El sistema educativo de Chile es complejo y de naturaleza mixta público y privado, lo que queda en evidencia en su estructura, instituciones, integrantes, normativa y financiamiento, entre otros elementos.
En materia educativa, el Estado asume un rol subsidiario y
promueve la participación de los privados en un entorno con cierto nivel de
regulación y control.
El sistema educativo del país ha experimentado una constante
evolución, en concordancia con los cambios políticos y legislativos acontecidos
en el país; sin embargo, ha mantenido cierta estabilidad en el tiempo, pese a
los cambios de gobernantes y legisladores.
Desde la década del ochenta, el sistema educativo se organiza
formalmente en cuatro niveles principales: Educación parvularia, básica, media
y superior, siendo las tres primeras de carácter obligatorio. Un quinto nivel,
consiste en modalidades educativas dirigidas hacia poblaciones específicas.
La cobertura del sistema para todos los niveles educativos
obligatorios es alta y similar a los países de la OCDE.
Un extenso marco normativo, internacional y nacional, ha
regido el Sistema educativo de Chile. A nivel macro y con mayor jerarquía
destacan: la Declaración Universal de los Derechos Humanos, el Pacto
Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales y la Constitución
Política de la República de Chile. Con un menor nivel de jerarquía, continúa la
Ley General de Educación (LGE) de 2009, que rige a la educación chilena.
Esta ley derogó, y por tanto reemplazó, a la Ley Orgánica
Constitucional de Enseñanza (LOCE) de 1990.
Desde inicios del siglo XXI el Sistema educativo de Chile
cursa un proceso de Reforma Educacional profunda y extensa, la cual afecta a
sus instituciones y marco normativo. Dicha reforma estará en completo régimen a
partir de 2026.
A raíz del Estallido Social de octubre de 2019, el país se
encuentra actualmente en proceso de establecer una nueva Constitución que ha de
ser aprobada por un plebiscito de salida redactada por una Convención
Constitucional, elegida democráticamente. Lo anterior se podría traducir en
eventuales cambios al Sistema educativo, al modificarse el tratamiento
constitucional que pueda recibir la Educación así como el rol que asuma el
Estado en ésta.
Los niveles parvulario, básico y medio del sistema de
gobierno así como los centros de
formación técnica de gobierno superior están regulados y vigilados por el
Ministerio de Educación.
El Consejo Nacional de Educación (CNE) tiene como principales
funciones pronunciarse sobre la solicitud de reconocimiento oficial de las
universidades e institutos profesionales, verificar su desarrollo, establecer
sistemas de examen selectiva y acreditación, recomendar sanciones y realizar
estudios sobre la educación superior.
Los derechos a la educación y a la libertad de enseñanza están resguardados en la Constitución Política de la República; sin embargo, para tener reconocimiento legal, los establecimientos particulares deben cumplir con los objetivos fundamentales y contenidos mínimos obligatorios (OF-CMO), prescritos por los artículos 15 a 20 de la LOCE.
Dichos requisitos y
normas son establecidos por el Ministerio de Educación previo informe del CSE.
En 2013 se reportó que más de 800 escuelas municipales cerraron
y apenas el 36 % de los alumnos está inscrito en colegios públicos.Y en las
últimas décadas, ha habido dos grandes olas de manifestaciones relacionadas con
el manejo de la educación en el país: en 2006 y 2011 esta última se vio inmersa
en un año de profunda y activa protesta social en el país en distintos ámbitos.
Sin embargo, según ha sido informado por el Centro
Interuniversitario de Desarrollo, en 2016 Chile tiene la tasa de escolarización
en educación superior más alta de Latinoamérica equiparable a países como
Australia y superior a Estonia o Gran Bretaña, además de figurar como el país
con la mayor cobertura del quintil más pobre, y un nivel de desigualdad
reducido comparado a países como Uruguay o Brasil.
Marco normativo
Un extenso marco normativo, internacional y nacional, ha
regido al sistema educativo de Chile.
Internacional
Chile adhirió a la Declaración Universal de los Derechos
Humanos (1948) y al Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales (1966); ambos documentos declaran a la educación como un derecho y
establecen ciertas condiciones para ésta.
El artículo 26 de la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, establece: la educación como derecho, sus roles, la obligatoriedad y
gratuidad según nivel educacional; y finalmente la libertad de los padres a
elegir el tipo de educación para sus hijos.
El artículo 13 del Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales, ratifica los derechos establecidos en
Declaración Universal de los Derechos Humanos; y establece: el derecho a
educación, el rol de la educación, niveles educativos obligatorios y sus
alcance, así como el derecho a la libertad de enseñanza.
Los principios jurídicos contenidos en ambos cuerpos del
derecho internacional, son la base e inspiración para la legislación nacional;
la que los recoge e interpreta, de acuerdo a la ideología política de los
legisladores y gobernantes. Amplia literatura y debates: académicos, sociales,
políticos e incluso técnicos; versan sobre esta materia y las consecuencias que
ha tenido en el Sistema educativo de Chile.
Historia
Cronología de la educación en Chile
Etapa colonial en la Educación de Chile
En la Colonia, la educación estuvo mayormente a cargo de la
Iglesia, especialmente las congregaciones religiosas establecidas en el país,
destacando los Jesuitas y Dominicos. En el nivel primario el enfoque estuvo
puesto en la enseñanza de la escritura y lectura, más algunas lecciones de
catecismo y aritmética.
En este período, las órdenes de los Mercedarios y
Franciscanos también formaron escuelas y lo hicieron en: Concepción, Osorno, La
Imperial y Valdivia. Debido a la necesidad de convertir a los indígenas a la fe
católica, se abrió en Penco un curso de lengua araucana, pero no duró por la
escasez de alumnos.
También se creó una escuela para que los mapuches aprendiesen
castellano, el Colegio de Naturales de Chillán (1697).
El Colegio de Naturales fue creado por la Real Cédula del 11 de mayo de 1697, a objeto de disponer de un establecimiento para la educación de los hijos de los caciques de Arauco. Comenzó a funcionar el 23 de septiembre de 1700 bajo la tuición de la Compañía de Jesús, hasta su expulsión en 1767.
En 1723, ante la amenaza de incursiones indígenas, fue
trasladado a la capital del reino y en 1786 la institución regresó a Chillán,
ahora bajo la conducción de la orden franciscana, que aprovechó para su
habilitación el Colegio de Misioneros que existía en la ciudad.
El Colegio de Naturales de Chillán funcionó hasta 1811,
cuando el primer Congreso republicano resolvió eliminar la subvención
proporcionada por el Estado.
En cuanto a la educación superior en Chile, en el siglo XVII se crearon tres centros de enseñanza superior con categoría de universidades pontificias, que tenían un carácter eminentemente eclesiástico: el Colegio Máximo San Miguel de los Jesuitas y la Universidad de Santo Tomás de Aquino de los Dominicos, ambas en Santiago; mientras que en Concepción, funcionó durante 43 años, la Universidad Pencopolitana también dirigida por los Jesuitas.
En 1758, por autorización de Felipe V, se erige la
Universidad de San Felipe, antecesora de la actual Universidad de Chile.
Independencia
Con el advenimiento de la Independencia, la educación fue un
tema de interés para los dirigentes patriotas.
En 1812 se creó la Biblioteca Nacional y en 1813 se creó el
Instituto Nacional. Los diversos textos constitucionales, establecen la
obligatoriedad del Estado de mantener escuelas de primeras letras.
Etapa republicana
Siglo XIX
Una vez afianzada la organización del Estado, se suceden
diversos hitos en materia educacional. Así, en 1842 la Universidad de San
Felipe se transformó en la Universidad de Chile, y se creó la Escuela Normal de
Preceptores; primera en su tipo en Sudamérica. Para el desarrollo de la
educación técnica, en 1848 se creó la Escuela de Artes y Oficios. En 1860 se
promulgó la Ley Orgánica de Instrucción Primaria, y en 1877, el Decreto Amunátegui,
que permitió la incorporación de la mujer a la educación superior.
Durante el siglo XIX convivieron los sistemas público y
privado de educación, este último dominado por la Iglesia Católica. Con el
advenimiento de la República Liberal, y en el marco de las Cuestiones
Teológicas, surgieron debates sobre la vigilancia estatal en la educación
versus la libertad de enseñanza, defendida por los colegios confesionales. Uno
de los hitos más importantes de este enfrentamiento fue la creación, en 1888,
de la Universidad Católica de Chile; primer centro privado de estudios
superiores del país. Mientras que para la formación de profesores de enseñanza
secundaria, se creó en 1889, el Instituto Pedagógico.
El siglo XX fue generoso en la creación de establecimientos y
en las reformas impulsadas. En 1921 se creó la primera universidad fuera de
Santiago, la Universidad de Concepción (aunque previamente existieron cursos
universitarios sueltos en Valparaíso). Asimismo, se crearon otras cuatro
universidades privadas en regiones: Universidad Católica de Valparaíso (1928), Universidad Técnica Federico Santa María (1931), Universidad Austral de
Valdivia (1954) y Universidad Católica del Norte (1956).
Mientras, en 1947 la Escuela de Artes y Oficios, junto a otros
institutos técnicos públicos, se refunden y crean la Universidad Técnica del
Estado (UTE). Todas las instituciones, mencionadas anteriormente, además de las
universidades de Chile y Católica de Santiago, conformaron el Consejo de
Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH) en 1954. Por otro lado, la
Universidad de Chile se expandiría por el país creando varias sedes regionales,
lo que sería imitado por la UTE y la católica.
Reforma educacional de 1928
La promulgación de la Ley de Instrucción Primaria Obligatoria
se celebró con un feriado nacional y un gran acto cívico, el 29 de agosto de
1920.
En cuanto a las reformas educacionales, en 1920 la Ley de
Instrucción Primaria Obligatoria estableció como nivel mínimo de educación el
3° año de preparatoria. En 1945 se hicieron planes de reforma parcial de la
educación escolar, y en 1953 se crea la Superintendencia de Educación y la
JUNAEB.
En 1965 durante el gobierno de Eduardo Frei Montalva, se
inició una profunda reforma educacional en la que se redujo de 6 a 4 años la
enseñanza secundaria, llamada "de humanidades", que pasaría a
llamarse "educación media" (secundaria), mientras que la educación
preparatoria, se renombró a "educación básica" (primaria) y pasó de 6
a 8 años obligatorios, además se dividieron las jornadas horarias en dos.
Posteriormente, y hacia finales de los sesenta, las universidades pasarían por
el período de la reforma universitaria, donde se pretendió otorgar un cariz más
democrático al gobierno de estas instituciones, buscando representatividad para
los distintos estamentos.
Tras el golpe de estado de 1973, se vivió un proceso de
retroceso en materia de democracia educacional, a la vez que se descentralizó o
liberalizó algunos aspectos de la educación. En 1974 empieza un proceso que
elimina las escuelas normales y traspasa la formación de profesores de
enseñanza básica a las universidades.
En 1981 las sedes de las universidades de Chile y Técnica del
Estado, fueron convertidas en universidades regionales, o en otras
universidades metropolitanas, y se
autorizó la creación de universidades privadas al margen del Consejo de
Rectores. Asimismo, los establecimientos escolares fueron trasferidos desde el
Estado a las Municipalidades (municipalización).
En las postrimerías del régimen, se dictó la Ley Orgánica
Constitucional de Enseñanza (LOCE), que señaló las pautas para la educación
chilena desde los niveles pre-escolares, hasta la educación superior. Esta ley,
reconoció el derecho a la Educación y la libertad de enseñanza, además fija los
requisitos mínimos y objetivos básicos que se debían cumplir.
Tras el retorno a la democracia, la educación vivió una serie
de cambios curriculares, amén del aumento de las demandas por acceso y calidad de
la educación. En 1992 se estableció el Estatuto Docente y en 1996 se inició el
programa de Jornada Escolar Completa, junto a importantes cambios curriculares.
La Revolución Pingüina, producida entre mayo y junio de 2006,
colocó a la educación como un tema central de la política y la sociedad
chilena.
Eso llevó, entre otros, al reemplazo de la LOCE por la Ley General de Educación, que contempla modificaciones importantes en los procesos de admisión, currículum, y reconocimiento oficial de los establecimientos educacionales.
Asimismo, se han producido eventos que generan gran impacto en
la opinión pública, como el cierre forzoso de la Universidad ARCIS, la
Universidad del Mar, la Universidad del Pacífico, la Universidad
Iberoamericana, Universidades desaparecidas de Chile, y los casos de corrupción
que afectaron a los miembros de la Comisión Nacional de Acreditación.
Parvulario o preescolar
Educadora de párvulos junto a sus alumnos.
La educación parvularia atiende a la población de niños y
niñas entre los 6 meses y los 6 años. Pasó a ser obligatoria el 21 de mayo de
2013, cuando el presidente Sebastián Piñera anunció la aprobación del proyecto
de ley que estipulaba la obligatoriedad del kínder, dejando así el prekínder no
obligatorio.
La atención parvularia se realiza a través de las sala cunas
y jardines infantiles de administración municipal, particular subvencionada,
particular, de JUNJI o de la Fundación Nacional de Atención al Menor (Fundación
Integra). La educación parvularia está dividida en los siguientes niveles:
Sala cuna: 84 días hasta 2 años
Medio: desde 2 hasta 4 años. Se divide en los niveles medio
menor y mayor.
Transición: desde 5 hasta 6 años. Se divide en primer nivel
de transición (pre-kínder, 5 a 5 años) y segundo nivel de transición (kínder, 6
a 6 años)20
El 21 de mayo de 2013, se anunció una reforma constitucional
para establecer el segundo nivel de transición (kínder) como obligatorio a
partir de 2015, convirtiéndose en requisito para cursar el nivel básico,
llegando así a 13 años de educación garantizada.21
En 2015 se promulgó una ley que crea un nuevo esquema rector
del nivel preescolar, el cual a agosto de 2016 está en fase de
implementación.
Nivel básico o primario
Educación General Básica en
Chile
Estudiantes del nivel básico.
La Enseñanza Básica, desde la reforma de 1965, corresponde al
ciclo inicial de estudios escolares.
En 1920 la legislación chilena había establecido la
obligatoriedad de cursar cuatro años de escolaridad mínima.
En 1929 este mínimo fue aumentado a seis años. Finalmente, en
1965 se estableció la obligatoriedad del nivel básico, cuya duración actual es
de ocho años divididos en dos ciclos y ocho grados (de 7 a 14 años de edad
ideal).
EGB ciclo I:
1. º, 2. º, 3. º y 4. º
año o grado de escolarización
EGB ciclo II: 5. º, 6. º, 7. º y 8. º año o grado de
escolarización
La Ley General de Educación de 2009 contempla el cambio a una
educación básica de seis años y la educación media también de seis años, con
una renovada estructura curricular. El cambio se efectuará a contar de 2026.
Nivel medio o secundario
Educación secundaria Chile
La Enseñanza Media está dividida en Enseñanza Media Científico-Humanista (EMCH), Técnico-Profesional (EMTP), y Artística (desde 2006), con una duración de cuatro años.
La Enseñanza Media se organiza como sigue:
EMCH 1.º a 4.º grados
EMTP 1.º y 2.º grados con el mismo programa educacional que
EMCH
EMTP 3.º y 4.º grados programas diferenciados según
especialidad
Los liceos o colegios que imparten especialidades
técnico-profesionales otorgan Títulos de Técnico de Nivel Medio y se les
denomina:
Liceos Agrícolas: otorgando títulos de Técnico de Nivel Medio
en las actividades propias de la agricultura.
Liceos Comerciales: administración, contabilidad y
secretariado dominan estos liceos.
Liceos Industriales: electricidad, mecánica, electrónica,
informática, entre otras.
Liceos Técnicos: vestuario (corte, confección y/o modas),
cocina, enfermería, parvulario y otros.
Liceos Polivalentes: son los que tienen carreras de dos o
tres de los liceos antes mencionados.
Nivel superior
Educación superior en Chile
Frente de la casa
central de la Universidad de Chile, la primera universidad chilena fundada en
la época republicana.
En la educación superior de Chile se distinguen cuatro tipos
de establecimientos, creados por la reforma de la educación superior 1981. A
ellos pueden optar todos los egresados de la educación media:
Centros de Formación Técnica (CFT): tienen carreras con una
duración de 2 años y otorgan títulos de Técnico de Nivel Superior.
Institutos Profesionales (IP): otorgan títulos de Técnico
Superior y Títulos Profesionales en aquellas carreras que requieran el grado
académico de Licenciado.
Universidades (U): otorgan todos los Títulos Profesionales y
los Grados Académicos de Licenciatura, Magíster y Doctor en su especialidad.
Instituciones de educación superior de las Fuerzas Armadas: las FF.AA. pueden entregar títulos y grados académicos a través de sus instituciones educativas.
Este tipo de instituciones fueron incorporadas recientemente y a
este grupo pertenecen la Academia Nacional de Estudios Políticos y Estratégicos
(ANEPE), la Academia Politécnica Militar, la Academia Politécnica Naval y la
Academia Politécnica Aeronáutica, entre otras.
Quienes ingresan a la educación superior universitaria pueden
optar entre universidades tradicionales, que fueron creadas antes de 1981 y que
están agrupadas en el Consejo de Rectores de las Universidades Chilenas (CRUCH)
o en las universidades "privadas". Las primeras reciben varios tipos
de fondos del Estado, como el aporte fiscal directo (AFD) y el aporte fiscal
indirecto (AFI). Según la legislación vigente, a todas las universidades
chilenas se les considera como organizaciones sin fines de lucro, aunque solo
desde el año 2011 se discute un mecanismo de fiscalización de dicha situación.
Proceso de selección
Las instituciones del CRUCH son 25 y la selección para el
ingreso a estas universidades se efectúa a través de la Prueba de Selección
Universitaria (PSU), la cual mide los conocimientos de los estudiantes en
materias que son parte de los contenidos esperados para el nivel de educación
secundaria. Esta prueba permite un sistema integrado, simultáneo y coordinado
entre las diversas instituciones. Es controlado actualmente por la Universidad
de Chile.
Durante 2011, el CRUCH invitó a universidades privadas a
sumarse al sistema de ingreso, de las cuales se sumaron
Financiamiento para los estudiantes
La Educación es gratuita en su duración formal para el 50 %
de la población más vulnerable y que haya elegido una universidad o instituto
público y que no tenga ánimo de lucro. En cuanto a las universidades privadas o
con ánimo de lucro, el estudiante puede optar a diferentes becas o créditos con
condiciones muy diferentes entre sí para el financiamiento de sus estudios.
Esto ha provocado críticas al sistema por parte de estudiantes y egresados. Los
estudiantes de universidades del CRUCH pueden postular al Fondo Solidario de Crédito
Universitario y los demás estudiantes de educación superior solo al Crédito Con
Garantía Del Estado (o Crédito con Aval del Estado, CAE).
En 2011 se creó una comisión que estudiaría mecanismos para
mejorar el financiamiento de la educación superior, la que fue compuesta por 12
académicos.El arancel promedio de una universidad chilena es de $3 565 64529
pesos chilenos. Esto corresponde al 132 % del sueldo mínimo anual, y a 93 % en
el caso del "arancel de referencia", que es el utilizado para
calcular el monto de crédito otorgado para el CAE.
Calidad
Desde 2004 se inició un proceso de acreditación de la calidad
de la educación superior mediante la Comisión Nacional de Acreditación de
Pregrado (CNAP). Por la Ley N° 20.129 de 2006 se establece un sistema nacional
de aseguramiento de la calidad de la educación superior (CFT, IP y
universidades) a cargo de la Comisión Nacional de Acreditación (CNA-Chile). Sus
principales objetivos son la acreditación institucional y acreditación de
carreras y programas de la educación superior. El sistema es voluntario para
las instituciones por lo que su impacto es acotado.
Cobertura y obligatoriedad
La cobertura del sistema educacional chileno es prácticamente
universal, como ocurre en países desarrollados, teniendo índices de matrícula
que representan esa realidad. La matrícula en Educación Básica (EGB) alcanza al
99.7 % de los niños entre 7 y 14 años. En el caso de la Educación Media la
cobertura de la matrícula es de 87.7 %, de los adolescentes entre 15 y 18 años.
Antiguamente, la obligatoriedad escolar abarcaba solo el Ciclo Básico (EGB) de 8 años. Pero, a partir del 7 de mayo del 2003, una reforma constitucional, bajo el gobierno del presidente Ricardo Lagos, estableció la Educación Media gratuita y obligatoria para todos los chilenos hasta los 18 años de edad, entregando al Estado la responsabilidad de garantizar el acceso a ella.
También se distinguen modalidades especiales de la educación básica y
media como la educación de adultos y la especial (educación diferencial).
Niveles primario y secundario
Con la entrada en vigencia de la Ley General de Educación de
2009, se reemplazó el Consejo Superior de Educación por el Consejo Nacional de
Educación. Adicionalmente, la Ley de Aseguramiento de la Calidad de la
Educación de 2011 separa funciones del ministerio en tres organismos, para lo
cual crea dos nuevas instituciones reguladoras del sistema escolar, la
Superintendencia de Educación y la Agencia de Calidad de la educación, las que
entraron en operación en el segundo semestre de 2012.
En 2017, la Ley N° 21040 creó un nuevo Sistema de Educación Pública, transfiriendo los establecimientos educacionales de los 345 municipios del país a 70 nuevos Servicios Locales de Educación Pública (SLE).
Los SLE
serán constituirán servicios públicos descentralizados cuyo objeto único será
la provisión del servicio educacional en sus respectivos territorios de competencia,
y se conformarán mediante un proceso gradual que durará hasta el año 2025.
Nivel superior
Se ha mencionado la creación de equivalentes para el nivel
superior, pero a agosto de 2016 estos proyectos no se han concretado.
Clasificaciones internacionales
En el índice de Desarrollo Humano de las Naciones Unidas
(Educación), Chile (0.847) está en el puesto número 1 en Latinoamérica. Los
países con mejores índices compuestos de Educación (alfabetización, gasto en
educación, tasa bruta de matriculación, usuarios de internet por cada 100
personas, años de educación promedio, años esperados de instrucción) en América
Latina son Argentina (0.764), y Uruguay (0.731).
En el Informe PISA del año 2013, los estudiantes chilenos
lograron el puntaje promedio más alto de los países latinoamericanos,
posicionándose en el puesto 52 de 66 países que participaron de la medición.
aunque ha descendido desde el puesto 44.40 Chile se coloca en el puesto número
51 con 423 puntos en matemáticas, por debajo de la media fijada por PISA (de
494), mientras que en lectura obtiene 441 y en ciencia 445. En Lenguaje se obtuvo 441 puntos contra 449
del año 2009 y 494 del promedio OCDE; mientras que en Ciencias se obtuvo 445
bajando dos puntos de la medición anterior.La Prueba Pisa mide a 66 países, a
todos los pertenecientes a la organización OCDE más diferentes países de
América Latina, Asia y Europa.
En el ámbito universitario y basándose en la clasificación
internacional elaborada por la Universidad Jiao Tong de Shanghái en China, la
Universidad de Chile y la Pontificia Universidad Católica de Chile están entre
las mejores 500 del mundo. Por otro lado, en el año 2013 el ranking QS World
University incluyó a nueve universidades chilenas dentro de las 800 mejores del
mundo, entre las que se encontraban, además de las anteriores, la Universidad
de Santiago de Chile, Universidad de Concepción, Pontificia Universidad
Católica de Valparaíso, Universidad Adolfo Ibáñez, Universidad Austral de
Chile, Universidad de Talca y la Universidad Técnica Federico Santa María. A
nivel investigativo, y de acuerdo al ranking SIR Global 2013, aparecen 17
universidades chilenas lideradas por la Universidad de Chile, seguida de la
Pontificia Universidad Católica de Chile, Universidad de Concepción, Pontificia
Universidad Católica de Valparaíso y Universidad Austral de Chile, entre otras.
La educación chilena del siglo XXI: Fin a la segmentación
social y apertura a la inclusión social.
Monumento al Profesor Chileno en el Hospital del Profesor,
Estación Central
El actual sistema educativo tiene su origen en las reformas
de 1980 que significó el traspaso de la educación pública a la administración
municipal, permitiendo la competencia de las escuelas municipales y
particulares que recibían subvención escolar del estado, además se permitió que
privados crearan universidades, institutos profesionales y centros de formación
técnica. Esta institucionalidad profundizó la segmentación social,
característica histórica de la educación chilena.
Antes de la dictadura militar había tres instancias
escolares; los estudiantes de clase alta asistían a colegios privados pagados,
los de clase media estudiaban preferentemente en liceos públicos y los de
extracción popular cursaban solo algunos años de enseñanza básica en las escuelas
primarias públicas o privadas subvencionadas. Las universidades, eran
gratuitas, estaban reservadas para una pequeña parte de la población que
lograba aprobar los exigentes requisitos de acceso y cuyas familias podían
seguir manteniéndola, en promedio, solo el 7 % de los jóvenes en edad
universitaria estudiaban en la educación superior, es decir 55, 000
estudiantes.
La reforma de los años ochenta reforzó la estratificación
social, por la diferenciación que se indujo entre escuelas privadas
subvencionadas y municipales. A las primeras se les permitió operar como
entidades que podían obtener utilidades, a lo que sumó la oferta tradicional de
escuelas religiosas con nuevos establecimientos privados. Muchos de ellos
buscaron atraer a las familias de clase media ofreciéndoles un ambiente social
más homogéneo y símbolos de distinción, infraestructuras deportivas y
similares. Los más exitosos pusieron en marcha exámenes de admisión para
seleccionar a los estudiantes con mayor capacidad de aprendizaje. De este modo,
el sector privado subvencionado empezó a congregar a alumnos de clase media y
las escuelas municipales se fueron quedando a cargo de aquellos estudiantes de
menor condición socioeconómica y con mayores dificultades para sus
aprendizajes.
Llegada la democracia se desarrollaron una serie de iniciativas destinadas a implementar la equidad, igualdad y calidad educativa; ello con alta inversión en infraestructura, proyectos de mejoramiento educativo, jornada escolar completa, etcétera; ha pasado el tiempo y en estos últimos años se ha optado por una reforma educacional de envergadura, destinada a modificar la estructura del sistema vigente. Por eso, a fines del 2016 se inició el proceso legislativo del término de la municipalización y su reemplazo por servicios locales financiados centralmente.
También, la ley de inclusión,
promulgada en 2015, prohibió la selección en los establecimientos con
financiamiento público, poniendo fin al copago en la educación particular
subvencionada y prohibió el lucro de estos establecimientos, ello a través de
una implementación gradual y que comienza plenamente este año.
A lo largo del período hubo también cambios fundamentales en la institucionalidad de la educación con la creación de organismos para la calidad y la regulación del sector, poniéndose en marcha un sistema de carrera docente, se reformó el currículo, se creó la Subsecretaría de Educación Parvularia y se multiplicó la dotación de establecimientos de ese nivel de enseñanza.
La generalidad de estas iniciativas se relacionan con la enseñanza
básica y media, claro es, que aún se cuestiona la calidad. Mientras tanto, la
educación superior estuvo prácticamente desprovista de atención por parte de la
política pública, salvo lo referido al sistema de crédito estudiantil.
En estos últimos años, se ha verificado como nunca antes en la historia de Chile, una expansión de la matrícula en la enseñanza superior, pero bajo un marco desregulado, sin instancias de coordinación ni resguardos de la calidad de los estudios. La situación empezó a cambiar después de las masivas movilizaciones de protesta del 2011.
En el segundo gobierno de Michelle
Bachelet se ha impulsado una reforma del sector que incluye la instalación
gradual de la gratuidad de la enseñanza, una Subsecretaría de Educación
Superior y la creación de más universidades estatales, entre otras iniciativas
que deberá afinar, modificar e impulsar el gobierno de Sebastián Piñera.
Cabe preguntarse, si todas las iniciativas en educación
logran o no el objetivo central, que es aportar al crecimiento económico con
recursos humanos más calificados y productivos, para igualar oportunidades y
reducir las brechas de aprendizaje entre los jóvenes, sirviendo además las
demandas sociales.
El aporte de la educación superior a la movilidad social es
un tema relevante si se considera que la cobertura de la educación superior ha
aumentado en los últimos años y que entre el 40 % y el 50 % de los jóvenes de
los estratos medios bajos y bajos está ingresando a alguna institución de
educación superior. Muchos de estos jóvenes son la primera generación de sus
familias que se incorporan a la educación superior.
Pero hay desafíos, un estudio del PNUD en Chile señala que los jóvenes de los estratos medios bajos y bajos, no consiguen los mismos resultados que los jóvenes de origen familiar más acomodado. La mayoría cursa estudios superiores técnico-profesionales o bien va a universidades de menor calidad académica, presentan mayores tasas de deserción y sus ingresos laborales cuando egresan son más bajos, pero más elevados que en el caso de no haber llegado a este nivel de enseñanza.
Esto último contribuye a acortar brechas; sin embargo,
el número de estos estudiantes ha crecido a tasas mucho mayores que la economía
en los últimos diez o quince años, por tanto, un factor crítico es la capacidad
actual y futura que tiene nuestra economía de proveer los empleos esperados por
los más de un millón de estudiantes que hoy está en la educación superior.
Sumamos a ello el efecto que tendrá la creciente automatización de los procesos
productivos en empleos.
En relación a lo anterior, es probable que la cobertura de la
educación superior en Chile esté próxima a tocar techo en términos de los
empleos que puede proveer la economía para sus egresados. La evidencia internacional
señala que no hay país en el mundo que aspire a que toda la población tenga
estudios superiores. Es un desafío pendiente para la enseñanza media dotar de
competencias a los jóvenes que no ingresarán a la educación superior, así como
la instalación de una oferta de educación continua que permita la renovación de
conocimientos y competencias a lo largo de la vida.
Los jóvenes de estrato bajo y medio bajo que cursan estudios superiores en centros de formación técnica e institutos profesionales obtienen ingresos que son más bajos que los obtenidos por los jóvenes de hogares acomodados quienes tienden menos a estudiar en esos centros. Ahora bien, la brecha de ingresos entre los profesionales universitarios, según su origen socioeconómico es significativa.
Esta diferencia de salario entre profesionales
del estrato alto y del estrato bajo se explica por la acumulación de factores a
lo largo de la niñez y la juventud, que determina un acceso muy diferenciado a
la educación superior en términos de la calidad de la institución y del tipo de
carrera. Además, se explica por la valoración diferenciada que hacen los
empleadores, especialmente cuando se trata de puestos altos. Para el caso de
altos ejecutivos se prefiere a egresados de colegios privados de élite por un
tema supuestamente cultural y porque tienen más redes de contacto.
Quizás, un tema no estudiado en términos académicos sea el
futuro impacto que tendrán en este cuadro los “nuevos chilenos”, vale decir,
los hijos de inmigrantes y los jóvenes extranjeros que se radicarán
definitivamente en el país, ellos vendrán a sumarse a la demanda por educación
superior y empleo, para lo cual, habrá que adecuar las políticas públicas,
tanto para el acceso y financiamiento para la educación como también para la incorporación
laboral de todos los jóvenes, será el desafío para el siglo XXI. El mayor
acceso a la educación superior ha generado expectativas de movilidad social en
los hogares chilenos, y es parte de discurso político situar la educación como
centro del desarrollo del país; por eso los resultados del proceso serán muy
importantes, no solo para el desarrollo económico y social de Chile sino para
la inclusión que tengan las personas respecto del modelo de desarrollo vigente.
Actualidad
Según Francisco Ocaranza Bosio, Director Escuela de Historia
y Geografía, Miembro del Programa de Doctorado en Educación de la Universidad
Bernardo O’Higgins, señala que «a partir del movimiento estudiantil de 2006, el
de los pingüinos, y luego con una frecuencia casi anual, el alumnado nacional,
y a veces también los profesores, han manifestado a través de diversos canales
y estrategias, su malestar por las condiciones del sistema en relación a
aspectos como calidad, financiamiento, inclusión y otros.
En 2014, de acuerdo al Ministerio de Educación, Chile contaba con cinco millones de estudiantes. El 76 % repartido entre el nivel de parvularia, básica y media, y el 24 % restante en el superior. De los 762 mil en edad preescolar, el 32 % acude a instituciones de la JUNJI o Integra, mientras que el 68 % restante a establecimientos escolares. A nivel básico hay alrededor de dos millones de alumnos, de los cuales un 53 % asiste a instituciones particulares subvencionadas, 40 % a municipales, y 7 % a particulares pagadas.
En el nivel medio, el 51 % a particulares subvencionados, el 37 % a
municipales, el 8 % a particulares pagados, y el 5 % a corporaciones de
administración delegada».
Respecto de la educación superior, el 27.4 % de los
estudiantes asisten a instituciones del CRUCH, el 31 % a universidades privadas
fuera del CRUCH, el 29.4 % a institutos profesionales, y el 12.2 % a centros de
formación técnica.
En materia de recursos económicos destinados a cada
estudiante, Chile destina la mitad que el promedio OCDE (US$ 5,092 versus 10,
000), 6,500 en el nivel parvulario (18 % del PIB per cápita), 4,074 en el
escolar (19 %), y 7,600 (35 %) en el superior.
Las cifras relativas al PIB per cápita también se encuentran
bajo el promedio OCDE, donde se alcanza un 22 %, 25 % y 41 % respectivamente.
Sin perjuicio de esto, cabe destacar que existe un incremento del 12 % en el
gasto destinado a la educación escolar, entre 2008 y 2013, y de un 5 % en
educación superior en el mismo período de tiempo.
Asociado a todo esto debe tenerse en cuenta la fuente de
financiamiento de la educación, que en Chile cuenta con una importante
proporción procedente de la billetera del particular. Así, el gasto privado en
la educación escolar asciende al 21 % (solo 9% promedio OCDE), y 62 % la
universitaria (30 % OCDE), lo que tiende a compensar lo expuesto en el párrafo
anterior.
El sistema de educación, vigente desde la década de 1980, y
ligeramente modificado en 1994 a través de la instalación del sistema
particular subvencionado para el nivel básico y medio, trae como una de sus
consecuencias más marcadas, un altísimo nivel de segregación, favoreciendo una
inevitable reproducción de la estratificación social.
A este respecto es ilustrativo tomar en cuenta los resultados
obtenidos en la prueba PISA de 2012, donde Chile ocupa el penúltimo lugar de la
OCDE en competencia lectora mínima (68 % frente al 80 %). La diferencia en el
rendimiento entre el primer y el quinto quintil es de más de 35 puntos
porcentuales, mientras que el promedio OCDE es de 20.
En materia de distribución de recursos en la escuela, o
disponibilidad de los mismos en relación a la condición socioeconómica, Chile
presenta un ratio de concentración superior a 30 %, existiendo quince países
OCDE con rangos que van del 0 % al 10 %, y otros cinco con índice negativo,
debido a sus políticas de igualdad de oportunidades a partir de las cuales las
familias de menores ingresos reciben mayores recursos con un fin de igualación.
Finalmente cabe considerar la segregación social existente
entre escuelas, de acuerdo al índice de Duncan (0 es integración total y 1
segregación absoluta), donde Chile ocupa la última posición del listado.
Inversión en la educación en Chile año 2018
Tasa de alfabetización en Chile para el año 2017
Según los últimos datos publicados por la UNESCO Chile tiene
una tasa de alfabetización del 96.4%.
Su tasa de alfabetización masculina es del 96.48%, superior a
la femenina que es del 96.33%.
https://es.wikipedia.org/wiki/Sistema_educativo_de_Chile
https://www.youtube.com/watch?v=ZT6cZJD84LQ
http://chiletuhistoria.blogspot.com/2011/07/educacion-en-la-colonia.html
https://www.ecured.cu/Real_Universidad_de_San_Felipe_%28Santiago_de_Chile%29
https://www.monumentos.gob.cl/prensa/noticias/universidad-concepcion-oficialmente-monumento-nacional
https://issuu.com/grupoeducarcl/docs/revista_educar_julio_c1d769a0915783
https://www.consejoderectores.cl/comunicaciones/noticias/
https://www.infobae.com/2013/12/08/1529225-chile-el-pais-mejor-educacion-america-latina/
https://slideplayer.es/slide/4292587/
https://es.wikipedia.org/wiki/Ministerio_de_Educaci%C3%B3n_%28Chile%29
https://noticia.educacionenred.pe/2018/11/cne-consejo-nacional-educacion-convoca-todas-regiones-dialogar-nuevo-pen-2036-cne-163242.html
https://www.larepublica.co/globoeconomia/chile-y-colombia-los-que-mas-invierten-en-educacion-en-la-alianza-del-pacifico-2710185
https://datosmacro.expansion.com/demografia/tasa-alfabetizacion/chile#:~:
http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-92782.html
https://economipedia.com/definiciones/sector-primario-secundario-y-terciario.html
Para el próximo martes 13 de septiembre de 2022 publicaré la etapa
de la llegada de los españoles a Chile, hasta nuestros días.
0 comentarios:
Publicar un comentario