miércoles, 26 de abril de 2023



Micaela Bastidas Puyucagua

 

Micaela Bastidas Puyucahua (Tamburco, Abancay, 23 de junio de 1744-Cusco, 18 de mayo de 1781) fue una prócer de la independencia hispanoamericana, jugó un importante papel en la historia del Perú.

 

Hija de Manuel Bastidas, descendiente de africanos, y de Josefa Puyucahua, indígena, por sus raíces tanto africanas como amerindias era conocida por muchos como Zamba, nombre que se daba en época colonial a las personas producto del mestizaje entre africanos e indígenas.

 

Esposa y consejera de Túpac Amaru II, su desempeño tuvo vital importancia en la rebelión de Tinta. Su ejemplo de coraje y determinación al defender sus ideales de justicia y libertad hasta su trágica y despiadada muerte en mano de los españoles, la convirtieron en leyenda y símbolo de la lucha americana contra la opresión y la explotación colonial.

 

Biografía

 

Virgen del Carmen con donantes, también conocida como Túpac Amaru II y familia.

 

Hija de Manuel Bastidas y Josefa Puyucahua. Por sus raíces africanas y amerindias fue conocida como zamba.

 

El 25 de mayo de 1760 se casó con el joven mestizo descendiente de la nobleza incaica José Gabriel Condorcanqui, en la iglesia de Nuestra Señora de la Purificación, en el pueblo de Surimana, lugar del curacazgo de su marido. Condorcanqui era descendiente directo por línea paterna del último inca Túpac Amaru I. En 1764 fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por herencia: Pampamarca, Tungasuca y Surimana, y fijaron su residencia en Tinta, localidad perteneciente a Cuzco.

 

Tuvieron tres hijos varones, Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando (1768).

 

Micaela recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se concienció rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró con la causa. Lo apoyaba firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la conciencia del derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano opresora española.

 

La rebelión



 

Efigie de Micaela Bastidas en el Panteón de los Próceres en Lima.

 

En 1780, agotadas las vías de diálogo con los representantes de la corona española, José Gabriel Condorcanqui inicia un movimiento en contra de la dominación española. Es apoyado por curacas ligados a hacendados de Cuzco unidos en contra de la nueva aduana, criollos, indios y mestizos. En ese momento adopta el nombre de Túpac Amaru II, en honor de su antepasado el último Inca de Vilcabamba.

 

El 4 de noviembre de 1780 Túpac Amaru II dio el primer grito de libertad y difundió una proclama independentista, dando comienzo a la rebelión de Túpac Amaru II. El corregidor Antonio de Arriaga fue tomado prisionero y condenado a morir en el cadalso. Los rebeldes instalaron su cuartel general en Tungasuca.

 

Desde ese momento, Micaela se convirtió en la principal consejera de Túpac Amaru, participó en el juicio sumario contra Arriaga y asumió múltiples roles en el movimiento. Actuaba con dinamismo y persuasión, tal vez más concientizada incluso que su marido, ya que el papel de la mujer indígena era el más vilipendiado por los opresores.

 

Los indígenas tenían prohibida la tenencia de armas de fuego, uno de los mayores problemas a los que se enfrentaron fue la obtención de armamento. Micaela fue la encargada del aprovisionamiento de las tropas, lo que incluía conseguir y distribuir dinero, alimentos, vestimentas y armas.

 

Expedía los salvoconductos para facilitar el movimiento de quienes viajaban a través de amplios territorios. Estuvo a cargo de la retaguardia indígena, demostrando diligencia y capacidad, implementando medidas de seguridad y luchando contra el espionaje. Implementó un eficiente sistema de comunicaciones, organizando un servicio de chasquis a caballo que llevaban rápidamente información de un punto a otro del territorio rebelde.

 

Una verdadera legión de luchadoras andinas, quechuas y aymaras trabajaron junto a Micaela en el levantamiento, realizaron estrategias y dieron apoyo a las tropas. Para ellas se trataba no solo de liberar a su pueblo de la explotación española, sino también de restablecer el rol de la mujer indígena con participación en la vida social y política, tradición que el sistema colonial intentó abolir convirtiéndolas en víctimas de todo tipo de abusos. Fueron líderes dentro del movimiento Cecilia Túpac Amaru y Tomasa Tito Condemayta, cacica de Acos, entre muchas otras.

 

Estas mujeres participaban también en la batalla, junto a sus hijos y maridos. También lo hacía Micaela, quien con su carácter enérgico infundía aliento a Túpac Amaru desde el mismo campo de batalla. Luego del triunfo de Sangarará fue constituida jefe interino de la rebelión.

 

El 18 de noviembre de 1780 el ejército rebelde vencía a los españoles en la batalla de Sangarará. Túpac Amaru expidió un mensaje a los pueblos del Perú, convocando a los criollos a unirse a la causa india: «Vivamos como hermanos y congregados en un solo cuerpo. Cuidemos de la protección y conservación de los españoles; criollos, mestizos, zambos e indios por ser todos compatriotas, como nacidos en estas tierras y de un mismo origen».

 

En marzo de 1781 el ejército de Túpac Amaru contaba con siete mil hombres y mujeres dispuestos a pelear hasta la muerte contra la corona española, quienes proclamaron a Túpac Amaru II como Emperador de América.

 

En testimonios de la época es Micaela quien aparece como principal estratega a través de tareas políticas, militares y administrativas y principal consejera del líder. Con su sólida convicción, claridad de pensamiento y alta intuición, se convirtió en el sexto sentido de la rebelión.

 

Ejecución

 

Cuando ella aconsejaba realizar un ataque inmediato a Cuzco para lograr su rendición, su marido no la escuchó y en un grave error táctico se concentró en otras villas, al tiempo que fueron delatados por un traidor, el contingente de Túpac Amaru fue rodeado y emboscado, y junto a Micaela, sus hijos Hipólito de 18 años y Fernando de 10, y varios de sus familiares fueron apresados y llevados a Cuzco, donde permanecieron presos en el convento de la Compañía de Jesús convertido en cuartel militar. Fueron sometidos a interrogatorios y tormentos para poder ubicar al resto de las tropas revolucionarias, les prometían disminuir la pena si delataban a sus amigos, pero no lograron conseguir de ellos ninguna información y el 14 de mayo fueron condenados a la pena capital.

 

La sentencia ordenaba el «descuartizamiento en vida para el jefe principal, mutilaciones y pena de muerte para los otros reos, amén de otros castigos».

 

El 18 de mayo de 1781 fueron llevados a la Plaza de Armas del Cuzco para ser ejecutados uno a uno. A su hijo Hipólito primero le fue cortada la lengua, por haber hablado en contra de los españoles, y luego fue ahorcado. Micaela y José Gabriel fueron obligados a presenciar la muerte de su hijo, y luego la hicieron subir a ella al tablado.

 

A la vista de su esposo y de su hijo Fernando, Micaela luchó con sus verdugos, hasta que finalmente la sometieron y le cortaron la lengua, pero antes de eso ella dijo: "Me perdí de ver a mis hijos seguir creciendo todo por mi patria, por la igualdad y por la libertad".

 

Después de decir esas palabras le terminaron cortando la lengua, luego su cuello delgado pero no alcanzaba al torno para ahogarla, y le echaron lazos al cuello que tiraban de uno y otro lado para estrangularla, dándole garrote y terminaron de matarla a patadas en el estómago y los pechos.

 

Luego llevaron al centro de la plaza a Túpac Amaru, quien también fue sometido a una espantosa muerte. Ambos fueron desmembrados y sus partes enviadas a diferentes pueblos de la región para ser exhibidos en las plazas públicas, alertando a sus habitantes sobre las consecuencias de rebelarse.

 

Constituyó una inspiración para las guerras de independencia hispanoamericanas.

 

Micaela y sus hijos son capturados y descuartizados (1781). Reducidos a cenizas son arrojados desde el cerro Picchu

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Micaela_Bastidas

  



Luis Eduardo Valcárcel.

 

Luis Eduardo Valcárcel Vizcarra (Ilo, Moquegua, Perú; 8 de febrero de 1891-Lima, Perú; 26 de diciembre de 1987) historiador y antropólogo peruano fue un investigador del Perú prehispánico y uno de los protagonistas de la corriente indigenista peruana. Es considerado el padre de la antropología en el Perú. Su obra peruanista no tiene parangón, ella estuvo centrada en dos ejes fundamentales: la revalorización de la civilización inca y la reivindicación de la cultura andina. Hizo ver la continuidad que liga al campesino del Ande con el hombre del Tahuantinsuyo.

 

Biografía

 

Sus padres, Domingo L. Valcárcel y Leticia Vizcarra, lo llevaron a temprana edad a la ciudad del Cuzco (1892), donde vivió las siguientes cuatro décadas. Realizó sus estudios secundarios en el Seminario de San Antonio Abad, para luego pasar a la Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cusco del mismo nombre, donde se graduó de Bachiller en Letras con una tesis titulada: Kon, Pachacámac y Wiracocha (1912), luego como Doctor (21-XI-1912); el de Bachiller en Ciencias Políticas y Administrativas con la Tesis La cuestión agraria en el Cuzco (1913); Bachiller en Jurisprudencia, con la Tesis De ayllu al imperio (1916); y Dr. (1916) así como el título de Abogado.

 

En 1909 participa en la huelga universitaria que transforma dicha Universidad en una institución más moderna, democrática y preocupada por la problemática regional del Cusco, gracias al nombramiento del estadounidense Albert Giesecke como nuevo rector.

 

El descubrimiento científico de Machu Picchu en 1911 encendió su pasión por la historia antigua y la civilización Inca, siendo una de las autoridades que se encargó de supervisar la expedición de la Universidad de Yale, protegiendo el patrimonio de la ciudadela, fundando al año siguiente el Instituto Histórico del Cusco, entidad que se encargó de proteger el patrimonio cultural y el contrabando de piezas arqueológicas en la región.

 

En 1912, con solo 21 años, ingresó al partido liberal apoyando la candidatura del presidente Billinghurst, siendo nombrado Inspector Departamental de Instrucción del Cusco, lo que le permitió viajar por todo el Perú y conocer la realidad de la educación en el país. Fue elegido diputado por la provincia de Chumbivilcas en el año 1919, sin embargo no pudo asumir su cargo por el golpe que perpetró el presidente Leguía disolviendo el Congreso.

 

Ejerció la docencia desde 1917 en el Colegio Nacional de Ciencias y en la ya mentada Universidad Nacional. Fundó el primer Museo Antropológico del Cuzco y el Archivo de la Universidad. Fue director del diario El Comercio del Cuzco y editorialista de los diarios El Sol, La Sierra, y El Sur. En 1920 conforma el grupo "Resurgimiento"con destacados estudiantes e intelectuales cusqueños como José Uriel García, Luis Felipe Aguilar y los hermanos Félix y José Gabriel Cosío, grupo que defendía a los indígenas de las injusticias que sufrían, iniciándose así la corriente indigenista que este grupo luego, llamado la "Escuela Cusqueña", extenderá en diversos ámbitos de la cultura a nivel nacional. Algunos de sus representantes son por ejemplo en la literatura, José María Arguedas, Ciro Alegría, Enrique López Albújar, en la pintura, José Sabogal, Julia Codesido, José Camilo Blas, en la poesía, Cesar Vallejo, etc.

 

Mantuvo estrechas relaciones con el pensador José Carlos Mariátegui, y con el grupo vinculado a la revista Amauta. Así también con otros intelectuales como el pensador y político Víctor Raúl Haya de la Torre quien desde el exilio, dirige su ensayo "El problema del indio" de 1927 al grupo Resurgimiento.

 

A inicios de la tercera década del siglo XX, fue llamado a Lima para ser nombrado Director del Museo Bolivariano; luego obtiene el mismo cargo en los museos: de Arqueología Peruana, del Nacional de Historia, y del Nacional de Cultura Peruana. A la fecha de su retiro, en 1964, fue consagrado como Director Emérito de los Museos Nacionales.

 

Cumplió un destacado papel en la cuatricentenaria Universidad Nacional Mayor de San Marcos de Lima, donde tuvo a su cargo las cátedras de: Historia de los Incas, Historia de la Cultura Peruana, e Introducción a la Etnología. Además, fue director-Fundador del Instituto de Etnología, Decano de la Facultad de Letras, y profesor Emérito.

 

Asimismo, desempeñó la carrera docente en la Universidad de Columbia, en Nueva York. En 1923 encabezó la Misión Peruana de Arte Incaico a Buenos Aires, financiada por la Comisión Nacional de Bellas Artes de Argentina y alentada por Ricardo Rojas, que asesoró a los museos argentinos sobre compras de arte indígena.

 

Tumba de Luis E. Valcarcel en Cementerio El Ángel.

 

Redescubre la Fortaleza de Sacsayhuaman en 1934 al encargarse de las excavaciones arqueológicas y en ese mismo año funda e inaugura el Instituto de Arqueología de la Universidad del Cuzco, especializado en estudios e investigaciones de la Cultura Inca. Dos años después viaja a Francia para organizar el primer Pabellón Peruano en la exposición Internacional de París.

 

Trabajos y vida pública

 

Entre los numerosos cargos que obtuvo a lo largo de su carrera profesional y académica, resaltan los de: Ministro de Educación Pública (de 1945 a 1947), cargo del cual se plasmó el establecimiento de los núcleos escolares campesinos, una red de escuelas rurales que integraba educación, salud y trabajo para los niños y los miembros de una comunidad campesina. Siguió el ejemplo de Waynasata de Bolivia (1945) (Jorge Basadre: " La Vida y la Historia").

 

En este periodo hace importantes aportes al mejoramiento de los sistemas educativos, creando las escuelas bilingües y el apoyo al Instituto Lingüístico de Verano en los estudios sobre lenguas nativas, contribuyendo notablemente a elevar el nivel de vida de las comunidades indígenas de la Amazonía y el Ande. Impulsó de forma decisiva la Educación Técnica en el Perú, reorganizando el Politécnico Nacional e iniciando los cursos de capacitación para maestros. Se fundó el Conservatorio Nacional de Música y se estableció el “Teatro Nacional” con las escuelas de Arte Dramático, Escenografía y Folklore.

 

Presidente del Instituto de Estudios Peruanos, de la Asociación Nacional de Escritores y Artistas (ANEA), del Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA), y del Comité Interamericano del Folklore; Director del Instituto Indigenista Peruano; Miembro del Comité Ejecutivo Peruano de la Unesco; Vicepresidente de la Academia Nacional de Historia, y del Centro de Estudios Histórico-Militares. Fue asunto de su preocupación el idioma quechua y la cultura popular andina, desde el ministerio de educación, la universidad y desde sus publicaciones. Impulsó la reactivación del Inti Raymi en el Cusco (Tauro del Pino: Enciclopedia ilustrada del Perú, tomo 17).

 

Obras

 

Monumento a Luis Eduardo Valcárcel en el exterior de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde fue catedrático.

 

En su abundante obra bibliográfica, Valcárcel propugnó, basado en el estudio de la historia, la reivindicación del indio. Denunció el estado de miseria y exclusión en que vivía la población mayoritaria del país, y estableció el criterio de valoración del elemento indígena, como representante de la unidad y continuidad de la historia peruana. Algunos textos de su libro “Tempestad en los Andes” tienen relación con la filosofía esotérica.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_E._Valc%C3%A1rcel


 


Domingo Nieto.

 

Domingo Nieto y Márquez (Moquegua, 15 de agosto de 1803-Cuzco, 17 de febrero de 1844) fue un militar y político peruano. Participó a lo largo de toda la campaña de la Independencia del Perú, de 1821 a 1825. Luego actuó en las revoluciones y guerras civiles de su país, aunque siempre respaldando a la autoridad legítima y a la Constitución, por lo que recibió en vida el pseudónimo de "El Quijote de la Ley".

 

Otro de sus apodos fue el "Mariscal greco-romano", por su vasta cultura clásica y su conducta política que recordaba a la de los viejos romanos republicanos que veneraban a la ley. En las postrimerías de su vida fue nombrado Jefe de Estado Provisorio del Perú, que desempeñó durante un corto período entre 1843 y 1844, pues falleció víctima de una enfermedad, cuando apenas contaba con 40 años de edad.

 

Biografía

 

Hijo de Domingo Nieto Hurtado de Mendoza, tesorero perpetuo del tribunal de la Santa Cruzada de Arequipa, y de María del Carmen Márquez. Pertenecía a la ilustre familia de los condes de Alastaya. Nació en Villa de Moquegua el 15 de agosto de 1803. Estudió en Moquegua, probablemente en el colegio de los Betlemitas del hospital.

 

Era todavía muy joven cuando se incorporó a la avanzada del Ejército Libertador que llegó a Moquegua bajo el mando del teniente coronel Guillermo Miller, en mayo de 1821. Poco después hizo su bautismo de fuego en el combate de Mirave, el 22 de mayo, debido a su destacada actuación, se le otorgó el grado de teniente de caballería.

 

Durante la Primera Expedición a Intermedios, actuó en las batallas de Torata y Moquegua (enero de 1823). Ascendido a capitán, concurrió a la Segunda Campaña de Intermedios en las filas del Regimiento Lanceros de la Guardia, a fines de 1823. Luego, bajo el mando del general José de La Mar, participó en la campaña libertadora de Bolívar y estuvo presente en las dos grandes batallas finales de la independencia: Junín y Ayacucho (1824.

 

Luego acompañó al mariscal Antonio José de Sucre en la campaña del Alto Perú, participando en la toma de Potosí (1825). Concurrió enseguida al segundo sitio del Callao, hasta su culminación con la capitulación de José Ramón Rodil, el 23 de enero de 1826.

 

Ascendido a teniente coronel, participó en la campaña contra los rebeldes iquichanos de Huanta que aún peleaban a favor del rey de España (1827). Luego, al frente del Primer Regimiento de Húsares de Junín, marchó al norte, tras el estallido de la guerra entre el Perú y la Gran Colombia (1828).

 

Durante la batalla del Portete de Tarqui, librada el 27 de febrero de 1829, encabezó una carga de los húsares para contener el ataque del escuadrón Cedeño de la caballería grancolombiana, sosteniendo luego un duelo singular con el comandante venezolano José María Camacaro, a quien atravesó con su lanza. Este episodio memorable le ganó fama de intrépido.

 

Contrario a los planes federativos de Andrés de Santa Cruz, Domingo Nieto apoyó a Luis José de Orbegoso para evitar la fragmentación del país.

 

Ya con el grado de coronel, se le confió el mando de una brigada de caballería durante la campaña que en 1831 condujo el presidente Agustín Gamarra hacia la frontera con Bolivia, la misma que no desembocó en guerra, pues se optó por la solución diplomática.

 

Al finalizar el periodo de gobierno de Gamarra y debiendo la Convención Nacional (asamblea legislativa) elegir un presidente provisorio, Nieto fue propuesto como candidato, compitiendo con Pedro Pablo Bermúdez y Luis José de Orbegoso; este último resultó elegido. Nieto fue ascendido a General de Brigada el 6 de diciembre de 1833; tenía entonces 29 años.

 

Se hallaba en Arequipa cuando se produjo el pronunciamiento del general Bermúdez contra Orbegoso. Fiel a sus principios de la defensa de la autoridad legal, Nieto asumió la comandancia militar del departamento el 12 de enero de 1834 y organizó la resistencia. Enfrentó a las fuerzas rebeldes en Miraflores, el 2 de abril, y en Cangallo, el 5 de abril, acciones que le fueron desfavorables.

 

Finalizada la guerra civil tras el Abrazo de Maquinhuayo, el 24 de abril, fue designado jefe político y militar de los departamentos del sur. Fue promovido a general de División, ascenso que rechazó, pues consideraba que era inadmisible que se dieran ascensos en medio de una guerra civil.

 

Pasó a Lima, donde fue nombrado inspector general del Ejército, y como se encargó de debelar un motín efectuado en las Fortaleza del Real Felipe el 1 de enero de 1835. Pero allí estalló enseguida la rebelión del teniente coronel Felipe Santiago Salaverry, quien ordenó la prisión de Nieto.

 

Desterrado a California a bordo de la goleta Peruviana, Nieto logró reducir a la tripulación merced a dos pistolas que le envió su esposa escondidas en un atado de ropa. Desembarcó en Huanchaco (norte peruano) y organizó una vez más la defensa de la legalidad. Pero no logró reunir muchas tropas y decidido aun así a enfrentarse a Salaverry, sus propios oficiales y soldados lo apresaron y lo entregaron a dicho caudillo. Salaverry le ofreció la jefatura del ejército e incluso la Presidencia, a cambio de ponerse a sus órdenes, pero Nieto se negó pues no podía servir a un gobierno ilegítimo. Salaverry lo desterró entonces a Chile.

 

Al enterarse de los arreglos entre el presidente boliviano Santa Cruz y el general Gamarra para invadir el Perú, Nieto regresó y se presentó en Arequipa ante el presidente Orbegoso poniéndose a su servicio (4 de agosto de 1835). Pero enterado del pacto de Orbegoso con Santa Cruz por el cual se autorizaba la invasión boliviana al Perú, no vaciló en condenar esta decisión y trató de convencer tanto a Orbegoso como a Santa Cruz para que se sometieran a las decisiones de un Congreso Nacional; estaba además, en contra de la división del Perú y de la federación con Bolivia. Su propuesta fue desoída, por lo que se embarcó nuevamente para Chile, muy decepcionado, viviendo un tiempo en Santiago y Valparaíso.


Vuelto a Lima en febrero de 1836, insistió en persuadir a Orbegoso para que se apartara de Santa Cruz, pero no lo logró. Nombrado ministro plenipotenciario en Ecuador, no alcanzó a desempeñarlo, y permaneció en el Perú como prefecto y comandante general del departamento de La Libertad.

 

Domingo Nieto (Presidente de la Suprema Junta de Gobierno del Perú).

 

Establecida la Confederación Perú-Boliviana encabezada por Santa Cruz, Nieto se mantuvo fiel a la autoridad legal de Orbegoso, quien en 1837 fue elegido presidente del Estado Nor-Peruano, creación geopolítica que junto con el Estado Sud-Peruano y Bolivia integraba dicha Confederación. Pese a ello, Nieto no se comprometió con el régimen confederado y se puso al servicio de la voluntad del pueblo. Finalmente, decidió alzarse contra Santa Cruz y proclamó la libertad del Estado Nor-Peruano, el 30 de julio de 1838.

 

Orbegoso, indeciso al principio, terminó por plegarse a dicha causa. Al producirse el arribo de la expedición restauradora chileno-peruana, esta quiso aliarse con las fuerzas orbegosistas para luchar conjuntamente contra el ejército de Santa Cruz. Pero Orbegoso, Nieto y Vidal rechazaron tal alianza al ver en los chilenos una nueva amenaza contra la independencia nacional. Los restauradores avanzaron sobre Lima y pese a la oposición de Nieto (quien temía con razón la superioridad numérica del enemigo) se trabó el combate de Portada de Guías el 21 de agosto de 1838.

 

Los orbegosistas fueron derrotados y Nieto se refugió en el Callao, hasta que de manera voluntaria partió a Guayaquil, optando así por el destierro. Fue borrado del escalafón el 25 de marzo de 1839, por lo que escribió una larga memoria para defender su conducta.

 

Decidió volver al Perú cuando Santa Cruz, ya derrotado y prófugo, se refugió en Ecuador. Se reincorporó al ejército el 7 de diciembre de 1841, en momentos en que el Perú afrontaba la invasión boliviana luego del desastre sufrido en Ingavi, donde murió el presidente Agustín Gamarra. Hecha la paz con los bolivianos, Nieto ofreció su apoyo a la autoridad constitucional representada por el general Juan Francisco de Vidal, en contra del pronunciamiento ilegal del general Juan Crisóstomo Torrico. Al frente de las fuerzas de Vidal, Nieto derrotó a Torrico en la batalla de Agua Santa, el 17 de octubre de 1842, por lo que fue ascendido a Gran Mariscal.

 

Bajo la presidencia de Vidal fue nombrado prefecto de Moquegua, asumiendo también el comando militar de los departamentos del sur. Al triunfar en Lima la revolución del general Manuel Ignacio de Vivanco, se negó a prestar juramento al nuevo gobierno, por considerarlo usurpador, y optó por dedicarse a las labores agrícolas en una hacienda cercana a Lima. Fue enviado al destierro, rumbo a Chile, pero interrumpió la travesía y desembarcó en Arica.

 

El 17 de mayo de 1843 inició en Tacna la revolución en defensa del orden constitucional, contando con la colaboración del general Manuel de Mendiburu. Luego se les sumó el valioso apoyo del general Ramón Castilla, que se había sublevado en Tarapacá. Todos ellos desconocieron la autoridad de Vivanco a favor de Justo Figuerola, el gobernante legítimo, y proclamaron la vigencia de la Constitución de 1839.

 

Nieto triunfó sobre las fuerzas vivanquistas en Pachía, cerca de Tacna, el 29 de agosto de 1843 y en San Antonio, cerca de Moquegua, el 28 de octubre del mismo año. Dominó todo el sur del Perú, con excepción de Arequipa, inquebrantable en su vivanquismo.

 

En Tacna fue instalada una Suprema Junta de Gobierno Provisorio de los Departamentos Libres (3 de septiembre), cuya presidencia asumió Nieto, con el exclusivo propósito de restablecer el ejercicio pleno de la Constitución. Nieto se trasladó al Cuzco y se hallaba en plenas funciones cuando su enfermedad del hígado se le agravó y falleció repentinamente, el 17 de febrero de 1844. Tuvo sin embargo tiempo para redactar dos proclamas, una dirigida a la Nación y otra al Ejército.


En su testamento pidió que se le amortajara con un hábito sagrado y que se le enterrara cerca de San Antonio, donde obtuviera una resonante victoria. Regaló además a Castilla dos de sus mejores caballos y confesó que moría pobre, dejando numerosas deudas, una viuda, varios hijos ya crecidos y uno por venir. Tenía apenas 40 años de edad y según el deán Valdivia, su amigo y confidente, corrió el rumor de que fue envenenado

 

Devoción a la Virgen del Rosario Patrona de Ilo

 

Se sabe que Don Domingo Nieto era muy devoto de la Santísima Virgen del Rosario, porque en los años 1821 colaboraba con misas en su honor e incluso en su testamento en redacto en la ciudad de Cuzco a inicios de 1844, señala que le oficie una misa y se le entregue un ropaje nuevo en su nombre a la patrona del Valle de Ilo.

 

Singular justa a lanza con Camacaro

 

El episodio del combate singular de Nieto con el lancero venezolano José María Camacaro es fidedignamente histórico aunque parezca ya legendario:

 

Camacaro, lancero de Colombia, jefe de un regimiento, reta a Nieto, jefe de un regimiento peruano, a combate singular, como en los torneos medievales, a fin de ahorrar la sangre del resto de la oficialidad y de la tropa. Camacaro es hercúleo y de enorme talle, a punto tal que lo llaman “el gigante”; Nieto, antes bien, es de corta estatura. No obstante la aparente desventaja física, Nieto acepte la proposición. Parten los caballos al galope; se cruzan las lanzas; el gigante Camacaro es atravesado y muerto: Nieto ha obtenido la victoria. Entonces, a despecho de lo estipulado, los colombianos enfurecidos atacan súbitamente, según parece, a los peruanos.

 

Nieto tiene que ordenar la retirada. Más tarde, al atravesar un desfiladero, los peruanos divisan las tropas de Sucre, que, desde la altura, dominan completamente la situación.

 

Nieto se prepara para lo peor. El vencedor de Ayacucho ha tenido ya noticia del épico lance, e hidalgamente, en vez de ordenar el ataque, que pudiera ser a mansalva, dadas las circunstancias, se descubre y saluda al héroe peruano y ordena se le rindan honores militares. Nobleza obliga. Nieto responde al saludo del adversario.

 

El parte de la batalla del Portete de Tarqui da cuenta, con el acostumbrado laconismo castrense, de la bravura de Nieto; pero el caballeresco episodio fue narrado, con algún detalle, por el Deán Valdivia en sus Memorias, y está certificado por la autoridad de Jorge Basadre en la última edición de su monumental Historia de la República.

 

Sus Restos descansan en el Panteón de los Próceres en Lima.

 

En 1936, al crearse por la Ley N° 8230 el departamento de Moquegua, se dispuso que una de las dos provincias de ese departamento lleve su nombre.

 

El Congreso, por Resolución Legislativa N. º 12177 del 24 de diciembre de 1954 lo declaró PRÓCER y ordenó que sus restos, que hasta entonces reposaban en Moquegua, fueran depositados en el Panteón de los Próceres, lo que se puso cumplimiento el 2 de abril de 1963.

 

Por Resolución Suprema N° 31 IGE/IM del 19 de septiembre de 1949 el Regimiento de Caballería Escolta del Presidente pasó a llamarse "Regimiento de Caballería "Mariscal Domingo Nieto" Escolta del Presidente de la República". Dicho Regimiento fue desactivado el 5 de marzo de 1987 por orden del presidente Alan García Pérez y fue transformado, años después, en una unidad moto-mecanizada llevando como nombre: Regimiento de Caballería Blindada “Mariscal Domingo Nieto” Nº 17, unidad acantonada en el Cuartel “Teniente EP Miguel Cortés”, de la Guarnición de Sullana, e integrante de la 1. ª Brigada de Caballería del Ejército del Perú.

 

Sin embargo mediante la Resolución Ministerial No 139-2012/DE/EP del 2 de febrero de 2012, firmada por el gobierno de Ollanta Humala Tasso, se aprueba y se autoriza la reactivación del "Regimiento de Caballería "Mariscal Domingo Nieto" Escolta del Presidente de la República" como Escolta oficial del Presidente de la República del Perú, dándole como misión principal la de garantizar la seguridad del mandatario y del Palacio de Gobierno.

 

Un Colegio Militar del Ejército del Perú, con sede en la Provincia de Ilo - Departamento de Moquegua, ostenta su nombre.

 

El estadio más representativo en la Provincia de Ilo - Departamento de Moquegua, lleva su nombre. Posee una capacidad de 3000 espectadores.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Domingo_Nieto

  


 

Juan José Crespo y Castillo

 

Juan José Crespo y Castillo (Huánuco, 1747 - ib., 14 de septiembre de 1812) fue un prócer de la Independencia del Perú que se distinguió como uno de los líderes de la rebelión de Huánuco de 1812, organizada por criollos prominentes de esa ciudad y por un grupo de alcaldes indígenas de los poblados vecinos, que movilizaron masas de indios contra las fuerzas virreinales o realistas. Vencido, fue ajusticiado.

 

Biografía

 

Natural de Huánuco ciudad de la sierra central del Perú, al igual que muchos criollos de provincias desde muy joven se dedicó a las labores agrícolas. También estuvo empeñado en la búsqueda de minas y tesoros antiguos. Llegó a ser un propietario muy acaudalado, dueño de casas y explotaciones mineras, pero también incursionó en las especulaciones mercantiles, al obtener por remate la administración de sisa de la ciudad de Huánuco, y al habilitar sus tierras al cultivo de cascarilla, tabaco y otros productos de alta cotización.

 

Llegó a ser nombrado regidor, posiblemente a inicios del siglo XIX. Luego fue nombrado síndico procurador. Era pues un personaje respetado y de gran ascendiente en Huánuco, al momento de estallar la revolución de 1812.

 

La Rebelión de Huánuco de 1812



 

Efigie de Crespo y Castillo en el Panteón de los Próceres en Lima.

 

La numerosa población indígena sufría por entonces la tiranía y los abusos del régimen virreinal. La población criolla también estalló en descontento cuando las autoridades virreinales decidieron suprimir la libertad de cultivos decretada hacía poco por las Cortes de Cádiz (enero de 1812). Como consecuencia de ello, muchos productores y comerciantes, especialmente de tabaco, fueron considerados contrabandistas, y como tales perseguidos por la autoridad virreinal. Se daba así el campo propicio para que indígenas y criollos se aliaran para luchar contra la dominación española.

 

Crespo y Castillo organizó reuniones con los criollos de Huánuco afectados por la arbitraria política virreinal. Convencidos de que era necesario acabar con el “mal gobierno”, los criollos organizaron una rebelión y enviaron agentes a los pueblos vecinos para que anunciaran la llegada inminente de un “inca justiciero” o propusieran la expulsión de los "odiados españoles". Los indios de partidos de Panatahuas, Huamalíes, Huánuco y otras poblaciones vecinas, alentados por sus alcaldes, se sumaron en masa a la rebelión.

 

 Armados de palos, piedras, hondas y una sola escopeta, el 23 de febrero de 1812 convergieron hacia la ciudad de Huánuco. Se detuvieron en el puente de Huayaupampa, donde derrotaron a un pequeño contingente realista. Los criollos pactaron con los caudillos indígenas.

 

Al día siguiente, todos los cerros que circundaban Huánuco aparecieron copados de indios. Los españoles fugaron apresuradamente de la ciudad y los indios ocuparon la ciudad, a la que sometieron al saqueo, respetando solo las casas de los criollos y mestizos. La autoridad española fue destituida y en su reemplazo fue elegido Crespo neta y Castillo como jefe político y militar (26 de febrero de 1812).

 

Después de dichos sucesos, los criollos conformaron una junta de gobierno integrada por Domingo Berrospi, Juan José Crespo y Castillo y Juan Antonio Navarro. El jefe de la misma era Berrospi pero este fue destituido al poco tiempo a instigación de los alcaldes indios, acusado de pasividad. Crespo y Castillo asumió entonces el liderazgo de la junta. Los alcaldes indígenas, en número de 25, dirigieron una comunicación al virrey en la que manifestaban que la insurrección no era contra el Estado, ni contra la monarquía, no contra la patria, ni contra la religión, sino contra los chapetones [españoles] opresores y tiranos.

 

Crespo y Castillo organizó y condujo a las fuerzas patriotas en persecución de los españoles, librando el combate de Ambo. Los españoles, abrumados por el ataque masivo y bullicioso de las tropas indígenas, huyeron derrotados, con dirección a Cerro de Pasco (4 de marzo de 1812). Los patriotas ocuparon Ambo. Ello causó gran preocupación entre las autoridades realistas. Crespo y Castillo retornó triunfante a Huánuco, presidiendo un desfile de fuerzas indígenas. Llegó a afirmar que contaba con 15,000 hombres y que aún podía atraer más efectivos.

 

El virrey Abascal dispuso que el Intendente de Tarma, José Gonzáles de Prada saliera a combatir a los insurrectos, equipando a sus fuerzas con cañones, fusiles y municiones. Gonzáles de Prada se presentó con sus fuerzas ante Ambo, el 10 de marzo. Crespo y Castillo, al enterarse del movimiento de los realistas, dispuso la movilización de sus fuerzas más disciplinadas y se dirigió a Ambo equipado solamente con 100 escopetas y algunos fusiles con escasa munición.

 

Gonzáles de Prada, con su fuerte contingente, avanzó sobre Ambo, el 17 de marzo. Los indígenas bajaron de las alturas que circundan Ambo y valerosamente se enfrentaron a las tropas realistas, pese a no contar con armamento adecuado. Cientos de ellos fueron masacrados y unas decenas capturados. A este encuentro sangriento se conoce como el combate de Puente de Ambo. Los patriotas abandonaron Ambo y pasaron a Huánuco, y aunque Crespo y Castillo quiso organizar la resistencia, optaron finalmente por retirarse a los poblados vecinos. Los realistas entraron en Ambo y luego en Huánuco, el 19 de marzo, a la que hallaron despoblada.

 

González Prada salió de Huánuco en persecución de los cabecillas insurrectos, que contaban con un ejército de 2, 000 hombres. Las fuerzas patriotas y realistas se encontraron cerca del mediodía y se libró una encarnizada y desigual lucha, cayendo abatidos cerca de 1 000 patriotas. Los indígenas se dispersaron y los cabecillas fueron capturados por González Prada.

 

Crespo y Castillo, juntamente con el alcalde pedáneo de Huamalíes José Rodríguez y el curaca Norberto Haro, fue enjuiciado sumariamente y ajusticiados con pena de garrote, el 14 de septiembre de 1812, en la Plaza Mayor de Huánuco. Antes de morir Crespo y Castillo dijo a viva voz: «Muero yo, pero mil se levantarán para ahorcar a los tiranos. ¡Viva la libertad!»

 

Cayó abatido el 14/9/1812.

 

ttps://es.wikipedia.org/wiki/Juan_José_Crespo_y_Castillo



 

Mariano Ignacio Prado.

 

Héroe del 2 del Mayo y controvertido accionar durante la Guerra con Chile

 

Mariano Ignacio Prado Ochoa nació en Huánuco el 18 de Julio de 1826. Ingresó al Ejército en 1854, pero debido a sus críticas al gobierno de José Rufino Echenique, fue desterrado a Chile.

 

Luchó al lado de Ramón Castilla y fue diputado en el Congreso y prefecto de Arequipa (1858).

 

El 28 de febrero de 1865, Prado inició una revuelta popular en Arequipa y derrocó al gobierno de Juan Antonio Pezet, proclamándose Jefe Supremo de la República. Luego de dos meses, dejó la presidencia en manos de Pedro Diez Canseco para participar en las elecciones de ese año, las cuales ganó.

 

Durante su gobierno se llevó a cabo el Combate del Dos de Mayo de 1866, por el cual se terminó con las pretenciones españolas de recuperar las antiguas colonias sudamericanas. Ejerció la presidencia hasta 1868 cuando tuvo que renunciar por presión del Congreso de la República.

 

En 1876 volvió a asumir la Presidencia de la República y en medio de una grave crisis económica tuvo que enfrentar el inicio de la Guerra del Pacífico. Cuando Chile comenzó a cosechar victorias, Prado viajó a Europa para comprar armas para el ejército peruano, llevando consigo una gran cantidad de dinero, joyas y objetos de valor recolectados por las Damas de Lima para la defensa del país. Luis La Puerta quedó como presidente provisorio.

 

Sin embargo Prado no regresó al país sino hasta después de la guerra en 1887, sin nunca dar cuenta del dinero ni de las joyas que se llevó. Dijo que sus intenciones fueron buenas pero que los acontecimientos le impidieron regresar al Perú, a pesar de ello, fue considerado un traidor del Perú y se le quitó la ciudadanía y el grado de General.

 

Por su parte, sus hijos se destacaron en la historia peruana: Leoncio Prado fue un valeroso y joven oficial que fue ejecutado por los chilenos durante la Guerra; José Prado Ugarteche fue candidato presidencial y Manuel Prado Ugarteche fue elegido dos veces presidente constitucional de la República.

 

Mariano Ignacio Prado murió en París, Francia, en 1901

 

Nació en 1826. Le declaró la guerra a España.

 

Instaló el Congreso Constituyente en 1867.

 

Fue elegido presidente el 11 de setiembre del mismo año.

 

Fue vencido y obligado a dimitir el 7 de enero de 1868.

 

Adonde.com

 


Isabel Granda Larco.

 

Chabuca Granda

 

A los doce años descubrió su vocación musical; comenzó a cantar y fue escogida vicepresidenta de la Asociación de Canto de su colegio. En 1937 formó el dúo llamado Luz y Sombra junto a su amiga Pilar Chamaca Mújica. El dúo cantó en diversas emisoras como Radio Nacional o Radio Miraflores, en la que Chabuca animaba un programa para artistas aficionados.

 

En 1940 formó un trío con Martha y Charo Gibson; interpretaban canciones mexicanas, muy de moda en la época. Dos años más tarde contrajo matrimonio con el brasileño Enrique Demetrio Fuller Da Costa, del que se separó en 1952, lo que supuso un no pequeño escándalo en la sociedad de la época. Ese mismo año inició su carrera en solitario.

 

Autodidacta y de extraordinaria sensibilidad artística, Chabuca Granda compuso más de un centenar de canciones, basadas en el folclore y en la historia del país. Su fama internacional, que la llevaría a dar recitales por Europa, procede del vals La flor de la canela, al que siguieron otras exitosas melodías como Fina estampa y José Antonio, a las que supo imprimir un intenso lirismo y que han sido interpretadas en muchas ocasiones por célebres músicos de la talla de María Dolores Pradera y Julio Iglesias.

 

A lo largo de su carrera como compositora trabajó diversos ritmos como el tondero, el vals criollo y los ritmos negroides. Estos últimos se dejan ver en melodías como El surco o Me he de guardar. Escribió también un ciclo de canciones dedicadas a su compatriota el poeta guerrillero Javier Heraud, abatido a los veintiún años de edad.

 

Cómo citar este artículo:

 

Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «». En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea [Internet]. Barcelona, España, 2004. Disponible en [fecha de acceso: 31 de enero de 2023].

 

https://www.biografiasyvidas.com/biografia/g/granda.htm




Para el próximo  lunes 1ro de mayo de 2023 seguiré publicando la historia de destacados personajes del Perú.


abril 26, 2023   Posted by Los Mina Digital with No comments

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