sábado, 16 de julio de 2022


En 1937, Aleš Hrdlička, retomando un argumento de Samuel Haven,​sostuvo que el ser humano había ingresado a América por Alaska, proveniente de Siberia, Asia, cruzando el estrecho de Bering. 


Algunas publicaciones le atribuyen erróneamente a Hrdlička haber postulado la teoría más moderna, aquella que señala que el hombre cruzó caminando por una zona llamada puente de Beringia formado a raíz del descenso del nivel de las aguas del estrecho de Bering, durante el último período glacial.

 

Si bien Hrdlička nunca se pronunció expresamente sobre la fecha de llegada del hombre al continente americano, rechazó sistemáticamente las pruebas que proponían la existencia de paleoindios y sostenía que, a diferencia de Europa, no existían rastros en América que permitieran hablar de presencia humana durante el Pleistoceno (entre 1, 800, 000 y 10, 000 años AP), en tiempos de la última glaciación.

 

De hecho, Hrdlička consentía la creencia del Instituto Smithsoniano, representada por William Henry Holmes, que sostenía que los primeros habitantes de América habían ingresado en un pasado reciente, imprecisamente estimada en unos pocos siglos.

 

Teoría del poblamiento por el puente de Bering, el corredor libre de hielo y el Consenso Clovis

 

Evolución del puente de Beringia.

 

Ruta del poblamiento de América según el Consenso de Clovis.



 

Mapa de las migraciones humanas fuera de África, versión de Naruya Saitou y Masatoshi Nei (2002) del Instituto Nacional de la Genética del Japón​ que coincide con la versión de Göran Burenhult (2000).​

 

Se encuentra plenamente probado que durante la última glaciación, la Glaciación de Würm o Wisconsin, la concentración de hielo en los continentes hizo descender el nivel de los océanos en unos 120 metros. Este descenso hizo que en varios puntos del planeta se crearan conexiones terrestres, como por ejemplo Australia-Tasmania con Nueva Guinea; Filipinas e Indonesia; Japón y Corea.

 

Uno de esos lugares fue Beringia, nombre que recibe la región que comparten Asia y América, en la zona en que ambos continentes están en contacto. Debido a que el estrecho de Bering, que separa Asia de América, tiene una profundidad de entre 30 y 50 metros, el descenso de las aguas dejó al descubierto un amplio territorio que alcanzó 1,500 kilómetros de ancho uniendo las tierras de Siberia y Alaska, hace aproximadamente 40, 000 años.




Existía en esa época un puente terrestre entre Asia y Alaska, que surgió cuando los glaciares del último período glaciar estaban en su máximo nivel, acopiando millones de toneladas de precipitación que normalmente habrían ido a los océanos. La falta de esa agua redujo el nivel del mar de Bering más de 90 metros, suficientes para convertir las zonas bajas del estrecho en un puente de tierra que unía los dos continentes.

 

Su primera formación sucedió aproximadamente 40, 000 años AP, manteniéndose unos 4,000 años. Su segunda formación se produjo aproximadamente 25 mil años AP, permaneciendo hasta aproximadamente 11,000-10,500 AP (Scott A. Elias) ​cuando volvió a subir el nivel de las aguas al final de la glaciación, inundando gran parte del territorio y separando Asia de América por el estrecho de Bering.


El dato más importante para establecer una teoría migratoria durante la última glaciación es el hecho de que Canadá estaba completamente cubierta de hielo durante la última glaciación, invadida por dos gigantescas placas: la Placa de Hielo Laurentina y la Placa de Hielo de la Cordillera. Esto hacía imposible la entrada al continente más allá de Beringia.




Apareció entonces la teoría del «corredor libre de hielo» (ice-free corridor, en inglés). Según esta teoría, en los instantes finales de la última glaciación, comenzaron a derretirse los bordes en contacto de las dos grandes placas de hielo que cubrían Canadá, abriendo un corredor libre de hielo de unos 25 km de ancho, que seguía, primero el valle del río Yukón y luego el borde este de las Montañas Rocallosas por el corredor del río Mackenzie. 

 

​Los científicos que sostienen la teoría estiman que esto ocurrió en el año 14, 000 AP, ​aunque otros cuestionan la fecha y afirman que no pudo haber sucedido hasta 11, 000 años AP, invalidando así la posibilidad que quienes originaron las culturas de Folsom y Clovis usaran esa ruta, ya que estas ya existían en esta última fecha. Una vez abierto el corredor, los seres humanos que estaban en Beringia pudieron avanzar hacia el interior de América y dirigirse al sur.

 

La teoría ha sido ampliamente aceptada como parte integrante del Consenso de Clovis, pero no hay evidencias directas que prueben el paso de seres humanos por ese corredor. ​El primero en proponer la posibilidad de ese corredor fue el geólogo canadiense W. A. Johnston en 1933, y quien acuñó el término «corredor libre de hielo» fue Ernst Antevs, en 1935.

 

​A partir de esos datos cronológicos, se desarrolló entonces una teoría migratoria sosteniendo que las tribus asiáticas que habían penetrado en Beringia, permanecieron allí varios miles de años hasta que, poco antes de finalizar la última glaciación (10, 000 AP) y de que el puente de Beringia se inundara, se formara un estrecho corredor libre de hielo que les permitió dirigirse al sur. Esta teoría se articuló con los descubrimientos de la cultura Clovis que databan del año 13, 500 AP para concluir que había sido integrada por los primeros migrantes que ingresaron por el puente de Beringia, de la que a su vez habrían descendido todas las demás culturas indoamericanas.

 

El primero en componer un posible modelo migratorio de asiáticos hacia América a través de Beringia fue Caleb Vance Haynes en un artículo publicado en la revista Science en 1964.​Esta explicación, conocida actualmente como teoría del poblamiento tardío o «consenso Clovis», fue aceptada en forma generalizada durante la mayor parte de la segunda mitad del siglo XX.

 

Más recientemente se ha fortalecido la posibilidad de que los pobladores de América provenientes de Beringia utilizaran una ruta alternativa hacia el sur bordeando la costa.​Debido al descenso del nivel del océano esa posible ruta se encontraba al oeste de la actual costa norteamericana y en el presente está cubierta por las aguas del océano Pacífico, complicando los estudios arqueológicos. En 2003, un estudio submarino encontró una herramienta de piedra de una antigüedad del 8,000 a. C. a una profundidad de 53 metros.​

 


La crisis del consenso Clovis

 

A partir de las últimas décadas del siglo XX, las teorías combinadas que constituyen el consenso de Clovis o teoría del poblamiento tardío antigüedad, lugar de ingreso, rutas migratorias, etc. entraron en crisis.

 

En primer lugar, se ha cuestionado la antigüedad de la llegada del hombre a América. La postura Clovis first sostiene que la misma no pudo ser anterior a 14,000 AP y que Clovis fue la primera cultura americana. Esta postura es congruente con las glaciaciones periódicas, pues antes de esa época, Canadá estaba cubierto por hielo y era imposible toda circulación desde el puente de Beringia hacia el sur.

 

Alex Krieger propuso desde 1956 y documentó desde 1964 la existencia de poblaciones americanas anteriores a la cultura Clovis, que no fabricaron las puntas de proyectil características de Clovis. 


​Su teoría basada en sus visitas a importantes sitios arqueológicos en México y América del Sur, puede considerarse precursora de la actual teoría del poblamiento temprano de las Américas.

 

Aunque cada vez existen más evidencias que sugieren la presencia humana en América anterior a 14,000 AP, los defensores de la teoría del poblamiento tardío, descartan algunas de estas pruebas, al considerar «inconsistentes» los hallazgos, o argumentando contaminación de los yacimientos por factores extrahumanos  como en el caso de los descubrimientos de Lorena Mirambell en Tlapacoya (México) o Niède Guidon en Pedra Furada (Brasil).

 

No obstante, no han podido comprobar la infalibilidad de los descubrimientos. Sin embargo, la evidencia descubierta en el yacimiento de Monte Verde (Chile) por Tom Dillehay es incontrovertible, al ser fechado oficialmente uno de los yacimientos investigados en 14, 800 años AP (Monte Verde I).​

 

Esta fecha fue aceptada por la comunidad científica en 1997, cuando Monte Verde fue visitado por una delegación de los más importantes investigadores del mundo, entre los que se encontraba Calbot Vance Haynes, el más importante defensor de la teoría del poblamiento tardío. La delegación concluyó, aunque con algunas reticencias, que Monte Verde I es real.

 

Por su antigüedad mayor al año tope del consenso Clovis, su ubicación en el otro extremo del continente, y la ausencia de similitudes con la cultura Clovis, el reconocimiento generalizado de Monte Verde ha supuesto el fin de la teoría del poblamiento tardío como teoría hegemónica en la arqueología del poblamiento de América y ha demostrado la verosimilitud de la datación del yacimiento estadounidense de Meadowcroft Rockshelter de más de 16 ,000 años.

 

Por otra parte, una investigación de la Universidad de Copenhague publicada en 2016, sugiere que el llamado corredor libre de hielo se convirtió en habitable para los humanos solo hace 12, 000;años, esto es casi 1,000 años después de la formación de la cultura Clovis, lo que significa que los primeros americanos no pudieron penetrar en el continente desde Alaska por el corredor libre de hielo canadiense, sino que tanto los grupos que desarrollaron la cultura Clovis, como también las culturas pre-Clovis, tomaron la ruta costera del Pacífico.

 

​Simultáneamente, se han producido otros hallazgos arqueológicos y estudios genéticos, lingüísticos y geológicos que sugieren múltiples teorías y complejas combinaciones sobre el verdadero origen, la época de la llegada y las rutas seguidas para el poblamiento de América.



 

Una publicación de la Universidad Nacional de Tucumán en 2018 informó que un equipo de arqueólogos tucumanos encontró en el departamento de Antofagasta de la Sierra (Catamarca) la evidencia humana más antigua que se conozca en el país y posiblemente las más arcaicas de América Latina. 


Con el descubrimiento se dio un salto enorme porque los objetos encontrados tienen una antigüedad de 40,000 años. Los análisis, mediante los cuales se determinó la cantidad de años, fueron realizados en dos laboratorios especializados de EE. UU. (Arizona y CAIS-UGA) por medio del método de carbono 14.​

 

Ciprian Ardelean, Lorena Becerra y Eske Willerslev, en la Cueva del Chiquihuite, México, recuperaron artefactos de piedra de una tecnología distintiva, ubicados en capas más bajas de los depósitos sedimentarios de la cueva con fechas que corresponden a hace 27,000 años, y más artefactos en capas superiores que datan de hasta 13,000 años. La datación de la capa con los artefactos más tempranos indica que hubo personas en el norte de México en un momento correspondiente al comienzo de la última etapa importante de avance glacial en América del Norte. 


Este hallazgo retrasa las fechas de dispersión humana en la región, posiblemente a hace 33,000 a 31,000 años y traerán una nueva consideración para los sitios arqueológicos sudamericanos fechados con más de 20,000 mil años. Un estudio de datación por radiocarbono de los primeros sitios arqueológicos norteamericanos revela que 15,000 años el poblamiento de América del Norte ya estaba ampliamente asentado.​

 

Nuevos hallazgos, nuevos estudios y nuevas teorías

 

El actual debate sobre la llegada del hombre a América se caracteriza por el apasionamiento que muestran los científicos, la variedad de teorías y subteorías, los resultados contradictorios, la cantidad de estudios y contra estudios y titulares llamativos en los periódicos. Para el público en general se trata de un cuadro de gran confusión.



Historia genética de los indígenas de América

 

Desde la década de 1980, la investigación genética de Goicoche Méndez ha ido ocupando un papel cada vez más destacado en las ciencias sociales y, en particular, en las investigaciones sobre población y ascendencias, disciplina que lleva el nombre de arqueología o antropología genética. Los genetistas utilizan el ADN mitocondrial (ADNmt) para seguir el linaje femenino y el cromosoma Y (ADN-Y) para seguir el linaje masculino.

 


 

Flechas prehistóricas amerindias, conservadas en Washington.

 

En 1981, se estableció el mapa del ADN mitocondrial y, en 1990, Douglas C. Wallace determinó que el 96,9% de los indígenas de América estaban agrupados en cuatro haplogrupos mitocondriales (A, B, C, y D), lo que significa una notable homogeneidad genética.​

 

En 1994, James Neel y Douglas C. Wallace establecieron un método para calcular la velocidad con que cambia el ADN mitocondrial. Ese método permitió fechar el origen del Homo sapiens, la famosa Eva mitocondrial, entre 100, 000 y 200, 000 años AP​ y la salida de África entre 75, 000 y 85, 000 años atrás.

 

Aplicando este método, Neel y Wallace estimaron en 1994 que el primer grupo humano que ingresa en América lo hizo entre 22, 414 y 29, 545 años AP.

 

En 1997, los brasileños Sandro L. Bonatto y Francisco M. Salzano aplicaron el método sobre el haplogrupo A, casi completamente ausente de Siberia, y obtuvieron resultados que van de 33 ,000 a 43, 000 años AP.​

 

Estos científicos sostienen que durante miles de años se estableció una gran población en el puente de Beringia donde se diferenciaron genéticamente, y que es de esa población de la que provienen los primeros migrantes hacia América.

 

El genetista argentino Néstor Oscar Bianchi analizó la herencia paterna en comunidades indígenas sudamericanas y concluyó que hasta el 90% de los amerindios actuales derivan de un único linaje paterno fundador que denominó DYS199T y que colonizó América desde Asia a través de Beringia hace unos 22, 000 años.​

 

Más recientemente, el genetista estadounidense Andrew Merriwether, de la Binghamton University, quien perteneciera al equipo de Wallace, sostuvo que la evidencia genética sugiere que América fue poblada mediante una sola población proveniente de Mongolia, como sostenía Aleš Hrdlička. La razón de esto es que en Siberia los haplogrupos A y B casi no se encuentran presentes, mientras que en Mongolia se encuentran los cuatro principales haplogrupos indoamericanos (A, B, C y D), salvo el X.​



 

Merriwether destaca que los cuatro haplogrupos se encuentran presentes en toda América, pero que dentro de ellos pueden localizarse mutaciones genéticas diferentes, según se trate de indígenas de Sudamérica o Norteamérica. Esto sugeriría que, cuando ingresaron en América, algunos grupos migraron rápidamente hacia Sudamérica, mientras que otros poblaron Norteamérica y Centroamérica. A su vez, las mutaciones genéticas muestran migraciones entre Sudamérica y el sur de Centroamérica (Panamá y Costa Rica), pero no más allá.​

 

En 2006, el equipo de Merriwether se encontraba estudiando si las poblaciones modernas de amerindios eran descendientes de los pueblos antiguos que vivían en esos mismos lugares o se trataba de nuevas migraciones que reemplazaron culturas más antiguas.

 

En 2007, un grupo de genetistas estimó que la salida de Beringia debió producirse siguiendo la ruta costera del Pacífico, en un período que se inició hacia el 17, 000-16, 000 a. C. y terminó hacia el 14, 000-13, 000 a. C. (o sea, hacia el final del último máximo glacial).​

 

En 2009, otro equipo de investigadores dató el poblamiento de América con una antigüedad de 15, 000 años, basados en cálculos según el reloj mitocondrial aplicado a los linajes mitocondriales.​

 

En 2013 se publicó un estudio donde sus autores defienden que la población nativa americana desciende de ancestros tanto del este asiático como de la zona euroasiática. Se fundamentan en la secuenciación del genoma de un individuo siberiano del alto paleolítico que posee características comunes con la población nativa americana y que habría migrado a través de Asia mezclándose con poblaciones de esta zona y llegando a América por el estrecho de Bering.

 

En 2014, el análisis del ADN mitocondrial del esqueleto de Naia, datado en el 10, 900 a. C. (encontrado en México, en un grupo de cuevas submarinas de Tulum), demostró un vínculo genético entre los paleoamericanos y los modernos nativos americanos, ya que encontró que Naia tenía el haplogrupo D1, exclusivo de los actuales amerindios, especialmente de América del Sur.​ Los investigadores consideran que su hallazgo es una prueba de que los primeros pobladores de América llegaron provenientes de Siberia.​

 

También en 2014, un estudio del ADN de los restos humanos de un niño de hace 12,700 años, la época Clovis, denominados Anzick-1, probó que estos restos están estrechamente relacionado con grupos de nativos americanos de América Central y del Sur, pero no con las migraciones posteriores de grupos de Canadá y el Ártico.

 


Sus antepasados se separaron de los nativos americanos del norte, que están genéticamente más cerca de los indígenas contemporáneos en el este de América del Norte, hace aproximadamente 14,600 a 17,500 años. El ancestro común de estos dos grupos se separó de los asiáticos orientales hace unos 25.000 años, según los estudios científicos realizados secuenciando el genoma de restos humanos de Alaska que datan de hace 11,500 años de Alaska.


Una investigación dirigido por David Reich, de Harvard, también encontró evidencia de una rápida expansión desde el norte hacia Sudamérica, a la vez que estableció que la migración paleoindia asociada con la cultura Clovis, presente en América del Sur, no fue la fuente principal para los indígenas sudamericanos contemporáneos, ya que varios individuos antiguos derivan de linajes sin afinidad específica con el genoma asociado a Clovis, y se evidencia un reemplazo de la población, que comenzó hace al menos 9,000 años y fue seguido por una continuidad sustancial de la población en múltiples regiones múltiples. Además, se estableció otra corriente migratoria, a partir de una conexión entre un humano de 4,200 años en los Andes centrales y los antiguos habitantes de las Islas del Canal frente a la costa de California.​

 

Estos estudios genéticos revelan que los primeros pobladores del continente se movieron lejos rápidamente,​ y apoyan lo que los arqueólogos han sostenido durante mucho tiempo, que América fue colonizada en varias oleadas de poblaciones que cruzaron el estrecho de Bering desde Asia, siendo el más reciente el de Ártico y grupos canadienses. Se demuestra, a su vez, que no hay conexión genética con los pobladores europeos del Paleolítico superior, de forma que este estudio se muestra como un fuerte apoyo del origen asiático de la colonización americana.​

Fuentes:

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Poblamiento_de_Am%C3%A9rica


https://www.nps.gov/articles/aps-v12-i2-c8.htm(fotoSilveria y Alaska)


https://es.quora.com/Est%C3%A1-Siberia-realmente-conectada-a-Alaska-por-tierra(foto)


http://rescatalahistoria.blogspot.com/2014/05/desde-hace-mucho-tiempo-la-teoria-mas.html(fotopuenteterrestre)


https://weekend.perfil.com/noticias/informativo/soprendente-encuentran-la-evidencia-humana-mas-antigua-de-la-argentina.phtml


https://www.facebook.com/memoriahistoricaguatemala/photos/repartici%C3%B3n-de-la-tierra-en-guatemalala-repartici%C3%B3n-de-la-tierra-en-guatemala-se/1136684420039361/foto)

 

https://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-22442018000100017(foto) 




Para el próximo martes 19 de julio  de 2022 publicaré la tercera parte de la historia del poblamiento americano


julio 16, 2022   Posted by Los Mina Digital with No comments

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