Él optó por la autoexperiencia, un método de investigación válido en esa época. El 27 de agosto de 1885, el Dr. Leonardo Villar, jefe de la sala y el Dr. Evaristo M. Chávez le practicó cuatro inoculaciones en los brazos a Carrión, y los primeros síntomas de la enfermedad se presentaron 23 días después, el 20 de septiembre, día a día escribía la evolución de la enfermedad hasta los últimos momentos que pudo hacerlo, hasta que, ya encontrándose muy enfermo fue llevado al Hospital Maison de Santé para recibir una transfusión sanguínea según fue indicado por junta médica, pero esta no se realizó por su mal estado general. Se debe tener en cuenta que en esa época aún no había reposición de fluidos y las transfusiones de sangre no eran seguras.

 

Falleció el 5 de octubre de 1885 en una cama del Hospital Francés de Lima (actual clínica Maisón de Santé), de una enfermedad que la medicina de su época no pudo diagnosticar ni tratar adecuadamente. Sin embargo, la autoexperiencia de Carrión sirvió para demostrar que la Fiebre de la Oroya y la Verruga Peruana son la misma enfermedad, además significó un incentivo para que los médicos peruanos continúen investigando.

 

Honores después de su muerte

 

Cada 5 de octubre, se celebra en Perú el Día de la Medicina Peruana, en conmemoración de su fallecimiento.

 

En 1985, Facultad de Medicina de la Universidad Nacional San Luis Gonzaga de Ica, le otorga de manera póstuma el Grado de Bachiller en Medicina y el Título de Médico Cirujano.

 

Durante el gobierno de Alberto Fujimori, por Ley N° 25342, promulgada el 7 de octubre de 1991, lo declara Héroe Nacional de la Medicina Peruana.

 

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos, le otorga el Grado de Doctor Honoris Causa en 1995.

 

 

Cenotafio de Daniel Alcides Carrión en el Cementerio Presbítero Matías Maestro.

 

En la actualidad, su nombre lo llevan:

 

La provincia de Daniel Alcides Carrión en el departamento de Pasco.

 

El Instituto Superior Tecnológico Público Daniel Alcides Carrión en la Provincia de Daniel Alcides Carrión.

 

La Universidad Nacional Daniel Alcides Carrión en Cerro de Pasco.

 

El Estadio Daniel Alcides Carrión, centro futbolístico en la ciudad de Cerro de Pasco.

 

La Institución Educativa Emblemática "Daniel Alcides Carrión" en Cerro de Pasco.


Instituto de Salud Daniel Alcides Carrión.

 

Facultad de Medicina Humana "Daniel Alcides Carrión" en la ciudad de Ica

 

El edificio de patología del Hospital San Juan de Dios en la ciudad de Bogotá.

 

El Hospital Nacional Daniel Alcides Carrión en la Provincia Constitucional del Callao.

 

El Instituto de Medicina Tropical Daniel A. Carrión (Universidad Nacional Mayor de San Marcos)

 

La Institución Educativa Fiscalizada Daniel Alcides Carrión en Cuajone, Moquegua.

 

Y muchos más lugares públicos como privados en su natal Cerro de Pasco.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Daniel_Alcides_Carri%C3%B3n

 

Genaro Herrera

 

Genaro Ernesto Herrera Torres, también citado como Jenaro Herrera (Moyobamba, provincia litoral de Loreto (hoy departamento de San Martín), 8 de abril de 1861-Lima, 1 de abril de 1939) fue un escritor, periodista, investigador, explorador, cartógrafo, abogado y narrador peruano.

 

Es uno de los máximos representantes de la narrativa amazónica del siglo XX, sus obras más importantes son Apuntes históricos sobre la fundación del apostadero y ciudad de Iquitos publicado en 1907, y Leyendas y Tradiciones de Loreto publicado en 1918, esta última es considerada la base de la historia contemporánea amazónica.

 

Realizó sus estudios primarios y secundarios en su ciudad natal Moyobamba, en su juventud decidió irse a Lima y postular a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en derecho donde conoció a Ricardo Palma, también sirvió como voluntario en la defensa de Lima durante la Guerra del Pacífico.

 

Su primer trabajo fue ejercer el título de Juez de Moyobamba, cargo que se le fue impuesto luego de rehusarse a ser juez en Huaraz según el propio Herrera la selva debía también debería tener derecho a la justicia, siguió ejerciendo el cargo de juez en otras ciudades amazónicas hasta 1895.

 

En 1907 durante todo el año publica en Iquitos diversas obras como: Comandancia General de Maynas, apuntes históricos y geográficos, Almanaque Loretano Comercial, Los caucheros (apuntes sociológicos y económicos) un clima calumniado, Plantas útiles del departamento de Loreto. Durante su estadía en Iquitos y Lima trabajó para diversos diarios como periodista y redactor de artículos; En Lima trabajó para el diario El Ateneo y en Iquitos fundó El Loreto Comercial durante su carrera como redactor de artículos aprovechó siempre en escribir poemas y publicarlos en dichos diarios, el diario que más poemas contiene de Herrera es El Loreto Gráfico. Fue teniente alcalde de Iquitos en el año de 1913 y terminado su gobierno se retiró a Lima donde murió el 1 de abril de 1939.

 

Obras

 

Publicadas en vida

 

Comandancia General de Maynas, apuntes históricos y geográficos.

 

Almanaque Loretano Comercial.

 

Los caucheros (apuntes sociológicos y económicos) un clima calumniado.

 

Plantas útiles del departamento de Loreto.

 

Leyenda y Tradiciones de Loreto.

 

Publicación póstuma

 

Loretanos Célebres durante la República.

Apuntes históricos sobre la fundación del apostadero y ciudad de Iquitos.

 

La exploración de Carlos María La Condamine al Amazonas.

 

El proceso de la independencia de la añeja, lejana y extraña provincia de Maynas.

 

El patriotismo de la mujer peruana en la primera etapa de nuestra emancipación política.

 

Historia de las calles de la ciudad de Lima e Iquitos.

 

Monografía Geográfica – Financiera – Industrial e Histórica acerca del departamento de Loreto.

 

Monografía Geográfica – Financiera – Industrial e Histórica acerca del departamento de Lambayeque.

 

Monografía Geográfica – Financiera – Industrial e Histórica acerca del departamento de San Martín.

 

Bibliografía de loretanos ilustres a través del tiempo.

 

Diccionario de loretanos ilustres a través del tiempo.

 

Diccionario de loretanismos, estudio lexicográfico.

 

Bibliografía loretana.

 

Cartografía loretana.

 

Murió en 1941.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Genaro_Herrera

  



Francisco de Requena y Herrera.

 

Francisco Policarpo Manuel Requena y Herrera (*Mazalquivir, 1743 - † Madrid, 1824) fue un ingeniero y militar español que participó en la Demarcación de los Límites Hispano-Lusos en la cuenca del Amazonas (s. XVIII). Su célebre Informe al Rey de España, fue decisivo en la reincorporación de la Comandancia General de Maynas al Virreinato del Perú, «desde el cual era más accesible y más fácil su gobierno».

 

Biografía

 

Francisco Requena y Herrera, y había nacido en Mazalquivir (Orán), el 26 de enero de 1743. Fueron sus padres el contralor de Artillería, don Francisco Requena y Molina y doña María Herrera Cabello. Estuvo casado con doña María Luisa Santisteban.


A los 15 años se incorporó al ejército español, el 4 de marzo de 1758 ingresa en el Regimiento de Ingenieros Cadetes de Orán, en donde permanece aproximadamente 3 años. Como alférez de ingenieros, el 22 de febrero de 1764, es destinado a Panamá (Virreinato de Nueva Granada), hacia donde embarca en mayo del mismo año.

 

El 12 de junio de 1765, Requena asciende al grado de teniente. Recibida la orden de atender las obras de fortificación y de la Real Contaduría de Portobelo, se le encarga también la construcción de un fuerte en las riberas del río Bayano, ya que el que existía en Ferable había sido anegado por las aguas. Hacia fines de 1768, el virrey le encomienda la restauración y el revestimiento del castillo de San Lázaro, en Cartagena de Indias.

 

Cumplidos los cinco años reglamentarios de estancia en América y recibida la real orden de S. M. para regresar a España con fecha 12 de enero de 1769, en Cartagena de Indias el virrey de Santa Fe, Don Pedro Messía de la Cerda, viendo la capacidad de Francisco Requena, se le encarga levantar el plano del río y la ciudad y puerto de Santiago de Guayaquil, con todos los proyectos necesarios para fortificarla. a pesar de soportar un clima duro Francisco Requena permaneció residiendo en Guayaquil, alrededor de 5 años.

 

En julio de 1774, por otra superior orden, deja esta ciudad, para cumplir en Cuenca otra misión que el virrey le encomendaba y que luego de 6 meses retorna a Guayaquil, ascendido ya a capitán el 21 de junio de 1776, donde se encarga de los Planos y edificios para una Fábrica de Tabacos.

 

Hacia finales del siglo XVIII, el problema de las fronteras en el Amazonas, seguía sin solución. Mediante real orden del 6 de junio de 1778, firmada en Aranjuez y enviada a los virreyes del Perú, Santa Fe, y Buenos Aires, se determina la formación de las Juntas de Demarcación de Límites, encomendando a este último virreinato, de reciente creación, las Partidas 1.ª, 2.ª y 3.ª, mientras que al de Santa Fe queda encomendada la 4.ª Partida. Conocida la real orden, se nombra a don José García de León como primer comisario y gobernador de Maynas, y con él, su ayudante, don Francisco Requena y Herrera.

 

Pero como García de León es nombrado Presidente de la Audiencia de Quito, por real orden del 10 de mayo de 1779, Requena es designado interinamente gobernador de Maynas y primer comisario de la 4.ª Partida de la Comisión de Límites con Portugal. Como gobernador de esta importante región amazónica, dejó una Descripción del gobierno de Maynas y Misiones en él establecidas, formada por el Coronel Francisco Requena y Herrera mediante el Tratado Preliminar de Límites, desde el 1777, hasta el año de 1793, en el que retornará a España.

 

El 8 de octubre de 1802, fue ascendido en su graduación militar al empleo de mariscal de campo.

 

En Cádiz, fue nombrado consejero de Estado, por las Cortes de 1812, y allí permaneció hasta su traslado con el gobierno, a la Corte de Madrid, donde en septiembre de 1814. Caballero de la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, fue también nombrado decano del Consejo de Indias, cargo que ejerció durante los años, que van de 1816 a 1820.

 

Falleció el 1 de febrero de 1824, en la ciudad de Madrid.

 

Premios y reconocimientos

 

Llevan su nombre:

 

La ciudad de Requena en la región Loreto fue nombrada en honor a él.

 

Un distrito y una provincia del actual departamento de Loreto,

 

La capital del distrito de Requena

 

Murió en Madrid en 1824.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_Requena


 



Fernando Lores Tenazoa.

 

Fernando Lores Tenazoa, (Iquitos, 27 de abril de 1906-Güeppí, 26 de marzo de 1933) militar peruano, héroe de la guerra colombo-peruana de 1933. La Escuela de Educación Superior Tecnológico Público del Ejército – ETE “Tnte. Fernando Lores Tenazoa”, es el Alma Mater de los Sub - Oficiales del Ejército

 

Biografía

 

Hijo de Benito Eugenio Lores Hurtado (limeño) y María Prostasia Tenazoa Vásquez (tarapotina). Su padre era comisario del Putumayo y jefe de la lancha “Iquitos”. Fue el tercero de cinco hermanos. Cursó su educación primaria en el Colegio Departamental de Iquitos, culminándola en 1918. Ante el abandono paterno, pasó los años de su adolescencia desempeñando pequeños y eventuales oficios.

 

Tenía 20 años de edad cuando decidió ir a Lima. Ingresó como voluntario a la sección de clase de la Escuela Militar de Chorrillos (1928) y ascendió sucesivamente a cabo (1929) y sargento (1930). Fue incorporado al Batallón de Zapadores N. º 2 donde sirvió hasta marzo de 1931, cuando pidió su baja. Retornó entonces a Iquitos, pero al estallar el conflicto con Colombia en 1932, solicitó su regreso al ejército, siendo readmitido a principios de 1933.

 

Fue destinado a reforzar la guarnición de Güeppí, en las nacientes del río Putumayo. Zarpó de Iquitos a bordo de la lancha “Clavero” el 19 de febrero de 1933. Surcó el río Napo hasta Cabo Pantoja, siguió por el río Aguarico y luego tomó enmarañadas trochas de la selva, hasta llegar a su destino. Eran apenas 194 soldados peruanos quienes defendían el puerto fluvial de Guepí, contando con elementos precarios, al igual que el resto de las fuerzas que defendían la frontera del Putumayo. Tan así, que se usaba el primitivo sistema de tambores o manguaré para comunicarse entre puestos cercanos.

 

Las fuerzas colombianas tomaron la iniciativa y contando con abrumadora superioridad numérica (1.300 efectivos) y de armamento, atacaron Güeppí por vía fluvial y aérea, el 26 de marzo de 1933 Combate de Güepí. Al sargento Lores se le encomendó la defensa de una de las secciones en que fue dividido el puesto de Guepí, teniendo a su mando siete soldados. Iniciado el combate, Lores se destacó en la defensa, corriendo de un lado a otro y disparando su fusil ametralladora sobre el enemigo que avanzaba. Pese a sufrir numerosas heridas de bala, siguió luchando hasta exhalar su último aliento.

 

Homenajes

 

Una calle de Iquitos lleva su nombre. Por Ley N.º 8311, del 8 de junio de 1936, dada por el segundo gobierno de Óscar R. Benavides, fue creado el distrito de Fernando Lores, como parte de la provincia de Maynas del departamento de Loreto.

 

Por RM N° 7336, el 28 de setiembre de 1951,  se resuelve designar con el nombre de "Sargento 2do. Fernando Lores Tenazoa a la escuela N° 161, posteriormente cambia el nombre por, Institución Educativa Primaria Secundaria de Menores N° 61010 "Fernando Lores Tenazoa"

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Fernando_Lores_Tenazoa

 


Pedro Portillo

 

Pedro Portillo Silva (Huacho, 1 de agosto de 1856 - † Lima, 15 de junio de 1916) fue un militar y explorador peruano que participó en la Guerra del Pacífico. Fue prefecto de Ayacucho (1896-1900); ministro de Guerra y Marina (1900-1901); prefecto de Loreto (1901-1904); ministro de Fomento y Obras Públicas (1906-1908 y 1913-1914) y senador por Loreto (1913-1916). Se destacó como defensor y explorador de los ríos de la Amazonía peruana. Es autor de uno de los más completos mapas de dicha región.

 

Biografía

 

A los 23 años se incorporó al ejército peruano, durante la Guerra del Pacífico para defender su patria. Fue enviado al sur en la División de La Cotera, participando en las batallas de San Francisco y Tarapacá. Participó, además, en la defensa del Morro de Arica.

 

Fue subprefecto de Chancay, prefecto de Ayacucho (1896-1900), ministro de Guerra y Marina (1900-1901) y prefecto de Loreto (1901-1904).

 

Como prefecto del departamento de Ayacucho, realizó varios viajes de exploración sobre el territorio de su jurisdicción, y con el conocimiento adquirido, habilitó importantes vías de comunicación. Así, construyó el puente de Pongora entre Huanta y Ayacucho, y fundó varios puertos fluviales como Huaura y Bolognesi en las márgenes del río Apurímac, Carranza sobre el río Mantaro y Raimondi en la confluencia del Tambo y el Urubamba.

 

Como prefecto de Loreto, se manifestó como administrador eficiente y progresista, a la vez que se encargó de explorar los ríos amazónicos. Recorrió la región del río Pichis, el Pongo de Manseriche, la cuenca del río Perené, navegando, además, por los ríos Marañón, Amazonas, Yavarí, Putumayo, Napo y la parte baja de los ríos Tigre, Morona, Pastaza y Ucayali. Contribuyó así a la confección del Atlas del departamento de Loreto. Asimismo, defendió los límites peruanos rechazando la infiltración ecuatoriana en el río Napo en las acciones de Angoteros y Torres Causana bajo la dirección del capitán Chávez Valdivia y del alférez de marina Óscar Mavila.

 

Luego fue Ministro de Fomento y Obras Públicas (1906-1908), Senador por Loreto (1913-1916),1234 y nuevamente Ministro de Fomento (1913 a 1914). Por esos años volcó desinteresadamente sus conocimientos geográficos en el Archivo de Límites.

 

Víctima de una penosa enfermedad, falleció en su domicilio de Lima, a los 60 años de edad.

 

Importancia

 

Sus trabajos de exploración fueron de vital importancia, ya que perfeccionaron y complementaron las observaciones geográficas del sabio italiano Antonio Raimondi. Hizo aportes valiosos para el Boletín de la Sociedad Geográfica de Lima.

 

Su labor como geógrafo ha sido reconocida por distintas personalidades como Jorge Basadre, quien cita que un funcionario colombiano aseveró que si el Perú conservaba el Putumayo en realidad se lo debía a Pedro Portillo. Asimismo Víctor Andrés Belaunde lo calificó como el Requena del siglo XX “por su sentido imperial, la misma audacia, semejante talento ejecutivo e idéntica visión certera sobre los destinos de Maynas”.

 

Juan Castañeda Murga en Forjadores del Perú.

 

Publicaciones

 

Las montañas de Ayacucho y los ríos Apurímac, Mantaro, Ene, Perené, Tambo, Alto Ucayali (1901)

 

Apuntes de la historia de Huamanga y estado actual de la diócesis (1903)

Mapa del Perú (1906)

 

Contribución a la geografía de Loreto (1909).

 

Acontecimientos realizados con los ecuatorianos, colombianos y brasileños en los ríos Napo, Putumayo, Yurúa y Purús durante los años de 1901 a 1904 (1909).

 

Reconocimientos

 

Llevan su nombre:

 

Una provincia del actual departamento de Ucayali;

 

El Batallón de infantería No. 19 del Ejército Peruano, que participó en el conflicto con el Ecuador;

 

La capital del distrito de Yurúa

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Portillo




Para el próximo  jueves 4 de mayo de 2023 seguiré publicando la historia de destacados personajes del Perú.


abril 30, 2023   Posted by Los Mina Digital with No comments

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