martes, 28 de febrero de 2023

 


 

Historia del Virreinato del Perú (1542-1824)

 

Máxima extensión del Virreinato del Perú a mediados del siglo XVI (verde claro) y su extensión final a inicios del siglo XIX (verde oscuro).

 

En 1542, la Corona Española creó el Virreinato del Perú, que se reorganizó después de la llegada del virrey Francisco de Toledo en 1572. Él puso fin al Estado indígena neo-inca en Vilcabamba y ejecutó a Túpac Amaru I.

También buscó el desarrollo económico,a través del monopolio comercial y la extracción de minerales, principalmente de las minas de plata de Potosí.

 

Reutilizó el sistema inca de la mita, un programa de trabajo forzado, para movilizar a las comunidades nativas para el trabajo de minería.

 

Esta organización transformó al Perú en la principal fuente de riqueza y poder de España en América del Sur.




La ciudad de Lima fue fundada por Francisco Pizarro, el 18 de enero de 1535 como la Ciudad de Reyes (en honor a los reyes magos). Se convirtió en la capital del nuevo virreinato, con jurisdicción sobre la mayor parte de la América española.

 

Los metales preciosos pasaron por Lima en su camino hacia el Istmo de Panamá y de allí a Sevilla, o de México a Filipinas pasando por Acapulco. En el siglo XVIII, Lima se había convertido en una capital colonial distinguida y aristocrática, sede de una universidad y el principal bastión español en América.

 

Guerras civiles entre los conquistadores del Perú

 


 

Ilustración del siglo XVIII que representa la decapitación de Gonzalo Pizarro, jefe de la rebelión de los encomenderos de 1544.

 

Por las Capitulaciones de Toledo, que Pizarro había firmado con la corona española en 1529 se establecía que este podía gobernar en nombre del Rey todas las tierras al sur (hasta 250 leguas) de Tumbes.

 

Posteriormente, el otro líder conquistador, Diego de Almagro, obtendría el mismo estatus en los territorios al sur de la gobernación de Pizarro. Sin embargo, el límite estaba cerca del Cuzco, lo que hizo que uno y otro bando reclamaran la posesión de la capital del Imperio incaico.

 

Ello fue el inicio en 1538 de una larga etapa de luchas intestinas entre los conquistadores, donde no solo se disputaron territorios sino derechos (encomiendas) y privilegios, a veces no solo entre ellos, a veces contra la corona.

 

Se dividen estas guerras civiles entre los conquistadores en cuatro grandes bloques:

 

La guerra entre Francisco Pizarro y Diego de Almagro el Viejo (1537-1538), que culminó con la victoria pizarrista en la batalla de las Salinas.

 

La guerra entre Diego de Almagro el Mozo y Cristóbal Vaca de Castro (1541-1542), que culminó con el triunfo de los pizarristas y partidarios del Rey unidos contra los almagristas, en la Batalla de Chupas.

 

Las guerras de Gonzalo Pizarro (1544-1548), que se alzó contra la corona española encabezando a los encomenderos, siendo finalmente derrotado.

 

Conocida también como la Gran Rebelión, se subdivide en tres guerras:

 

La guerra de Huarina (contra Diego Centeno).

 

La guerra de Jaquijahuana (contra Pedro de la Gasca).

 

Guerra de Francisco Hernández Girón 1553-1554, otro líder de  encomenderos que finalmente fue derrotado en la batalla de Pucará.

 

Las dos primeras fases se pueden resumir como una disputa entre los bandos de almagristas y pizarristas, estos últimos alineados finalmente en torno al representante de la Corona, el visitador Vaca de Castro. Mientras que las dos fases siguientes se definen claramente como la rebelión de los encomenderos en contra de la Corona española, motivada por algunas leyes u ordenanzas que iban contra sus intereses: en el caso de la rebelión de Gonzalo Pizarro, por la supresión de las encomiendas hereditarias, y en el caso de la de Francisco Hernández Girón, por la supresión del trabajo personal de los indios, entre otras razones.

  


La Corona española finalmente impuso su autoridad, estableciendo que el Perú sería un Virreinato del imperio español. Así se estableció una corte en Lima, la ciudad fundada por Pizarro en la costa central del Perú, donde una serie de 40 virreyes gobernaron ininterrumpidamente buena parte de Sudamérica entre 1544 y 1824.

 

A partir del último tercio del siglo xviii se fueron creando nuevos virreinatos con territorios escindidos del virreinato peruano (Virreinato de Nueva Granada y Virreinato del Río de la Plata).

 

El orden colonial


 



Virreyes y gobernadores del Perú colonial

 

Francisco Álvarez de Toledo, Virrey del Perú, fue el gran ordenador y organizador del virreinato.

 

Vista de la Catedral de Lima.

 

La sociedad virreinal era conservadora y clasista. Los hijos de españoles nacidos en América (los criollos) tenían en un principio menor estatus que los propios españoles, y estaban impedidos de acceder a los más altos cargos. Debajo de ellos, en la escala social, estaban los indígenas y los mestizos. Solo los curacas andinos conservaron parte de sus antiguos privilegios y merecieron instituciones especiales como escuelas para hijos de nobles. Se importaron esclavos de África ecuatorial y fueron colocados en el último escalón de la sociedad.

 

Algunas instituciones incas fueron mantenidas pero corrompidas en perjuicio de la población andina. La mita, por ejemplo, se usó de excusa para el reclutamiento sin retribución de personal para el trabajo en las minas y las haciendas. Pero no fueron los únicos problemas de los andinos: Durante el gobierno del virrey Francisco de Toledo (1569-1581) se hizo reorganizaciones forzosas de las comunidades andinas en pueblos llamados reducciones de indios.

Además la religión católica fue impuesta a la población andina en medio de una agresiva evangelización caracterizada por la destrucción sistemática de santuarios y símbolos religiosos (Extirpación de idolatrías).

 

El mercantilismo imperaba y el libre comercio no fue permitido sino hasta mediados del siglo XVIII, lo que no impidió la existencia del contrabando de manera abundante. El centro comercial por excelencia era la aduana del Callao, puerto de Lima, desde donde se enviaba a España (vía Panamá) y a Filipinas (vía Acapulco, México)

 

Guerra de Independencia del Perú

 

Rebelión de Túpac Amaru II

 



El cacique José Gabriel Condorcanqui, más conocido como Túpac Amaru II, que dirigió la gran revolución indígena de 1780.

 

Como en tiempos de los incas, hubo diferentes insurrecciones contra el poder establecido. Las grandes insurrecciones de Juan Santos Atahualpa en la selva central (1742-1756) y la del cacique José Gabriel Condorcanqui o Túpac Amaru II en 1780 en la ciudad de Cusco y la continuación de esta por Túpac Katari en el Alto Perú (Puno), desestabilizaron el orden colonial y determinaron severas represiones de parte de las autoridades.

 

Es entonces cuando el virreinato empieza a militarizarse y los virreyes se preparan para afrontar los tiempos difíciles de la independencia.

 

Cortes de Cádiz (1812)

 

En 1808, Napoleón invadió la Península ibérica y tomó como rehén al rey, Fernando VII de España.

 

En 1810 tras la invasión y usurpación del trono de España por parte de Napoleón, las colonias americanas establecieron juntas de gobierno, leales a la monarquía, que a la larga no fueron sino el primer paso a la independencia, debido al cambio político al régimen liberal en España.

 

Más tarde, en 1812, las Cortes de Cádiz, la asamblea legislativa nacional de España, promulgaron la Constitución española de 1812.

 

Rebeliones criollas del siglo XIX



 

En el Perú, el virrey José Fernando de Abascal deshizo uno por uno los intentos independentistas que iban surgiendo en el territorio de su virreinato:

 

La primera revuelta de Tacna (1811) encabezada por Francisco Antonio de Zela.

 

La rebelión de Huánuco (1812), en alianza con criollos y mestizos, entre los que se hallaba Juan José Crespo y Castillo.

 

La segunda revuelta de Tacna (1813) encabezada por Enrique Paillardelli y Julián Peñaranda.

 

La rebelión del Cuzco (1814) encabezaron los Hermanos Angulo y el brigadier Mateo Pumacahua, entre otros, que fue vasto movimiento independentista que sacudió todo el sur del virreinato peruano.

 

Abascal también frenó las tres expediciones enviadas por la Junta de Gobierno de Buenos Aires a través del Alto Perú. Pero hizo mucho más, pues desde Lima dirigió con éxito la contrarrevolución sobre los movimientos juntistas surgidos en Chile y Quito.

 

El Virreinato del Perú se convirtió así en el bastión del poderío español en Sudamérica y fue necesario que confluyeran allí las dos corrientes libertadoras surgidas en los extremos del continente, la del Norte (encabezada por el venezolano Bolívar) y la del Sur (encabezada por el rioplatense José de San Martín).

 

La corriente libertadora del sur y el surgimiento de la República del Perú

 

Expedición Libertadora del Perú

 



José de San Martín, militar y político rioplatense, libertador de Argentina, Chile y Perú.

 

Tras el fracaso de las rebeliones de provincias y de las conspiraciones de los patriotas en Lima, en 1820 el escenario se tornó favorable a la independencia. Se produjo el desembarco en Paracas del general rioplatense José de San Martín al mando de las tropas de la Expedición Libertadora del Perú enviada desde Chile por el director supremo Bernardo O'Higgins luego de haber consolidado la Independencia de aquel país. El desembarco se inició el 8 de septiembre de 1820 y continuó los días siguientes.

 

San Martín instaló su cuartel en Pisco y recibió el apoyo de la población. Enseguida, envió una expedición hacia el interior del país al mando del general Álvarez de Arenales, quien pasó por Ica y Huamanga (ciudades que juraron sus respectivas independencias) y llegó hasta la sierra central, donde derrotó a una división realista en Cerro de Pasco, el 6 de diciembre de 1820.

 

Tras permanecer en Pisco casi dos meses, San Martín ordenó el reembarque del Ejército Libertador, que se inició el 24 de octubre de 1820. Días antes, el 21, dio un decreto estableciendo la primera bandera del Perú y el primer escudo del Perú, que posteriormente serían modificados por Bolívar, aunque la bandera conservó sus colores originales: el rojo y el blanco.

 

La expedición libertadora enrumbó hacia el norte, pasando frente al Callao, para finalmente desembarcar en el puerto de Huacho, a 170 km al norte de Lima. El ejército libertador avanzó hasta el poblado vecino de Huaura, donde estableció su cuartel general. Fue en Huaura donde por primera vez San Martín proclamó la independencia del Perú, en noviembre de 1820, desde un balcón que hasta hoy se conserva como joya histórica.

 

Desde el momento del arribo de la Expedición Libertadora al Perú, sucedieron importantes hechos que favorecieron los planes sanmartinianos de la Independencia. Primero, la independencia de Guayaquil, el 9 de octubre de 1820. Luego, la captura de la fragata española Esmeralda y el paso del prestigioso batallón realista Numancia a las fuerzas patriotas, suceso este último que fue posible gracias a la labor incansable de los patriotas de Lima, entre ellos el célebre José de la Riva Agüero.

 

Otro suceso importantísimo, fue la Independencia de todo el Norte del Perú, obra de los patriotas locales, de manera pacífica. La primera ciudad norteña en jurar su independencia fue Lambayeque, el 27 de diciembre de 1820.


Luego, la ciudad de Trujillo (capital de la Intendencia del mismo nombre), a instigación de su intendente, José Bernardo de Tagle, marqués de Torre Tagle, lo hizo el 29 de diciembre de 1820. Sucesivamente hicieron lo mismo Piura, Cajamarca, Chachapoyas, Jaén y Maynas.

 

El mismo San Martín reconoció posteriormente que si no hubiera sido por el apoyo masivo del norte peruano, se habría visto en la necesidad de volver a Chile para reorganizar sus fuerzas, ya que estas eran inferiores a las fuerzas virreinales.

 

Queda así claro que el apoyo de los peruanos fue fundamental y decisivo para lograr la Independencia Hispanoamericana. Posteriormente se difundiría el llamado «Mito de la independencia concedida», según el cual la independencia peruana fue concedida por los ejércitos libertadores argentino-chileno y grancolombiano, teoría que de manera evidente desconoce el aporte valioso de la población peruana.

 

El virrey Joaquín de la Pezuela entabló negociaciones con San Martín, las mismas que se realizaron en Miraflores, pero que culminaron en fracaso. Finalmente el general español José de la Serna, tras un pronunciamiento militar contra Pezuela (Motín de Aznapuquio), asumió el gobierno del Virreinato. 

 

El nuevo virrey se entrevistó personalmente con San Martín en la hacienda Punchauca, pero igualmente no se llegó a ningún acuerdo.

 

Lima, la capital colonial, se vio amenazada por el avance del ejército libertador y el acoso de las montoneras patriotas, estas mayormente conformadas por hombres andinos, y que, dicho sea de paso, constituyen otro ejemplo del aporte valioso de los peruanos a la Independencia.


A comienzos de julio de 1821 se vivía en Lima una tremenda escasez de alimentos, debido precisamente al asedio de las montoneras, que cortaron las vías de comunicación con el exterior.

 

Las tropas realistas no contaban con recursos y los patriotas ya habían conseguido importantes victorias al interior del país, en tanto la población entera reclamaba la presencia del Libertador.



 

Proclamación de la Independencia del Perú, por parte del general José de San Martín.

 

Ante la situación adversa, La Serna abandonó Lima y se dirigió hacia la sierra. San Martín ingresó a Lima en la noche del 12 de julio de 1821. El cabildo de Lima firmó entonces el Acta de Independencia del Perú el día 15 de julio, independencia que San Martín proclamó en una ceremonia pública el 28 de julio (fecha que desde entonces se celebra como Fiestas Patrias).

  



Primer Escudo de la República peruana.

 

El 27 de diciembre de 1821, San Martín convocó por primera vez a la ciudadanía con el fin de que eligiera libremente un Congreso Constituyente, con la misión de establecer la forma de gobierno que en adelante regiría al Perú, así como una Constitución Política adecuada. En lo personal, San Martín era partidario de la Monarquía Constitucional, aunque la mayoría de los peruanos en el bando patriota simpatizaban con la forma republicana de gobierno, al estilo de los Estados Unidos.

 

El problema mayor para San Martín, era, indudablemente, la guerra contra los realistas. Hay quienes le han reprochado el no emprender una ofensiva total sobre los realistas, como lo había hecho en Chile, pero el Libertador tenía sus razones. En primer término, era consciente de la inferioridad numérica de sus fuerzas, comparada con la de los virreinales. Estos dominaban el interior del país, desde Jauja hasta el Alto Perú, y sumaban un total de 23,000 soldados, la mayoría hombres andinos.

 

San Martín solo contaba con 4,000 efectivos. Un importante triunfo para los patriotas fue la rendición de las fortalezas del Callao, el 19 de septiembre de 1821, cuyo jefe, el mariscal peruano José de la Mar, se sumó a la causa patriota. Mientras tanto, el virrey La Serna reorganizaba sus fuerzas en la sierra central y sur del Perú y en el Alto Perú, desde donde realizó incursiones sobre la costa, destruyendo un ejército independiente en la batalla de Ica o de La Macacona, el 7 de abril de 1822.

 

De otro lado, desde el norte, el Libertador Bolívar avanzaba triunfante, ganando territorios para la Gran Colombia. Precisamente, un ejército combinado argentino-peruano y grancolombiano obtuvo el triunfo en la batalla de Pichincha, el 24 de mayo de 1822, que selló la independencia del territorio de la antigua Presidencia de Quito (actual Ecuador).Esta región, junto con la Provincia Libre de Guayaquil, pasó a formar parte de la Gran Colombia, a instancias de Bolívar.

 

Producida así la confluencia de las dos grandes corrientes libertadoras de Sudamérica, San Martín viajó a Guayaquil para entrevistarse con Bolívar. Durante esta entrevista, ambos discutieron a puerta cerrada importantes cuestiones sobre la empresa libertadora, pero sin llegar a ponerse de acuerdo. San Martín retornó al Perú, desilusionado y convencido de que debía retirarse para dar pase al Libertador del Norte.

 


 

Primer Congreso Constituyente del Perú (1822).

 

El 20 de septiembre de 1822 se instaló el primer Congreso Constituyente del Perú, compuesta por 79 diputados (elegidos) y 38 suplentes (para los territorios ocupados por los realistas). Entre sus miembros se contaban los más destacados miembros del clero, el foro, las letras y las ciencias. Ante este Congreso, San Martín renunció al protectorado y se dispuso a abandonar el Perú. Como Presidente del Congreso fue elegido el diputado por Arequipa Francisco Xavier de Luna Pizarro.

 

Las Juntas Preparatorias las presidió el célebre precursor Toribio Rodríguez de Mendoza.

 

Los legisladores empezaron por entregar el poder ejecutivo a un grupo de tres diputados, que conformaron un cuerpo colegiado denominado la Suprema Junta Gubernativa (presidida por el general José de La Mar e integrada por Manuel Salazar y Baquíjano y Felipe Antonio Alvarado). Esta Junta entró en funciones el día 21 de septiembre de 1822.

 

El 22 de noviembre, el Congreso dio el golpe de gracia a la ilusión monárquica de San Martín: desautorizó la Comisión de Juan García del Río y de Diego Paroissien, que habían sido enviados a Europa para buscar un rey para el Perú. Sellándose definitivamente cualquier intento de Monarquismo en Perú tras la independencia.

 

El nuevo gobierno afrontó la guerra contra los realistas que aún dominaban la sierra central y sur del Perú, poniendo en práctica el plan esbozado por San Martín, llamado el de los “Puertos Intermedios”. Consistía este en atacar a los realistas desde los puertos del sur peruano, combinado con otro ataque desde la sierra central, junto con una eventual acometida desde territorio rioplatense, para cercar así al enemigo. Esta primera Campaña de Intermedios acabó en fracaso, al no ponerse en práctica el plan completo. Los patriotas sufrieron las derrotas de Torata y Moquegua (19 y 21 de enero de 1823).

   



José de la Riva Agüero, primer Presidente de la República del Perú (1823).

 

El Congreso y la Junta de Gobierno quedaron tremendamente desacreditados ante la opinión pública. Ante el temor de una ofensiva española, los oficiales patriotas al mando de las tropas que guarnecían Lima, se movilizaron desde sus acantonamientos hasta la hacienda de Balconcillo, a media legua de la capital, desde donde exigieron la destitución de la Junta y la elección de un solo Jefe Supremo.

 

Sugirieron incluso el nombre del oficial indicado para asumir el gobierno: el coronel de milicias José de la Riva Agüero y Sánchez Boquete. El Congreso, acatando este pedido, disolvió la junta y nombró como Presidente a Riva Agüero (28 de febrero de 1823). Fue el primer golpe de Estado de la historia republicana peruana, conocido como el Motín de Balconcillo.

 

El presidente José de la Riva Agüero (el primero en ostentar el título de Presidente del Perú y en usar la banda presidencial bicolor) organizó una Segunda Campaña de Intermedios. El ejército patriota arribó a Arequipa y se internó en el Alto Perú, llegando a La Paz el 8 de agosto de 1823. Pero tras la victoria de Zepita, los patriotas debieron emprender una retirada precipitada, hacia la costa. Ante este nuevo fracaso militar, el Congreso decidió llamar a Bolívar, para entregarle la conducción de la guerra contra los realistas.

 

Mientras que Riva Agüero, tras ser destituido por el Congreso, marchó a Trujillo, donde en rebeldía instaló su gobierno, con su propio Senado. En Lima, el Congreso nombró en reemplazo de Riva Agüero al marqués de Torre Tagle, que se convirtió así en el segundo Presidente del Perú. De ese modo, dos gobiernos se disputaban el poder en el Perú, asomando la anarquía.

 

 



Simón Bolívar, militar y político venezolano, quién dirigió la parte final de la independencia del Perú.

 

El 1 de septiembre de 1823 arribó al Callao el Libertador Simón Bolívar. El día 10 de septiembre el Congreso de Lima le otorgó la suprema autoridad militar en toda la República. Seguía siendo Torre Tagle presidente, pero debía ponerse de acuerdo en todo con Bolívar.

 

El único obstáculo para Bolívar era Riva Agüero, que instalado en Trujillo con un ejército de 3,000 hombres, dominaba toda la región aledaña. Sin embargo, los mismos oficiales de Riva Agüero, apresaron a este y lo enviaron al destierro. Así se pudo finalmente unificar el mando del país en manos de Bolívar.

 

El 5 de febrero de 1824, se produjo un motín en las fortalezas del Callao, de resultas del cual los realistas recuperaron este importante bastión. Ante tal delicada situación, el Congreso dio el 10 de febrero un memorable decreto entregando a Bolívar la plenitud de los poderes para que hiciera frente al peligro, anulando la autoridad de Torre Tagle. Se instaló así la Dictadura.


 



Óleo de la batalla de Ayacucho, una obra de Martín Tovar y Tovar.


Tras asumir así los poderes absolutos, Bolívar, con refuerzos llegados de la Gran Colombia, se instaló en Trujillo, donde, contando con los recursos que a manos llenas le otorgaron los lugareños, preparó la campaña final de la independencia del Perú y de Hispanoamérica. Mientras tanto, en las filas realistas cundió la división, lo que se hizo evidente con la sublevación del 22 de enero de 1824 del general Pedro Antonio de Olañeta en el Alto Perú.

 

Bolívar abrió finalmente campaña, siendo su primera gran victoria fue la batalla de Junín, librada el 6 de agosto de 1824, donde tuvieron una destacada y decisiva actuación los Húsares del Perú, conocidos desde entonces como los Húsares de Junín, escuadrón compuesto por aguerridos montoneros andinos.

 

Más tarde, el lugarteniente de Bolívar, el general Sucre, obtuvo la victoria de Ayacucho, donde también destacó la Legión Peruana, que se constituyó en la base del ejército peruano (9 de diciembre de 1824). Esta victoria determinó el final de la guerra en el Perú, que se concretó con la firma de la capitulación de Ayacucho. El último resto de la resistencia realista sucumbió con la toma de las fortalezas del Callao en enero de 1826.

 

Historia republicana del Perú (siglo XIX)

 

Cronología

 

Oficialmente, la historia del Perú independiente empieza el 28 de julio de 1821, día en el que el general argentino José de San Martín, jefe de la Expedición Libertadora, proclamó la independencia del Perú en Lima, la capital del entonces Virreinato del Perú.

Pero para el historiador Jorge Basadre el punto de partida del nacimiento de la República del Perú es la instalación del Primer Congreso Constituyente del Perú, el 20 de septiembre de 1822.

 

ttps://es.wikipedia.org/wiki/Historia_del_Per%C3%BA


ttps://ejercito.defensa.gob.es/museo/HECHOS_HISTORICOS/HECHOS_HISTORICOS/01.18_enero.-_FUNDACION_DE_LA_CIUDAD_DE_LIMA.html

https://hablemosdeculturas.com/el-virreinato-en-el-peru/

https://historiaperuana.pe/biografia/jose-fernando-abascal-sousa

 



Para el próximo sábado 4 de marzo de 2023 seguiremos publicando la historia resumida del pueblo de Perú.

 


febrero 28, 2023   Posted by Los Mina Digital with No comments

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