lunes, 8 de mayo de 2023

 



Javier Pérez de Cuellar.

 

Javier Felipe Ricardo Pérez de Cuéllar de la Guerra (Lima, 19 de enero de 1920, 4 de marzo de 2020) fue un político, abogado y diplomático peruano. Fue el 5to Secretario general de las Naciones Unidas entre el 1 de enero de 1982 y el 31 de diciembre de 1991 siendo hasta la fecha el único representante de origen latinoamericano en asumir como embajador dichas funciones.

 

Primeros años

 

Hijo de Ricardo Pérez de Cuéllar y de Rosa de la Guerra Cevallos, estudió en el Colegio San Agustín de Lima. Una vez concluida la secundaria, ingresó a la Pontificia Universidad Católica del Perú para seguir estudios de Derecho, optando el título profesional en la mentada carrera.

 

Casado en primeras nupcias con la ciudadana francesa Yvette Roberts (fallecida en Lisboa, 2013), de cuyo matrimonio tuvieron dos hijos, Francisco (nacido en 1947, en París) y Águeda Cristina (nacida en 1955, en Londres).

 

Estuvo casado en segundas nupcias con la ciudadana piurana Marcela Temple Seminario (fallecida en Bruselas, 2013).

 

Falleció por causas naturales a los cien años en su domicilio de Lima el 4 de marzo de 2020, la noticia fue comunicada por su hijo Francisco Pérez de Cuéllar.

 

Carrera diplomática

 

Pérez de Cuéllar después del conflicto entre Irak e Irán.

Trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores peruano desde 1940 (su ingreso fue como amanuense vía el destacado Alfredo Solf y Muro), y también en el cuerpo diplomático en 1944.

 

Participó en misiones en las embajadas del Reino Unido, Bolivia y Brasil, regresó en 1961 al ministerio, donde permaneció hasta 1969, excepto dos años en los que fue embajador en Suiza (1964-1966).

 

Se desempeñó como secretario general del Ministerio de Relaciones Exteriores y durante el golpe de Estado de 1968 se encargó de la toma de mando de la cúpula militar.

 

En 1969, fue nombrado embajador del Perú en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (1969-1971) por primera vez, en el gobierno de Juan Velasco, rompiendo el marco estrecho de la diplomacia peruana hasta entonces. Durante este periodo también fue embajador concurrente en Polonia.

 

Fue representante permanente de Perú ante las Naciones Unidas entre 1971 y 1975.

 

En marzo de 1978, fue nombrado embajador del Perú en Venezuela, cargo en el que estuvo hasta abril de 1979.

 

En 1979, fue nombrado subsecretario general de la ONU.

 

En 1981, de regreso en el Perú, el presidente Fernando Belaúnde Terry propuso al senado el nombramiento de Pérez de Cuéllar como embajador en Brasil. Incluso, presentó al embajador con el presidente brasileño João Baptista Figueiredo que se encontraba en Lima en visita oficial. Sin embargo, la Cámara rechazó el nombramiento con votos del partido oficialista Acción Popular. Ante ello, Pérez de Cuéllar solicitó el pase a la situación de retiro en el servicio diplomático en octubre de 1981.

 

En 2002, asumió el cargo de embajador de Perú en Francia y ante la Unesco. El 22 de julio de 2004, Javier Pérez de Cuéllar presentó la renuncia a este cargo, la cual fue aceptada para regir desde el primero de noviembre de 2004, pero luego retardada hasta el 31 de diciembre de 2004.

 

Secretario general de las Naciones Unidas (1982-1991)

 

En diciembre de 1981, fue elegido secretario general de las Naciones Unidas. Asumió el cargo el 1 de enero de 1982. Se desempeñó como intermediario en la guerra de las Malvinas, aunque no pudo detener el conflicto.

 

Tras ser reelegido como secretario general en 1986, utilizó hábilmente la diplomacia para lograr el «alto al fuego», que puso fin a la guerra irano-iraquí, siendo mediador del conflicto junto a conversaciones con ambos jefes de estado.

 

En 1991, negoció el fin de las hostilidades en la guerra del Golfo Pérsico. Logró la liberación de los rehenes occidentales secuestrados por el grupo islámico Hezbolá en Líbano, y la paz entre el gobierno y la guerrilla de El Salvador.

 

Actuación política

 

A solicitud de distintos grupos políticos peruanos, accedió a ser candidato a la presidencia de la República de su país en 1995. Con este fin, en 1994, fundó el partido político Unión por el Perú. En las elecciones alcanzó la segunda mayor votación, pero fue reelegido en primera vuelta el entonces presidente Alberto Fujimori al obtener el 64 % de votos válidos (la ley electoral peruana otorga el triunfo en primera vuelta al candidato que obtenga más del 50 % de votos válidos).

 

Luego de las elecciones, Pérez de Cuéllar se instaló en París.

 

El 22 de noviembre, el presidente transitorio, Valentín Paniagua Corazao le propuso a Pérez de Cuéllar ser presidente del Consejo de Ministros y en el gobierno que encabezaría hasta 28 de julio de 2001.

 

Pérez de Cuéllar llegó a Lima el 24 de noviembre de 2000 y formó con Paniagua el nuevo gabinete de ministros, en el cual se acordó que el embajador también asumiría el cargo de ministro de Relaciones Exteriores.

 

Juró el 25 de noviembre de 2000 en una ceremonia realizada en Palacio de Gobierno.

 

Como canciller, se encargó de la reinserción del Perú en la comunidad internacional e impulsó la Carta Democrática en la Cumbre Interamericana de Quebec. De la misma manera, se retomaron las relaciones con la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

 

Docencia académica

 

Trabajó también como profesor de derecho Internacional en la Academia Diplomática del Perú y como profesor de Relaciones Internacionales en la Academia de Guerra Aérea del Perú.

 

Obras escritas

 

Manual de Derecho Diplomático (Manual of Diplomatic Law), 1964, corregida y aumentada posteriormente.

 

Peregrinaje por la paz, editado originalmente en inglés (Pilgrimage for peace) en Nueva York.

 

Selección de discursos.

 

Los Andagoya, 2014, novela.

 

Condecoraciones y homenajes

 

El Embajador Javier Pérez de Cuéllar recibió el Doctorado Honoris Causa en las siguientes Universidades:

 

Pontificia Universidad Católica del Perú

 

Universidad de Lima (17 de julio de 2004)

 

Universidad de Niza

 

Universidad Jagiellonian de Cracovia

 

Universidad Charles de Praga

 

Universidad de Sofía

 

Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima

 

Universidad Libre de Bruselas

 

Universidad Carleton de Ottawa, Canadá

 

Universidad de París (La Sorbona)

 

Universidad de Visva-Bharati en Bengala Occidental, India

 

Universidad de Míchigan

 

Universidad de Osnabrück, Alemania

 

Universidad de Coímbra en Coímbra, Portugal

Universidad Nacional de Mongolia en Ulán Bator

 

Universidad Humboldt de Berlín

 

Universidad Estatal de Moscú

 

Universidad de Malta en Valleta

 

Universidad Leyden en los Países Bajos

 

Universidad La Salle en Filadelfia

 

Universidad Tufts en Medford, Massachusetts

 

Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland

 

Universidad de Cambridge en el Reino Unido,

 

Universidad Tecnológica del Perú

 

Universidad de Valladolid en España, entre otras.

 

A lo largo de su carrera ha sido condecorado por varias decenas de países:

 

Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, España

 

Caballero de la Gran Cruz de la Orden de San Miguel y San Jorge, Reino Unido

 

Grand Cordon de la Orden Nacional del Cedro, Líbano

 

Gran Cruz, clase especial de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania

 

Gran Oficial de la Orden al Mérito de la República italiana

 

Gran Cruz de la Orden del Mérito de la República de Polonia

 

Gran Cruz de la Orden de la Cruz del Sur

 

Gran Cruz de la Orden de la Corona de Roble

 

Gran Cruz de la Legión de Honor

 

Principales premios

 

Four Freedom Award, Ámsterdam, Países Bajos, 18 de junio de 1992.

 

Premio Athina Onassis man and Mankindo, Atenas, 5 de abril de 1991.

 

En octubre de 1987, recibió el Premio Príncipe de Asturias, por promover la cooperación Iberoamericana.

 

En enero de 1989, recibió el Premio Olof Palme de Entendimiento Internacional y Seguridad Común, de manos del Fondo Conmemorativo Olof Palme.

 

En febrero de 1989, recibió el Premio Jawaharlal Nehru.

 

Man for Peace Award, 1988, Conjuntamente con Peace Foundation, 25 de octubre de 1988.

International Peace Award, 1986, International Association of University Presidents.

 

Great World Peace Award, 1984.

 

Colibrí de Oro: Premio Adulto Mayor Prima AFP, 2013.

 

Últimos años

 

Con motivo de su octogésimo aniversario, recibió en 2,000 en la Universidad de Lima un significativo homenaje donde dictó una charla magistral sobre relaciones internacionales. En dicha ocasión, se expusieron todas sus condecoraciones en vitrinas colocadas en una sala especial.

 

El 22 de julio de 2005 sufrió un infarto y es tratado en la unidad de cuidados intensivos en un centro hospitalario en París, donde le dieron de alta el 30 de julio del citado año.

 

Ostentó el cargo permanente de embajador de Perú en Misión Especial del Estado Peruano.

 

El 19 de enero de 2010, durante las celebraciones por su nonagésimo aniversario, las Naciones Unidas, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y el Gobierno de Perú lo honraron con una estampilla, libro de recuerdos de personalidades mundiales, así como una medalla conmemorando la ocasión. Asimismo, la nueva sede de las Naciones Unidas en Lima ha sido denominada Complejo Javier Pérez de Cuéllar.

 

Al acto de inauguración del edificio asistieron 800 invitados, presididos por el presidente Alan García, con discursos por parte del canciller de la República y otros altos funcionarios tanto de las Naciones Unidas como del Ministerio de Relaciones Exteriores.

 

El 9 de agosto de 2010 en ocasión de una ceremonia habida en el Palacio de Torre Tagle, Javier Pérez de Cuéllar hizo donación a su alma máter de todas las condecoraciones recibidas de decenas de países para que sean exhibidas en el Centro Cultural Inca Garcilaso, dependencia de la cancillería peruana. En dicha ocasión mencionó que «No es un presente. Es una retribución. Estoy devolviendo lo aprendido en tantos años de servicios al Ministerio de Relaciones Exteriores»

 

Acerca del numeroso intercambio de opiniones entre políticos y la prensa de Perú y de Chile, sobre una eventual devolución del Monitor Huáscar a Perú, que no forma parte de la agenda bilateral pero surge a raíz de la pregunta de un periodista al ministro de Defensa chileno Jaime Ravinet, en ocasión de su visita a Perú el 16 de agosto de 2009, Javier Pérez de Cuéllar opinó que "como peruano cómo no puedo desear que devuelvan el Huáscar a nuestro país".

 

El 6 de septiembre de 2010, Javier Pérez de Cuéllar informó, mediante comunicado público, que personas inescrupulosas tomaron su nombre a fin de pedir ayuda económica en beneficio del tratamiento médico de personas enfermas. Ante esta situación el embajador alertó a la comunidad internacional, desde su sitio web oficial, sobre esta modalidad de estafa.

 

El 19 de enero de 2020, Pérez de Cuéllar recibió por parte de las Naciones Unidas las felicitaciones por sus 100 años de vida.

 

Murió  el 4 de marzo de 2020 en Lima, Peru.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Javier_P%C3%A9rez_de_Cu%C3%A9llar

 

https://www.monografias.com/trabajos82/heroes-personajes-ilustres-peru/heroes-personajes-ilustres-peru




Santa Rosa de Lima

 

Santa Rosa de Lima (Lima, 20 de abril de 1586-Lima, 24 de agosto de 1617), de nombre secular Isabel Flores de Oliva, fue una santa católica terciaria dominica canonizada por el papa Clemente X en 1671.​ Entre las personas nacidas en América (antiguamente Indias Occidentales), Rosa de Lima fue la primera en recibir el reconocimiento canónico de santidad de la Iglesia católica.

 

Fue proclamada excelsa patrona de Lima en 1669, y del Nuevo Mundo y las Filipinas en 1670. Además, es patrona de institutos educativos, policiales y armados de Venezuela, Policía Nacional de la República del Perú, Policía Nacional del Paraguay y las Fuerzas Armadas argentinas. En virtud de la enfermedad que le produjo la muerte, es la patrona de los tuberculosos.​

 

Primeros años

 

Isabel Flores de Oliva nació el 20 de abril de 1586 en Lima,​ la capital del entonces virreinato del Perú. Fue hija de Gaspar Flores, arcabucero natural de Baños de Montemayor, provincia de Cáceres, España,​ y de María de Oliva y Herrera, hilandera y costurera, natural de Huánuco.​ Además, fue la cuarta hija de doce hermanos, de los cuales solo se conoce a nueve

José Manuel Bermúdez, uno de sus biógrafos, contribuyó a extender la opinión de que el nacimiento de Rosa ocurrió el día 30 de abril, pero en los registros del proceso ordinario se encuentra que la madre de Rosa y otras personas entre ellas fray Pedro de Loaiza, confesor de Rosa y su primer biógrafo declararon como fecha de su nacimiento el día 20 de abril.​

 

Fue bautizada, según su documento de registro, el 25 de mayo de 1586, en la Parroquia de San Sebastián,​ en su ciudad natal por el sacerdote Antonio Polanco, siendo sus padrinos Hernando de Baldés y María Osorio. 


A los tres meses de edad una criada afirmó haber visto su rostro transformarse en una rosa, y desde entonces era llamada Rosa por su madre.

 

A temprana edad emulando a la terciaria dominica santa Catalina de Siena empezó a ayunar tres veces por semana y a realizar severas penitencias en secreto. Su compañero de juegos fue su hermano Hernando, quien siempre la apoyó y ayudó.

 

A los doce años, se mudó con su familia hacia Quives, un pueblo a sesenta kilómetros de Lima, ubicado en el valle del río Chillón. Es aquí donde recibió la confirmación de manos del futuro santo católico Toribio de Mogrovejo, su padrino fue el sacerdote del pueblo Francisco González. 


Es en Quives donde, al parecer, empezó con sus mortificaciones contrayendo un reuma muy fuerte, con consecuencias dolorosas para su recuperación, que ella ocultaba a su madre.

 

Santa Rosa de Lima por Francisco Laso (1859)

 

El día de su confirmación, en el pueblo de Quives, el arzobispo Toribio de Mogrovejo la confirmó con el nombre de Rosa. Aunque le mortificaba que la llamasen así porque se burlaban de ella, ya que era la única con ese nombre. A los veinticinco años, aceptó y quiso que la llamaran Rosa de Santa María porque, según relató su madre, fue a conversar con un sacerdote a la iglesia de Santo Domingo y le manifestó la molestia que le causaba que la llamen Rosa. Pero el sacerdote la tranquilizó diciéndole: «Pues, hija, ¿no es vuestra alma como una rosa en que se recrea Jesucristo?».

 

Con esto quedó tranquila y segura del nombre que le habían dado. Más adelante, según sus biógrafos, ella afirmó que en episodios de tipo místico, la Virgen del Rosario y el Niño Jesús (cuando se casó con él en desposorio místico) le confirmaron el nombre.

 

Regresó a Lima con su familia ya siendo una joven. Debido a problemas económicos de la familia, trabajaba el día entero en el huerto y bordaba para diferentes familias de la ciudad y así ayudar al sostenimiento de su hogar. Bajo esas condiciones precarias, también veía a su alrededor otra pobreza más humillante, la de los indios. Su aya Mariana, quien era india, la ayudó a tomar conciencia de la humildad de estos individuos.

 

Entre ellas existía tal compenetración que el alma de Mariana veía a Rosa en toda la antigua población inca, maltratada por los hidalgos españoles. Rosa decía: «Si los cristianos están obligados a predicar amor por todas partes, ¿por qué llegaron a América con guerras, destrucción y odio?». Esa idea la torturaba, y se preguntaba con angustia: «¿Por qué deben sufrir tantos indios?». No encontró respuesta hasta que descubrió el valor redentor del sufrimiento.​

 

Cuando fue admirada por su belleza, Rosa cortó su cabello y se echó pimienta a la cara, molesta por haber atraído pretendientes.​ Rechazó a todos sus pretendientes, a pesar de la oposición de amigos y familiares. Rosa pasaba varias horas al día observando el Sagrado Sacramento, el cual recibía a diario una práctica extremadamente rara en aquella época.

 

Finalmente, después de diez años, hizo voto de virginidad. Rosa atrajo la atención de los frailes de la orden dominica. Ella deseaba convertirse en monja, pero su padre se lo prohibió, por lo que al cabo de unos años ingresó en la tercera orden de Santo Domingo a imitación de su admirada santa Catalina de Siena.

 

A partir de entonces se recluyó, prácticamente, en la ermita que ella misma construyó, con ayuda de su hermano Hernando, en un extremo del huerto de su casa. Solo salía para visitar el templo de Nuestra Señora del Rosario y atender las necesidades espirituales de los indígenas y los negros de la ciudad.

 

También atendía a muchos enfermos que se acercaban a su casa buscando ayuda y atención, creando una especie de enfermería en su casa. Muchos biógrafos escriben que ayudó a fray Martín de Porres, lo cual no está probado en el texto del Proceso de Martín de Porres (Lima, 1579-1639), el cual es santo desde 1962. Rosa se permitía dormir solo dos horas al día, de tal forma que pudiera dedicar más tiempo a la oración.​ Usaba una pesada corona de plata, con pequeñas espinas en su interior, emulando la corona de espinas de Jesucristo.

 

Santa Rosa y la defensa de Lima

 

Claustro de santa Rosa de Lima

 

En 1615 buques corsarios neerlandeses deciden atacar la ciudad de Lima, aproximándose al puerto del Callao en días previos a la fiesta de La Magdalena. La noticia corre pronto hasta Lima y con ello la proximidad y desembarco en el Callao, lo que altera los ánimos de los ciudadanos. Ante esto, Rosa reúne a las mujeres de Lima en la Iglesia de Nuestra Señora del Rosario para orar por la salvación de Lima.

 

Apenas llegada la noticia del desembarco, la terciaria subió al altar y, cortándose los vestidos y cosiendo los hábitos, puso su cuerpo para defender a Cristo en el sagrario. Los ánimos del vecindario eran alarmantes, llegando a huir muchos de Lima hacia lugares distantes. 


Misteriosamente el capitán de la flota neerlandesa falleció en su barco días después, y ello supuso la retirada de sus naves, sin atacar el Callao.

 

En Lima todos atribuyeron el milagro a Rosa y por ello en sus imágenes se le representa portando a la Ciudad sostenida por el ancla.

 

En Argentina, Paraguay y Uruguay, hacia fines del mes de agosto ocurre la llamada tormenta de Santa Rosa. La tradición atribuye a Rosa el origen de este fenómeno natural que logró la huida de los enemigos de los peruanos.

 

Desposorio místico

 

Uno de los momentos importantes de su vida es el desposorio místico, ocurrido el Domingo de Ramos de 1617, en la Capilla del Rosario (Templo de Santo Domingo de Lima). Rosa, al no recibir la palma que debía portar en la procesión, pensó que era un mensaje de Dios por alguna ofensa que ella hubiese realizado. Acongojada se dirigió a la Capilla de imagen del Rosario y orando ante la Virgen, sintió el llamado del Niño Jesús de la imagen, que le dijo: «Rosa de Mi Corazón, yo te quiero por Esposa», a lo que ella respondió: «Aquí tienes Señor a tu humilde esclava».

 

Últimos días

 

Iglesia de Santo Domingo (Lima), donde se encuentran los restos mortales de santa Rosa de Lima.

 

Ya cerca del final de su vida, cayó gravemente enferma. Pasó los últimos tres meses de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza, un contador notable del Gobierno virreinal, y de su esposa María de Uzategui.​ En este lugar se levanta el Monasterio de Santa Rosa de Lima.

 

Murió de tuberculosis a los 31 años de edad,​ en las primeras horas del 24 de agosto de 1617, fiesta de San Bartolomé, como ella misma profetizó y contó el padre Leonardo Hansen, quien escribió la primera biografía de Rosa Peruana.

 

Hoy sus restos se veneran en la Basílica de Nuestra Señora del Rosario de Lima (Santo Domingo), con notable devoción del pueblo peruano (y de América) que visita la Capilla dedicada a su culto en el Crucero del Templo dominicano.

 

Después de su muerte


Retrato póstumo de santa Rosa, lienzo del artista italiano Angelino Medoro. Fue pintado pocas horas después del fallecimiento de la santa limeña, el 24 de agosto de 1617.

 

Reconstrucción facial de santa Rosa de Lima, realizado por el Equipo Brasileño de Antropología Forense y Odontología Legal (Ebrafol), agosto 2015.

 

Su entierro fue uno de los más notables que vivió la ciudad de Lima. En la casa de la familia de la Maza se formaron grandes multitudes para contemplar a Rosa. El gentío hubo de esperar a su traslado hacia la Iglesia del Rosario. Al traslado acudieron el virrey, el Cabildo Secular y Eclesiástico, las órdenes religiosas presididas por la orden de Santo Domingo de Guzmán, los oidores y personas notables.

 

El día de sus exequias y entierro, hubo de requerirse la fuerza de la guardia del virrey para impedir que Rosa fuera desvestida por los devotos, los cuales se abalanzaban sobre su cuerpo para arrancarle la vestimenta en busca de un recuerdo, aclamándola como santa. A pesar de ello, tuvieron que cambiarle tres veces los hábitos e incluso en el traslado algún irreverente seccionó uno de sus dedos del pie.

 

En el lecho de muerte, Gonzalo de la Maza hizo retratar el rostro de Rosa. A su efecto llamó al pintor italiano (Angelino Medoro), quien realizó el primer testimonio de su apariencia física.

 

La devoción del pueblo se excedió a tal punto, que en pocos años tuvieron que retirarla de la cripta y colocarla en la Iglesia del Rosario.

 

Devoción

 

Su casa (el santuario), ubicado en el Centro de Lima, conserva los lineamientos que tuvieron en el siglo xvi, época en que vivió Rosa. Anualmente es visitado por miles de devotos, peregrinos y turistas quienes recorren los ambientes que estuvieron directamente ligados a su vida y caridad para el prójimo.

 

Se conserva como reliquia una ermita donde ella rezaba. Cerca hay un pozo de veinte metros de profundidad donde sus devotos depositan sus deseos escritos. También se conserva la habitación donde dormía, la habitación (el corazón del santuario) en la cual nació y la enfermería donde atendía a sus hermanos necesitados.

 

La basílica-santuario fue empezada a construir luego de su canonización, con posteriores restauraciones durante los siglos XVII y XX. Hubo de ser remodelada y fue inaugurada finalmente el 24 de agosto de 1992. Este lugar es principal punto de peregrinación de todo el Perú y su arraigo popular es comparable al de la Virgen de Guadalupe en México.

 

La figura de Rosa de Santa María representa un símbolo de integración del pueblo peruano. En ella convergen todas las clases sociales.​

 

En 1747 se construyó en Arequipa el Monasterio de Santa Rosa, dedicado a la santa limeña y que hasta la fecha alberga una comunidad de religiosas dominicas de clausura.

 

Formó parte de la familia dominicana, de la provincia de San Juan Bautista del Perú. Sus flores preferidas fueron las margaritas, los claveles y las rosas.

 

Se han escrito cerca de cuatrocientas biografías sobre ella. Y se han realizado más de mil rostros en lienzos, estampas y esculturas. Hechos, entre otros, por renombrados artistas como Francisco de Zurbarán, Claudio Coello, Angelino Medoro, Daniel Hernández, Teófilo Castillo, Francisco González, Sérvulo Gutiérrez y Walter Huamán.​

 

Festividad en el rito romano

 

Se inscribió la fiesta de Santa Rosa de Lima en el calendario general romano en el año 1727, indicando como fecha de la celebración el día 30 de agosto, entonces el día más cercano del aniversario de la muerte de la santa (24 de agosto) no ocupado por la celebración de otro santo.

 

La revisión general del calendario romano general decretada en el año 1969 liberó el 23 de agosto, día anterior al aniversario de su muerte.​ Para los países hispanoamericanos de los que es patrona, como en el Perú, 18​ se sigue conservando el 30 de agosto.

 

En la República del Perú, el 30 de agosto es un día feriado y su imagen (descubierta el día de la canonización en 1671, en la catedral) recorre las calles de Lima. En el mes de agosto se rinde culto solemne a la santa en el distrito de Barranco que culmina con el recorrido procesional del día 30 de agosto.

 

Santa Rosa de Lima también aparece en los billetes de doscientos soles, el de mayor valor en circulación en la República del Perú.

 

Cédula real de consagración

 

Hermoso vitral de santa Rosa de Lima en el Panteón de los Próceres en Lima.

 

Cédula Real de la Reina Mariana de Austria sobre la declaración y recibimiento como Patrona de las Ciudades de los Reinos del Perú a la Bienaventurada Madre Rosa de Santa María, dada a 11 de marzo de 1669.

 

La Reina Gobernadora: Por cuanto la Santidad de Clemente Noveno, atendiendo a los piadosos e instantes ruegos del Rey, mi hijo y míos, hechos por medio del Marqués de Astorga, Embajador de aquella Corte acerca de que la Bienaventurada Madre Rosa de Santa María, que fue de la Tercera Orden de Santo Domingo y natural de la Ciudad de los Reyes, fuese declarada por Patrona de ella y todo el Reino del Perú, y a los méritos que tenemos hechos en servicio de la Iglesia juntamente con haber sido esta gloriosa Virgen, la primera, que entre los siervos de Dios que las Indias Occidentales produjeron, mereció ser decorada con honor de público dándosele culto por su admirable copia de virtudes y milagros, ha sido servido despacharse este Breve, con su data en Roma, a dos de enero próximo pasado, declarándola por Patrona más principal de la dicha Ciudad de los Reyes y todo el Reino del Perú, con fiesta de precepto, oficio y privilegios de tal; y habiéndose visto en el Consejo Real de las Indias por lo que conviene, tenga debida observancia.

 

Por la presente mando al Virrey y Presidentes de las Audiencias en las dichas provincias del Perú y a los Gobernadores y Corregidores de ellas, y ruego y encargo a los arzobispos y obispos de las iglesias metropolitanas y catedrales de aquellas provincias, que luego vean la copia auténtica del dicho Breve que se remite con ésta, den las órdenes convenientes para que se guarde, cumpla y ejecute lo contenido en él; y en todas las iglesias y lugares de sus distritos y diócesis para que por medio de la intercesión de la Bienaventurada consigan tanto mayor y más eficaz patrocinio cuanto con más celebre e intensa devoción se esmeraren en reverenciarla. De Madrid, a once de marzo de mil y seiscientos y sesenta y nueve años. Yo, la Reina. Por mandado de Su Majestad, Don Gabriel Bernardo de Quiróz.

 

Y a las espaldas de la dicha Real Cédula están cuatro rúbricas que parecen ser de los Señores del Real Consejo de Indias.

 

Cédula Real hallada en las Actas del Cabildo Colonial de San Francisco de Quito de 1664 a 1669 - Volumen XXXVII.

 

Canonización

 

A pocos días de su muerte se reunieron numerosos testimonios sobre su vida y virtudes.

 

En 1634 se presentó a Roma la causa de beatificación. La beatificación se realizó en el Convento Dominico de Santa Sabina en Roma, en 1668. 


Fue canonizada por Clemente X el 12 de abril de 1671, proclamándola por principal patrona del Nuevo Mundo.

 

En Lima, Roma, España y todos los países de América y Europa se celebraron fiestas suntuosas en honor de la primera santa natural de América.

 

Los pontífices en sus respectivas bulas la proclamaron santa con el nombre de Rosa de Santa María, y que posteriormente hubo de convertirse en Rosa de Lima, nombre toponímico común a muchos santos en el orbe cristiano.

 

La tradición cuenta que el papa Clemente X, luego de oír los argumentos sobre su canonización dijo: «¡Hum! ¡Patrona y santa! ¿Y Rosa? que llueva flores sobre mi escritorio si es verdad».​ Y la respuesta al instante fue una fragante lluvia de rosas sobre la mesa del papa, quien en ese momento procedió a la canonización.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Rosa_de_Lima  




 San Martin de Porres.

 

San Martín de Porres Velázquez (Lima, 9 de diciembre de 1579-Lima, 3 de noviembre de 1639), de nombre secular Juan Martín de Porres Velázquez, fue un fraile nacido en el virreinato del Perú, de la orden de los dominicos. Fue el primer santo mulato de América.

 

Es conocido también como el santo de la escoba por ser representado con una escoba en la mano como símbolo de su humildad.

 

Martín de Porres o Porras​ fue hijo de un noble burgalés, caballero de la Orden de Alcántara, Juan de Porras de Miranda, natural de la ciudad de Burgos, y de una mujer negra, Ana Velázquez, natural de Panamá que residía en Lima.

 

Su padre no podía casarse con una mujer de su condición, porque era muy pobre, lo que no impidió su amancebamiento con Ana Velázquez. Fruto de esta relación nació Martín y, dos años después, Juana de Porres Velázquez, su única hermana. Martín de Porres fue bautizado el 9 de diciembre de 1579 en la Iglesia de San Sebastián de Lima.

 

Ana Velázquez dio cuidadosa educación cristiana a sus dos hijos. Juan de Porres estaba destinado en Guayaquil, y desde ahí les proveía de sustento. Viendo la situación precaria en que iban creciendo, sin padre ni maestros, decidió reconocerlos como hijos suyos ante la ley. En su infancia y temprana adolescencia, sufrió la pobreza y limitaciones propias de la comunidad de raza negra en que vivió.​

 

Vida religiosa

 

Se formó como auxiliar práctico, médico empírico, barbero y herborista.​ En 1594, a la edad de quince años, y por la invitación de fray Juan de Lorenzana, famoso dominico, teólogo y hombre de virtudes, entró en la Orden de Santo Domingo de Guzmán bajo la categoría de «donado», es decir, como terciario por ser hijo ilegítimo (recibía alojamiento y se ocupaba en muchos trabajos como criado).

 

Así vivió nueve años, practicando los oficios más humildes. Fue admitido como hermano de la orden en 1603. Perseveró en su vocación a pesar de la oposición de su padre, y en 1606 se convirtió en fraile profesando los votos de pobreza, castidad y obediencia.

 

De todas las virtudes que poseía Martín de Porres sobresalía la humildad, siempre puso a los demás por delante de sus propias necesidades. En una ocasión el Convento tuvo serios apuros económicos y el Prior se vio en la necesidad de vender algunos objetos valiosos, ante esto, Martín de Porres se ofreció a ser vendido como esclavo para ayudar a remediar la crisis, el Prior conmovido, rechazó su ayuda.

 

Ejerció constantemente su vocación pastoral y misionera; enseñaba la doctrina cristiana y fe de Jesucristo a los negros e indios y gente rústica que asistían a escucharlo en calles y en las haciendas cercanas a las propiedades de la Orden ubicadas en Limatambo.

 

La situación de pobreza y abandono moral que estos padecían le preocupaban; es así que con la ayuda de varios ricos de la ciudad entre ellos el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla, IV Conde de Chinchón, que en propia mano le entregaba cada mes no menos de cien pesos fundó el Asilo y Escuela de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros, y ayudarles a salir de su penosa situación.

 

Martín siempre aspiró a realizar vocación misionera en países y provincias alejados. Con frecuencia lo oyeron hablar de Filipinas, China y especialmente de Japón, país que alguna vez manifestó conocer.

 

El futuro santo fue frugal, abstinente y vegetariano. Dormía solo dos o tres horas, mayormente por las tardes. Usó siempre un simple hábito de cordellate blanco con una capa larga de color negro. Alguna vez que el prior lo obligó a recibir un hábito nuevo y otro fraile lo felicitó risueño, Martín, le respondió: «Pues con este me han de enterrar» y, efectivamente, así fue.​

 

Ideal de santidad

 

Glorificación de san Martín de Porres del artista italiano Fausto Conti encargada por el papa Juan XXIII para la canonización en San Pedro de Roma. Se encuentra actualmente en la basílica del Santísimo Rosario, en el Convento de Santo Domingo de Lima.

 

Martín fue seguidor de los modelos de santidad de santo Domingo de Guzmán, san José, santa Catalina de Siena y san Vicente Ferrer. Sin embargo, a pesar de su encendido fervor y devoción, no desarrolló una línea de misticismo propia.

 

Martín de Porres fue confidente de san Juan Macías, fraile dominico, con el cual forjó una entrañable amistad. Se sabe que también conoció a santa Rosa de Lima, terciaria dominica, y que se trataron algunas veces, pero no se tienen detalles históricamente comprobados de estas entrevistas.

 

La personalidad carismática de Martín hizo que fuera buscado por personas de todos los estratos sociales, altos dignatarios de la Iglesia y del Gobierno, gente sencilla, ricos y pobres, todos tenían en Martín alivio a sus necesidades espirituales, físicas o materiales. Su entera disposición y su ayuda incondicional al prójimo propició que fuera visto como un hombre santo.

 

Aunque él trataba de ocultarse, la fama de santo crecía día por día. Fueron varias las familias en Lima que recibieron ayuda de Martín de Porres de alguna forma u otra. También, muchos enfermos lo primero que pedían cuando se sentían graves era: «Que venga el santo hermano Martín». Y él nunca negaba un favor a quien podía hacerlo.

 

Su fallecimiento

 

Casi a la edad de sesenta años, Martín de Porres cayó enfermo y anunció que había llegado la hora de encontrarse con el Señor. La noticia causó profunda conmoción en la ciudad de Lima. Tal era la veneración hacia este mulato que el virrey Luis Jerónimo Fernández de Cabrera y Bobadilla fue a besarle la mano cuando se encontraba en su lecho de muerte, pidiéndole que velara por él desde el Cielo.

 

Martín solicitó a los dolidos religiosos que entonaran en voz alta el credo y mientras lo hacían, falleció. Eran las 9:00 p. m. del 3 de noviembre de 1639 en Ciudad de los Reyes, capital del virreinato del Perú. Toda la ciudad le dio el último adiós en forma multitudinaria donde se mezclaron gente de todas las clases sociales. Altas autoridades civiles y eclesiásticas lo llevaron en hombros hasta la cripta, doblaron las campanas en su nombre y la devoción popular se mostró tan excesiva que las autoridades se vieron obligadas a realizar un rápido entierro.

 

En la actualidad sus restos descansan en la Basílica y Convento de Santo Domingo, de Lima, junto a los restos de santa Rosa de Lima y san Juan Macías en el denominado Altar de los Santos de Perú.

 

Milagros atribuidos

 

Las historias de los milagros atribuidos a su intercesión son muchas y sorprendentes, estas fueron recogidas como testimonios jurados en los Procesos diocesano (1660-1664) y apostólico (1679-1686), abiertos para promover su beatificación.

 

Buena parte de estos testimonios proceden de los mismos religiosos dominicos que convivieron con él, pero también los hay de otras muchas personas, pues Martín de Porres trató con gente de todas las clases sociales.

 

Se le atribuye el don de la bilocación. Sin salir de Lima, se dice que fue visto en México, en África, en China y en Japón, animando a los misioneros que se encontraban en dificultad o curando enfermos.

 

Mientras permanecía encerrado en su celda, lo vieron llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos o curarlos. Muchos lo vieron entrar y salir de recintos estando las puertas cerradas.

 

En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: «Yo tengo mis modos de entrar y salir».

 

Se le reputó control sobre la naturaleza, las plantas que sembraba germinaban antes de tiempo y toda clase de animales atendían a sus mandatos. Uno de los episodios más conocidos de su vida es que hacía comer del mismo plato a un perro, un ratón y un gato en completa armonía.

 

Se le atribuyó también el don de la sanación, de los cuales quedan muchos testimonios, siendo los más extraordinarios la curación de enfermos desahuciados. «Yo te curo, Dios te sana» era la frase que solía decir para evitar muestras de veneración a su persona.

 

Según los testimonios de la época, a veces se trataba de curaciones instantáneas, en otras bastaba tan solo su presencia para que el enfermo desahuciado iniciara un sorprendente y firme proceso de recuperación. Normalmente los remedios por él dispuestos eran los indicados para el caso, pero en otras ocasiones, cuando no disponía de ellos, acudía a medios inverosímiles con iguales resultados. Con unas vendas y vino tibio sanó a un niño que se había partido las dos piernas, o aplicando un trozo de suela de zapato al brazo de un zapatero para sanarlo de una grave infección.

 

Muchos testimonios afirmaron que cuando oraba con mucha devoción, levitaba y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo virrey que iba a consultarle (aun siendo Martín de pocos estudios) tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis. Otra de las facultades atribuidas fue la videncia.

 

Solía presentarse ante los pobres y enfermos llevándoles determinadas viandas, medicinas u objetos que no habían solicitado pero que eran secretamente deseadas o necesitadas por ellos.

 

Se contó además entre otros hechos, que Juana, su hermana, habiendo sustraído a escondidas una suma de dinero a su esposo se encontró con Martín, el cual inmediatamente le llamó la atención por lo que había hecho. También se le atribuyó facultades para predecir la vida propia y ajena, incluido el momento de la muerte.

 

De los relatos que se guardan de sus milagros, parece deducirse que Martín de Porres no les daba mayor importancia. A veces, incluso, al imponer silencio acerca de ellos, solía hacerlo con joviales bromas, llenas de donaire y humildad. En la vida de Martín de Porres los milagros parecían obras naturales. Se dice que en algunos momentos de su vida, tuvo que lidiar con el diablo; especialmente en el día de su muerte, donde presuntamente el diablo terminó siendo vencido.​

 

Beatificación y canonización

 

Reconstrucción facial de san Martín de Porres a partir del análisis de su cráneo, realizado por el Equipo Brasileño de Antropología Forense y Odontología Legal (Ebrafol), agosto de 2015.

 

En 1660, el arzobispo de Lima, Pedro de Villagómez, inició la recolección de declaraciones de las virtudes y milagros de Martín de Porres para promover su beatificación, pero a pesar de su biografía ejemplar y de haberse convertido en devoción fundamental de mulatos, indios y negros, la sociedad colonial no lo llevó a los altares.

 

Aunque en 1763 el Papa Clemente XIII emitió un decreto que afirmaba el heroísmo de sus virtudes, su proceso de beatificación hubo de durar hasta 1837, cuando fue beatificado por el papa Gregorio XVI en la Basílica de Santa María la Mayor.

 

El papa Juan XXIII que sentía una verdadera devoción por Martín de Porres, lo canonizó en la Ciudad del Vaticano el 6 de mayo de 1962 ante una multitud de 40, 000 personas procedentes de varias partes del mundo nombrándolo Santo Patrono de la Justicia Social, exaltando sus virtudes en la homilía de canonización:

 

«San Martín, siempre obediente e inspirado por su divino Maestro, vivió entre sus hermanos con ese amor profundo que nace de la fe pura y de la humildad de corazón. Amaba a los hombres porque los veía como hijos de Dios y como sus propios hermanos y hermanas.

 

Tal era su humildad que los amaba más que a sí mismo, y que los consideraba mejores y más virtuosos que él... Martín excusaba las faltas de otro. Perdonó las más amargas injurias, convencido de que el merecía mayores castigos por sus pecados. Procuró de todo corazón animar a los acomplejados por las propias culpas, confortó a los enfermos, proveía de ropas, alimentos y medicinas a los pobres, ayudó a campesinos, a negros y mulatos tenidos entonces como esclavos. La gente le llama Martín, el bueno».

 

La proclamación de Martín de Porres como santo fue sustentada por las milagrosas curaciones que ocurrieron a una anciana gravemente enferma en Asunción (Paraguay) en 1948 y a un niño con una pierna a punto de ser amputada por la gangrena, en Tenerife (España) en 1956.​

 

En el Perú, el cuál había hecho unos años antes una intensa campaña para difundir su vida y promover la canonización, hubo muchos festejos. El entonces Presidente de la República, Manuel Prado y Ugarteche, promulgó unos meses antes el Decreto Supremo N° 61-C (26 de marzo de 1962) por el cual se denominó a 1962 como “Año de Fray Martín de Porres”, perennizando así la fecha de canonización del Santo Mulato.

 

Además, se formó una comisión que organizó en forma urgente e inmediata- las actividades para celebrar el magno evento. Esta comisión fue presidida por el doctor Geraldo Arosemena Garland, Ministro de Justicia y Culto.

 

El día de la canonización, la ciudad de Lima fue embanderada por todos los vecinos, en señal de peruanidad. Además, al mediodía repicaron todas las campanas de las iglesias, acto que se realizó a nivel nacional. El buque insignia de la armada peruana, Crucero Almirante Grau, realizó una salva de 21 cañonazos en la Bahía del Callao, mientras que todas las unidades de la escuadra peruana sonaron sus sirenas. Finalmente, las reliquias de San Martín de Porres fueron exhibidas en la Iglesia de Santo Domingo hasta el 3 de junio, lo que permitió ser veneradas por los miles de fieles.

 

En 1966 el Papa Pablo VI lo proclamó patrón de los barberos y peluqueros y, en el Perú, de la justicia social. Su festividad en el santoral católico se celebra el 3 de noviembre, fecha de su fallecimiento.

 

En diversas ciudades del Perú se efectúan fiestas patronales en su nombre y procesiones de su imagen ese día, siendo la procesión principal la que parte de la Iglesia de Santo Domingo, en Lima, lugar donde descansan sus restos mortales.

 

Culto en los Estados Unidos

 

Durante el siglo xx, el culto a fray Martín de Porres cobró gran importancia entre la población negra estadounidense. Los católicos de ascendencia africana y esclavizada lo identificaron como una persona que demostraba la universalidad de la Iglesia católica, y promovían el culto entre sus propias comunidades.​

 

Como comentó en 1930 Gustave B. Aldrich en la revista The Chronicle, de la Federación de Católicos de Color (Federated Colored Catholics), «La representación de santos y grandes hombres de fe negros en nuestras iglesias católicas de color hará mucho por rehabilitar nuestro autorrespeto».​

 

Martín de Porres en el cine y la televisión

 

La primera película sobre la vida de san Martín, fue Fray Escoba, película española de 1961, del director Ramón Torrado y protagonizada por el actor René Muñoz.

 

También Valentín Pimstein produjo en 1964, en México, la telenovela San Martín de Porres, repitiendo René Muñoz, el papel del santo mulato.

 

En 1968, se produjo en Brasil la telenovela O Santo Mestiço, inspirada en la vida de fray Martín, e interpretada por Sérgio Cardoso.

 

En el año 1974, nuevamente René Muñoz volvió a encarnar al santo limeño, en la película méxico-peruana Un Mulato llamado Martín, dirigida por Tito Davison.​ En 1972 se produjo, en Argentina, la telenovela El cielo es para todos, recreando la vida del santo.

 

En México adaptaron la misma historia y produjeron la telenovela con el mismo nombre: El cielo es para todos, en 1979, llevando por última vez a René Muñoz en el papel de fray Martín de Porres.

 

En 2006, Raimundo Calixto, dirigió al actor Pedro Telémaco, en Fray Martín de Porres, película para la televisión.

 

En el 2016, se estrenó la producción peruana Los ratones de fray Martín, protagonizada por el actor Miguel Carty.​

 


Capítulo «San Martín de Porres» de la serie Prueba de fe (2016).​

 

Filmografía

 

1961 - Fray Escoba (España)

 

1963 - Milagros de san Martín de Porres (México)

 

1974 - Un mulato llamado Martín/San Martín de Porres (México, Perú)

 

Películas para televisión

 

2006 - Fray Martin de Porres

 

2016 - Los ratones de fray Martín (Perú)

 

2017 - San Martín de Porres (EWTN)

 

Telenovelas

 

1964 - San Martín de Porres (México)

 

1968 - O Santo Mestiço (Brasil)

 

1972 - El cielo es para todos (Argentina)


https://es.wikipedia.org/wiki/Mart%C3%ADn_de_Porres




Para el próximo  jueves 11 de mayo de 2023 publicaré lahistoria de Paraguay.

mayo 08, 2023   Posted by Los Mina Digital with No comments

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