José Gervasio
Artigas (Montevideo, 19 de junio de 1764-Quinta Ybyray de Asunción, 23 de
septiembre de 1850) fue un militar y estadista rioplatense que actuó durante la
Guerra de la Independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata y que
se destacó por ser el heraldo del federalismo en lo que hoy son Uruguay y
Argentina.
Recibió los
títulos de «Jefe de los Orientales» y «Protector de los Pueblos Libres».
Por sus
actuaciones, es recordado en ambas márgenes del Río de la Plata. En Uruguay es
el héroe nacional y el máximo prócer del proceso independentista, y se le
considera el Padre de la Patria. En la Argentina ha habido un proceso de
revisionismo sobre la figura de Artigas, a partir del cual se le reconoce
también como prócer de la independencia nacional.
José Gervasio
Artigas nació el 19 de junio de 1764 en Montevideo, que en ese entonces formaba
parte del Virreinato del Perú, en el Imperio español.
Ocho años
después de su bautismo, José Artigas, junto con varios de sus hermanos y su
propio padre, recibió el sacramento de la confirmación, el 24 de diciembre de
1772, en la estanzuela de Melchor de Viana, siendo padrinos este y su esposa
Rita Pérez.
Artigas pasó
estos primeros años en la ciudad y en la chacra de su padre, ubicada junto al
arroyo Carrasco. Recibió en su niñez la mejor educación que en la época se
podía dar en su ciudad, la cual consistía en la enseñanza primaria, impartida
por los padres franciscanos del convento de San Bernardino.
En 1778 su nombre aparece registrado al ingresar en la Cofradía del Santísimo Rosario. [cita requerida] Luego se abre una época indocumentada en la vida del héroe, de la que apenas se poseen algunas noticias. En sus Apuntes biográficos sobre don José Artigas, el citado general Vedia, expresa:
Don José
Artigas era un muchacho travieso e inquieto y propuesto a sólo usar de su
voluntad; sus padres tenían establecimientos de campaña y de uno de estos
desapareció a la edad como de 14 años y ya no paraba en sus estancias, sino una
que otra vez, ocultándose a la vista de sus padres. Correr alegremente los
campos, changuear y comprar en éstos ganados mayores y caballadas, para irlos a
vender a la frontera del Brasil portugués, algunas veces contrabandear cueros
secos, y siempre haciendo la primera figura entre los muchos compañeros, eran
sus entretenimientos habituales.
La
documentación glosada prueba que Artigas, como hijo de su tiempo, como morador
de la pradera oriental, participó en faenas clandestinas y en el trajín del
contrabando, en la zona norte de la Banda Oriental, durante los años de su
mocedad. Vuelve Vedia a mencionarlo en sus Apuntes:
Mujeres e
hijos
José Artigas
también se relacionó con los indios charrúas de manera intensa. Según diversos
investigadores entre los que se destaca Carlos Maggi, que expone esta
afirmación en su libro El Caciquillo durante el período que va desde su
adolescencia hasta su ingreso en el cuerpo de Blandengues, etapa en la cual no
aparecen referencias en los registros de la época, Artigas habría vivido con
los charrúas, llegando a tener mujer e hijo dentro de esa nación. Este hijo,
Manuel (el famoso Caciquillo), habría nacido hacia el año 1786, siendo aparentemente,
el primogénito del prócer. Varias pruebas materializadas en cartas y en la
actitud de Artigas hacia los indios, y viceversa, respaldan la existencia de
este hijo.
Su vida se
habría desarrollado al norte del Río Negro, en las Misiones Orientales, Río
Grande del Sur y Santa Catarina. Fue durante esta época que conoció a Isabel
Sánchez Velásquez, nacida cerca de 1760 y la primera mujer de Artigas de quien
se tenga conocimiento documentado. Separada de su marido Julián Arrúa (con el
que tuvo cinco hijos), Isabel y Artigas comenzaron una relación amorosa que
duró más de diez años, y de la que nacieron cuatro hijos: Juan Manuel (nacido
el 3 de julio de 1791), María Clemencia (nacida el 14 de agosto de 1793 fallecida
en la infancia), María Agustina (nacida el 4 de agosto de 1795 también fallecida
de menor edad) y María Vicenta (nacida el 24 de octubre de 1804).
En 1792,
Artigas tuvo otro hijo con una mujer desconocida, llamado Pedro Mónico, el cual
quedó al cargo de sus abuelos paternos, para quienes fue su nieto favorito.
Militar
José Artigas.
Dibujo de J. M. Blanes.
A los treinta
y tres años, en 1797, amparándose en una amnistía para quienes no tuvieran
delitos de sangre, José Artigas ingresó como soldado raso al recién creado
cuerpo de Blandengues de Montevideo, una milicia especialmente autorizada por
el rey de España en el virreinato del Río de la Plata, que tenía como fin de
proteger las fronteras. En esta función, Artigas participó del control de los
avances portugueses en la frontera con el Brasil y en la lucha contra el contrabando
y el pillaje.
Poco antes de
finalizar el siglo xviii, Artigas se encontró, en aquella frontera, con un
afro-montevideano que había sido capturado por los portugueses y reducido a la
esclavitud. Decidió entonces comprarlo para darle la libertad. Desde entonces
Joaquín Lenzina, más conocido como «el Negro Ansina», acompañó a Artigas
durante el resto de su vida, convirtiéndose en su mejor amigo, su camarada de
armas y su cronista.
En 1800 José
Artigas cumplió destacada labor en la fundación de la ciudad de Batovi en las
Misiones Orientales, actual estado brasileño de Río Grande del Sur.
En 1806, ante
la primera de las Invasiones Inglesas y la ocupación de Buenos Aires por el
ejército británico, colaboró con Juan Martín de Pueyrredón y organizó por sí
mismo una fuerza de 300 soldados que no llegaron a entrar en combate.
El
conocimiento adquirido hizo que desempeñara la tarea con éxito, siendo
ascendido primero a capitán de milicias, posición alcanzada antes por su padre
y por su abuelo, y luego ayudante mayor.
De 1810 a 1820: la etapa revolucionaria
Primer
monumento erigido en honor a José Artigas, San José de Mayo, Uruguay.
En 1808
Napoleón aprovechó las disputas por el trono entre el rey Carlos IV de España y
su hijo, el futuro Fernando VII, para intervenir en el Imperio español e
imponer las abdicaciones de Bayona, por las cuales ambos renunciaron
sucesivamente al trono de España en favor de José Bonaparte, luego de lo cual
Fernando quedó cautivo.
Pero la intervención
de Francia desencadenó un levantamiento popular conocido como Guerra de la
Independencia Española (1808-1814) que trajo incertidumbre sobre cuál era la
autoridad efectiva que gobernaba España.
Ante la
ausencia de una autoridad cierta en la Metrópoli y el cautiverio de Fernando
VII, los pueblos de Hispanoamérica, bajo la dirección de los criollos,
comenzaron una serie de insurrecciones desconociendo a las autoridades
coloniales. La primera insurrección se produjo el 25 de mayo de 1809 en la ciudad
de Chuquisaca, en el virreinato del Río de la Plata, a la que le siguieron
levantamientos en todo el continente para formar juntas de autogobierno, dando
origen a la Guerra de Independencia Hispanoamericana.
Plaza
Artigas, Fray Bentos.
El 25 de mayo
de 1810 el pueblo de Buenos Aires, capital del Virreinato del Río de la Plata,
depuso al virrey Baltasar Hidalgo de Cisneros y eligió a la Primera Junta para
reemplazarlo, dando inicio a la Revolución de Mayo.
Inmediatamente,
el poder español instaló su sede en Montevideo, la base de la marina española
(Apostadero Naval de Montevideo) y bahía con puerto profundo, reclamando al
Consejo de Regencia español el envío de un nuevo virrey, tropas y armas para
reprimir el levantamiento de Buenos Aires.
Ese mismo año,
José Artigas, quien por entonces permanecía en las tropas virreinales y a quien
el 5 de septiembre de 1810 se lo había promovido a capitán de Blandengues por
Joaquín de Soria, comandante general de la campaña de la Banda Oriental, fue
enviado a Entre Ríos como comandante de un contingente militar realista, en un
intento de recuperar para los cinco pueblos entrerrianos insurrectos, pero
resultó derrotado por los caudillos locales.
En enero de
1811 llegó a Montevideo el nuevo virrey, Francisco Javier de Elío. La Primera
Junta de Buenos Aires desconoció su autoridad y le declaró la guerra el 13 de
febrero.
El ala
radicalizada de la revolución porteña había puesto sus ojos en Artigas. En el
discutido Plan Revolucionario de Operaciones, atribuido a Mariano Moreno,
secretario de la Primera Junta y escrito en agosto de 1810, se manifestó lo
siguiente:
Sería muy del
caso atraerse a dos sujetos por cualquier interés y promesas, así por sus
conocimientos, que nos consta son muy extensos en la campaña, como por sus
talentos, opiniones, concepto y respeto; como son los del Capitán de Dragones
don José Rondeau y los del Capitán de Blandengues don José Artigas; quienes,
puesta la campaña en este tono y concediéndoles facultades amplias,
concesiones, gracias y prerrogativas, harán en poco tiempo progresos tan
rápidos, que antes de seis meses podría tratarse de formalizar el sitio de la
plaza.
El 15 de
febrero de 1811 Artigas desertó del Cuerpo de Blandengues en Colonia del
Sacramento y se trasladó a Buenos Aires para ofrecer sus servicios militares al
gobierno revolucionario, que le dio el grado de teniente coronel, 150 hombres y
200 pesos para iniciar el levantamiento de la Banda Oriental contra el poder
español. La fecha en la cual Artigas desertó del ejército realista en Colonia
del Sacramento está hoy establecida con precisión sobre la base de una nota de
la revista de tropas del Cuerpo de Blandengues de Montevideo efectuada al mes
siguiente. Antes de conocerse dicha nota, los historiadores fijaban el 2 o el
11 de febrero como fechas de la deserción. La nota expresa:
José Artigas, capitán de la 3.a Compañía, y Rafael Ortiguera, fugaron a Buenos Aires el 15 de febrero.
Artigas en la
batalla de Las Piedras.
Los pueblos
de la América española luchaban por su libertad y Artigas quería defender esas
ideas en la Banda Oriental, y luego del hecho conocido como Grito de Asencio
del 28 de febrero del citado año, la población rural oriental comandada por
Pedro José Viera junto a Venancio Benavides que habían tomado al siguiente día
la villas de Santo Domingo de Soriano y Mercedes, solicitaron auxilios a la
Junta de Buenos Aires que lo mandó a su tierra con el grado de teniente coronel
y unos 180 hombres, a principios de abril, y a quien Viera entregó su obra,
sumándose a la revolución y lanzando una exitosa revuelta en contra del Reino
de España.
El 11 de
abril emitió la Proclama de Mercedes y asumió el mando de la revolución en la
Banda Oriental y el 18 de mayo derrotó a los españoles en la batalla de Las
Piedras. Luego inició el sitio de Montevideo y fue aclamado «Primer Jefe de los
Orientales».
En 1812 logró
convocar a un congreso nacional en Maroñas y allí proclamó la Provincia
Oriental con gobierno federal, como modelo a seguir por las demás Provincias
Unidas del Río de la Plata.
En las filas
artiguistas participaron personajes y caudillos tan importantes para la
posterior historia uruguaya como Dámaso Antonio Larrañaga, Juan Antonio
Lavalleja, Manuel Oribe, Fernando Otorgués, Fructuoso Rivera y Pablo
Zufriátegui.
El éxodo del
pueblo oriental
Monumento de
la Meseta de Artigas, construido en 1899 en bronce y granito rosado cuenta con
37m de altura en total.
Como
consecuencia del armisticio firmado con el virrey Francisco Javier de Elío por
la Primera Junta de Buenos Aires, las tropas enviadas a la Banda Oriental
debieron abandonar dicho territorio, levantando el sitio de Montevideo.
José Artigas
fue nombrado «teniente gobernador, justicia mayor y capitán del departamento de
Yapeyú», entonces en la provincia de Misiones, actual Argentina.
Artigas,
disgustado por el armisticio y ante la evacuación de las tropas porteñas,
cumplió con su nuevo cargo trasladándose al territorio misionero, por lo que
decidió pasar con sus seguidores a la orilla occidental del río Uruguay, hecho
conocido como el éxodo oriental. Cruzó el río Uruguay con mil carretas y unas
16, 000 personas con sus ganados y pertenencias, en la primera semana de enero
de 1812, instalando su campamento cerca del arroyo Ayuí Grande, pocos
kilómetros al norte de la actual ciudad entrerriana de Concordia, entonces
perteneciente a la jurisdicción de Misiones.
Allí se
estableció en un enorme campamento, desde el cual organizó un gobierno sui
generis sobre el territorio que sus hombres alcanzaban a controlar. Mantuvo
correspondencia con pequeños caudillos locales de Entre Ríos y Corrientes, con
lo que aumentó el círculo de los que compartían sus ideas y que serían base de
su futura influencia en el Litoral argentino.
A principios
de 1812, roto el armisticio con la retirada de Elío, las tropas de Buenos Aires
reanudaron el sitio de Montevideo. Pero el jefe político de las mismas, Manuel
de Sarratea, hizo todo lo posible para debilitar las fuerzas de Artigas, lo que
llevó a un enojoso conflicto con el caudillo.
En enero de
1813 los hechos se precipitan, Artigas demuestra sus recursos en la Banda
Oriental; Nicolás de Vedia, un oriental al servicio de Buenos Aires, le informa
en un parte a Sarratea:
"A eso
de las dos de la mañana, tuve aviso de que habían sido sorprendidos los
dragones que cuidaban los 300 caballos del cuarto escuadrón, por una partida
numerosa del señor Artigas; que se llevaban éstos y que además arreaban bueyes
con los cuales se encaminaban al parque, que está a retaguardia de este
ejército.
El resultado
de los partes que se me acaban de dar es que los caballos del cuarto escuadrón
(y aún aquellos de los guardias que los cuidaban), han sido arrebatados.
Los caballos
del segundo, que hallándose reunidos en un potrero, han sido arreados con facilidad
sin que lo sintiesen los encargados de ella.
También se me
avisa que los caballos pertenecientes al señor coronel y otros oficiales, han
sido también llevados junto a los individuos de su custodia. Campamento del
Cerrito. Febrero 13 de 1813."
Solamente
después de esta derrota táctica sufrida por Sarratea y su consecuente retirado,
Artigas se unió al sitio de Montevideo con sus tropas que incluían a los indios
charrúas.
Las
instrucciones para la Asamblea del año XIII
El general
Rondeau informa a Buenos Aires, el 28 de febrero de 1813:
"El coronel Artigas echó al instante mano de los infinitos recursos que tenía para hacer conocer la importancia de ellos e imponerse a este ejército, hasta arrojar de la provincia al general Sarratea.
Empezó a
escasear ganado para nuestras tropas, quedó cortada nuestra correspondencia con
la capital, y el primer golpe que nos hizo sentir, fue el apresamiento de
boyadas y caballadas ejecutado por una maniobra tan rápida que, cuando fue
sentida ya la presa era irrecuperable.
Un segundo
apresamiento de caballos dejó al regimiento de dragones casi a pie.
...en esa
misma empresa ha tenido la consideración de no tocar nuestro Parque... para no
dejarnos indefensos contra las salidas de las tropas de la Plaza."
Rondeau.
Rondeau
convoca al coronel Artigas, al campamento del Cerrito para su entrada solemne
como integrante del ejército sitiador el 26 de febrero de 1813:
"Mañana
es el día glorioso que realiza su unión a este ejército, al frente de las
Divisiones de su mando, el señor coronel don José Artigas.
Tan plausible
acto debemos solemnizar con demostraciones públicas.
(...)
cuadrando que dicho señor coronel Artigas haga su entrada hasta su alojamiento por
la calle que forma la línea de los campamentos, dispondrá V.S. forme mañana la
División de su mando y al pasar aquél, las Músicas tocarán marcha y las tropas
echarán armas al hombro, continuando así hasta pasar la retaguardia.
(...)
artillería ha de colocar todas las piezas de á 8", en el Cerrito p.a
saludar..." Rondeau.
Ese mismo
día, el sacerdote Bartolomé Muñoz apunta en su diario:
"El 26,
amanecieron formadas las tropas de infantería en toda la línea del sitio. Eran
las 12 cuando llegaron los generales. Cien indios charrúas cerraban la
retaguardia."Muñoz.
En febrero de
1812 el ejército oriental sumaba cuatro mil hombres armados de fusiles,
carabinas y lanzas, incluyendo cuatro centenares de charrúas, una división de
quinientos pardos y otro tanto de indios sin armas de Yapeyú. Poseen un obús y
nueve cañones.
La Banda
Oriental vuelve a imponerse como había sucedido con los españoles.
Artigas habla
de igual a igual con el gobierno de Buenos Aires, porque acaba de vencerlo con
una maniobra estratégica incruenta.
Pintura de
Pedro Blanes Viale, Artigas dictando correspondencia a su secretario José
Monterroso.
En el
campamento de José Artigas fueron elegidos los diputados orientales que debían
concurrir a la Asamblea General Constituyente del año XIII a celebrarse en
Buenos Aires. Artigas le dio instrucciones19 a sus diputados, las que fueron
dictadas el 13 de abril de 1813.
Básicamente,
Artigas reclamaba:
Independencia
de las provincias del poder español.
Igualdad de
las provincias a través de un pacto recíproco.
Libertad
civil y religiosa.
Organización
del gobierno como una república.
Federalismo,
con un gobierno supremo que entendiera solamente en los negocios generales del
estado, y confederación referida a la protección que se debían las provincias
entre sí.
Soberanía de
la Provincia Oriental sobre los siete pueblos de las Misiones Orientales.
Ubicación del
gobierno federal fuera de Buenos Aires.
Los diplomas
de los diputados orientales fueron rechazados por la Asamblea, usando como
argumento legal la nulidad de su elección porque se realizó en un campamento
militar y además porque Artigas les había impartido instrucciones, a pesar de
que la Asamblea se había declarado soberana.
Monumento a
Artigas en Minas (Uruguay)
A
continuación, el general José Rondeau hizo reunir un segundo congreso, que
eligió nuevos diputados a la Asamblea, en una capilla junto a su propio
campamento, cuidando de elegir a diputados contrarios a la influencia de
Artigas.
Ante este
atropello a la voluntad popular, Artigas abandonó el sitio de Montevideo a
mediados de enero de 1814. Se dirigió a la costa del río Uruguay, desde donde
sus partidarios lanzaron una serie de campañas para controlar el interior de la
Banda Oriental y Entre Ríos. La expedición enviada desde Paraná para
enfrentarlo fue derrotada en Entre Ríos por su lugarteniente Eusebio Hereñú.
Tras el
retiro de Artigas del sitio de Montevideo, el unitario Director Supremo de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, Gervasio Antonio Posadas, firmó un
decreto el 11 de febrero de 1814, declarando a Artigas «traidor a la Patria».
Se lo acusó de conspirar contra la unidad de los patriotas rioplatenses que
luchaban para tomar Montevideo, el principal bastión realista en el Río de la
Plata, y de esa manera contradecir los planes revolucionarios para continuar la
guerra contra los realistas en el Alto Perú.
Art.1 - Se
declara a don José Artigas infame, privado de sus empleos, fuera de la Ley y
enemigo de la Patria.
Art. 2 - Como
traidor a la Patria será perseguido y muerto en caso de resistencia.
Art. 3 - Es
un deber de todos los pueblos y las justicias, de los comandantes militares y
de los ciudadanos de las Provincias Unidas perseguir al traidor por todos los
medios posibles. Cualquier auxilio que se le dé voluntariamente será
considerado como crimen de alta traición.
Se
recompensará con seis mil pesos a los que entreguen la persona de don José
Artigas vivo o muerto.
En cuanto a
su vida personal, en 1813, Artigas procreó otros dos hijos naturales: una niña,
María Escolástica (nacida el 10 de febrero de 1813), cuya madre fue una
misionera guaraní, y un niño, Roberto (nacido a fines de 1813), hijo de María
Matilda Borda, viuda de Antonio Altacho (muerto en 1808) y dueña de una
pulpería y almacén de ramos generales.7 Mientras que María Escolástica fue
adoptada por el matrimonio Lorenzo Centurión y Francisca Basualdo y toma su apellido,
Roberto es reconocido por Artigas, como consta en su acta de bautismo en Las
Piedras.
La Liga
Federal
Escudo diseñado por el propio Artigas en 1815 para representar a la Provincia Oriental en la Liga Federal. Se destacan los motivos indígenas en alusión de la simpatía que el prócer oriental sentía por ellos.
En 1814 José Artigas organizó la Unión de los Pueblos Libres, de la que fue declarado «protector».
En rojo, la Unión de los Pueblos Libres en 1815, parte de las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Para
continuar con el sitio de Montevideo, que se encontraba en poder de los
realistas, el Director Supremo, Posadas, nombró al general Carlos María de
Alvear comandante del ejército de las Provincias Unidas en reemplazo de José
Rondeau. Alvear asumió el mando de sus tropas después de la victoria naval del
patriota Guillermo Brown frente a Montevideo, y rápida y exitosamente negoció
la entrega de la plaza la que se rindió a discreción el 20 de junio de 1814. La
caída de Montevideo en poder del Directorio produjo una muy importante
alteración de la geografía de la revolución en el área del Río de la Plata que
benefició a los revolucionarios. Tras varios meses de enfrentamientos militares
entre el Directorio, en una guerra civil desarrollada en Corrientes, Entre Ríos
y la Provincia Oriental, la victoria de Fructuoso Rivera en la batalla de
Guayabos en enero de 1815, obligó al Director Supremo Carlos María de Alvear a
evacuar Montevideo, entregándola al segundo de Artigas, Fernando Otorgués.
Alvear, decidido a gobernar sobre las provincias del Río de la Plata sin oposición, ofreció a Artigas la independencia de la Provincia Oriental. Artigas la rechazó y ayudó a los federales de Corrientes y Santa Fe a luchar contra la tutela del Directorio, tratando de imponer una nueva forma de estado: el federalismo, que hasta este entonces era ajeno al sistema existente en el Río de la Plata.
Las victorias
de Artigas facilitaron la sublevación de Fontezuelas comandada por Ignacio
Álvarez Thomas y la caída de Alvear, el 3 de abril de ese año. Pero las
relaciones con su sucesor, el director Supremo Álvarez Thomas, siguieron siendo
tirantes y violentas. No obstante, este no intentó volver a someter a su
gobierno a la Provincia Oriental.
En mayo de
1815, Artigas instaló su Campamento de Purificación, unos cien kilómetros al
norte de la ciudad de Paysandú, cerca de la desembocadura del arroyo Hervidero,
que desagua en el río Uruguay, y a unos siete kilómetros de la llamada Meseta
de Artigas. El Campamento de Purificación se transformó de hecho de la Liga
Federal. El comerciante escocés John Parish Robertson, que lo visitara en aquel
entonces, describió así el sitio:
Tenía
alrededor de 1500 seguidores andrajosos en su campamento que actuaban en la
doble capacidad de infantes y jinetes. Eran indios principalmente sacados de
los decaídos establecimientos jesuíticos, admirables jinetes y endurecidos en
toda clase de privaciones y fatigas. Las lomas y fértiles llanuras de la Banda
Oriental y Entre Ríos suministraban abundante pasto para sus caballos, y
numerosos ganados para alimentarse. Poco más necesitaban. Chaquetilla y un
poncho ceñido en la cintura a modo de kilt escocés, mientras otro colgaba de
sus hombros, completaban con el gorro de fajina y un par de botas de potro,
grandes espuelas, sable, trabuco y cuchillo, el atavío artigueño. Su campamento
lo formaban filas de toldos de cuero y ranchos de barro; y éstos, con una media
docena de casuchas de mejor aspecto, constituían lo que se llamaba Villa de la Purificación.
El 29 de
junio de 1815 se reunió en Concepción del Uruguay, Entre Ríos, el «Congreso de
los Pueblos Libres» llamado Congreso de Oriente. Fue convocado por Artigas para
tratar sobre el arreglo con Buenos Aires ante la creencia de que estaba por
llegar una expedición naval española pero algunos historiadores sostienen que
en la sesión inaugural del 29 de junio de 1815 se realizó una declaración de
independencia nacional de las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos,
Misiones, Santa Fe y la Provincia Oriental de todo poder extranjero, aunque
esta posición no puede ser demostrada documentalmente debido a que las actas
del congreso si es que las hubo se habrían perdido.
Artigas Envió
una delegación a Buenos Aires con la premisa de mantener la unidad basándose en
los principios de: «La soberanía particular de los pueblos será precisamente
declarada y ostentada, como objeto único de nuestra revolución; la unidad
federal de todos los pueblos e independencia no solo de España sino de todo
poder extranjero (...)». Los cuatro delegados fueron detenidos en Buenos Aires,
y el nuevo director ordenó invadir Santa Fe.
Artigas
ratificó entonces el uso de la bandera creada por Manuel Belgrano, añadiéndole
un festón diagonal punzó, siendo el rojo punzó desde entonces el signo del federalismo
en la Argentina. Artigas la llamó «el Pabellón de la Libertad».
Este congreso
sancionó el 10 de septiembre de 1815 un Reglamento Provisorio de la Provincia
Oriental para el fomento de su campaña y seguridad de sus Hacendados,23 que
fue la primera reforma agraria de América Latina, ya que expropiaba las tierras
y las repartía entre los que la trabajaban «con la prevención que los más
infelices sean los más privilegiados».
La invasión luso-brasileña y la guerra contra los unitarios
El 9 de julio de 1816 se declaró en el Congreso de Tucumán la independencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, pero en el mismo, con excepción de Córdoba, no fueron representadas las provincias pertenecientes a la Liga de los Pueblos Libres, que estaban bajo la autoridad de José Artigas.
El constante
crecimiento de influencia y prestigio de la Liga Federal atemorizó tanto a los
unitarios de Buenos Aires y Montevideo como al Reino Unido de Portugal, Brasil
y Algarve. En agosto de 1816 numerosas tropas luso-brasileñas invadieron la
Provincia Oriental, con la complicidad tácita de los unitarios que se habían
fortalecido en Buenos Aires y del embajador porteño en Río de Janeiro. Con la
intención de destruir al caudillo y su revolución, las tropas luso-brasileñas
atacaron por tierra y mar. Junto a Artigas, participaron en la defensa de su
provincia sus lugartenientes Juan Antonio Lavalleja, Fernando Otorgués, Andrés
Latorre, Manuel Oribe, el misionero Andrés Guazurarí, apodado «el indio
Andresito». Debido a su superioridad numérica y material, las fuerzas
luso-brasileñas al mando de Carlos Federico Lecor vencieron a Artigas y sus
lugartenientes y, ocuparon Montevideo, el 20 de enero de 1817, aunque la lucha continuó
por tres años en el medio rural. Indignado por la pasividad de los unitarios de
Buenos Aires, Artigas les declaró la guerra, al tiempo que enfrentó a los
luso-brasileños con ejércitos que se vieron diezmados por sucesivas derrotas.
Después de
tres años y medio de resistencia, la batalla de Tacuarembó, del 22 de enero de
1820, significó la derrota definitiva de Artigas, que debió abandonar la
Provincia Oriental, a la que ya no volvió. Varios de sus lugartenientes cayeron
prisioneros o abandonaron la lucha. Fructuoso Rivera, por su parte, rodeado por
el ejército luso brasileño en su campamento en las cercanías del río Queguay,
comandado por Bento Manuel Ribeiro, acordó la pacificación de la provincia, con
el llamado Acuerdo de Tres Árboles.
Guerra entre
Artigas y Ramírez
Casi al mismo
tiempo, los integrantes de la Liga Federal, Francisco Ramírez, gobernador de
Entre Ríos, y Estanislao López, gobernador de Santa Fe, lograron finalmente la
victoria sobre los unitarios. La batalla de Cepeda forzó la caída del
Directorio. Pero la esperanza duró poco, ya que ambos caudillos, al saber del
casi aniquilamiento de las tropas de Artigas, entraron en acuerdos con el nuevo
gobernador porteño, Manuel de Sarratea, firmando con él el Tratado del Pilar.
Aunque tal tratado consideraba pedir su aprobación a Artigas, el oriental se
consideró afrentado al no haber sido consultado por los suscriptores del
tratado.
Después de la
batalla de Tacuarembó, el derrotado Artigas se instaló en Entre Ríos, donde
entró en serios conflictos con Francisco Ramírez, quien no aceptó la hegemonía
del caudillo oriental en su provincia. Con apoyo del gobierno porteño, Ramírez
inició una campaña contra Artigas.
Fue derrotado
en una pequeña batalla, pero logró derrotarlo en la batalla de Las Tunas, cerca
de Paraná.
Ramírez
persiguió a Artigas hacia Corrientes, donde este contó aun con el apoyo del
jefe guaraní Francisco Javier Sití. Pero la victoria fue, en definitiva, para
Ramírez.
De 1820 a 1850: el exilio en Paraguay
Artigas en su ancianidad, por Alfred Demersay. Es el único retrato auténtico del general, aunque muy posterior a su actuación pública. Posiblemente en este se inspiró Blanes para sus retratos de Artigas.
Rodeado por
todos lados por los lugartenientes de Francisco Ramírez y viendo su causa
definitivamente perdida, el 5 de septiembre de 1820, José Artigas cruzó el río
Paraná hacia el exilio en Paraguay, dejando atrás su patria y su familia.
El dictador
paraguayo José Gaspar Rodríguez de Francia le dio refugio, pero cuidó que no
conservara ninguna influencia política, ni mantuviera correspondencia con nadie
fuera del Paraguay. Su único acompañante durante el resto de su vida fue el
Negro Ansina.
La campaña de
los Treinta y Tres Orientales inició la liberación de su provincia del Imperio
del Brasil en 1825. Pero la complicada Guerra del Brasil y las intromisiones
diplomáticas de Gran Bretaña, llevaron a la independencia del Estado Oriental
del Uruguay en 1828, en la cual Artigas nunca participó.
Confinado a
la lejana e inhóspita Villa de San Isidro Labrador de Curuguaty, allí vivió
cultivando la tierra hasta la muerte de Rodríguez de Francia y no causó
problema alguno a las autoridades paraguayas. Fue en esta localidad donde
Artigas conoció hacia el año 1825 a Clara Gómez Alonso, quien fue su compañera
hasta la muerte; de esta unión nació en 1827 Juan Simeón, el último de su larga
prole y que llegó a ser teniente coronel en Paraguay, hombre de confianza del
mariscal Francisco Solano López.
No obstante,
su pasividad en el exilio, por mera precaución, fue arrestado algunas semanas
después de la muerte del dictador, ocurrida el 20 de septiembre de 1840. El
nuevo gobierno de Carlos Antonio López, primer presidente constitucional del
Paraguay lo trasladó a Asunción, donde disfrutó de su plácida ancianidad en el
barrio asunceno de Trinidad, residiendo en la propia quinta Ybyray del
presidente de la república, rodeado del afecto de los paraguayos. Allí
falleció, diez años después, el 23 de septiembre de 1850, a los 86 años de
edad.
Monumento a
Artigas en la Plaza Uruguaya. Asunción, Paraguay.
¡Mi caballo!
¡Tráiganme mi caballo!
Últimas
palabras de José Gervasio Artigas.
En el mismo
día, un carretón sin toldo, arrastrado por bueyes, llevó su cadáver desde su
rancho hasta al cementerio de la Recoleta, acompañado de Benigno López, hijo
menor del presidente, los vecinos Julián Ayala, Alejandro García y Ramón de la
Paz Rodríguez y el fiel asistente Ansina. El cura simplemente registra en el
libro de difuntos:
“En esta
Parroquia de la Recoleta de la Capital, a 23 de septiembre de 1850, yo, el cura
interino de ella, enterré en el tercer sepulcro del lance número 26 del
cementerio General, el cadáver de un adulto llamado Don José Artigas,
extranjero, que vivía en la comprensión de esta iglesia"
Los
paraguayos y guaraníes misionenses lo llamaban Karay Guazú (‘gran señor’),
título que no solo le dieron a Artigas, sino que también a Rodríguez de Francia
y Francisco Solano López. Por otra parte, el historiador Gonzalo Abella recoge
el apodo Oberavá Karay (señor que resplandece), título con que los guaraníes de
la zona de Curuguaty se referían a Artigas.
Testimonio de
su larga estadía en el Paraguay son una escuela pública y un árbol de
ibirapitá.
Destino de
sus restos
Monumento y
Mausoleo de Artigas ubicado en el centro de Plaza Independencia en Montevideo.
En 1855 ante
la gestión del presidente Venancio Flores, los restos de José Artigas fueron
repatriados desde el Paraguay.
Ya en
Montevideo se mantuvieron ocho meses en la Capitanía del Puerto y fueron
retirados el 20 de noviembre de 1856 cuando se les dio sepultura en el Panteón
Nacional del Cementerio Central con la solemnidad correspondiente a los
servicios prestados a su país, luego de realizarse las exequias fúnebres en la
Iglesia Matriz. Según Joaquín Requena fueron enterrados «bajo la sombra del
Sagrado Estandarte del divino libertador del género humano» y en su lápida se leía
la siguiente inscripción:
«Artigas:
fundador de la nacionalidad oriental».
Mausoleo con
los restos de José Artigas construido debajo del monumento.
En 1859,
mientras se realizaban obras en el Cementerio Central, los restos fueron
trasladados en forma temporal al sepulcro familiar del pariente de Artigas, el
expresidente de la república Gabriel Pereira. El 24 de enero de 1864 los restos
volvieron al Cementerio Central y fueron depositados en la Rotonda del
Cementerio Central, cuya construcción había finalizado el año anterior.
Vista
detallada de la urna en la que fueron repatriados los restos de Artigas,
actualmente en la colección del Museo Histórico Nacional de Uruguay.
En 1877
durante el gobierno de Lorenzo Latorre, la urna se cambió por otra construida
«en madera de cedro enchapado en jacarandá, con incrustaciones de plata, con su
correspondiente pedestal».
En 1950, en
ocasión de celebrarse el centenario del fallecimiento de Artigas, la urna fue
colocada en un altar ubicado en el Obelisco de Montevideo para ser exhibida.
En 1971,
argumentando que se había obtenido información por la cual la urna iba a ser
robada, se dispuso un operativo militar por el cual los restos se traslaron al
regimiento Blandengues de Artigas de Caballería N.º 1, quedando en custodia del
Ejército.
Por
decreto-ley n.º 14276 del 27 de septiembre de 1974, se dispuso la creación de
un mausoleo para el depósito de sus restos, el que se encuentra en la Plaza
Independencia, en el centro de la ciudad de Montevideo. Sus restos fueron
retirados del Panteón Nacional del Cementerio Central en 1972 y estuvieron bajo
la guardia del Ejército siendo custodiados por los “blandengues”, mientras se
terminaba la construcción del mausoleo. Fueron trasladados allí el 19 de junio
de 1977.
El mausoleo
fue sometido a una remodelación a partir de 2010. El 26 de octubre de 2012, los
restos del prócer retornaron finalmente a su hogar, en un acto público que
contó con la oratoria del profesor Daniel Vidart.27
Perfil
José Artigas
tuvo una actuación destacada en las Guerras de independencia hispanoamericanas
y en el predominio de las ideas republicanas sobre las monárquicas. Luchó
sucesivamente contra el Imperio español y el Reino Unido de Portugal, Brasil y
Algarve y contra los unitarios de las Provincias Unidas del Río de la Plata,
tanto de Buenos Aires como de Montevideo.
Artigas era
oriental, entendiéndose como tal al habitante de la Banda Oriental de las
Provincias Unidas del Río de la Plata, que estaba compuesta por lo que
actualmente es Uruguay y por parte del actual estado brasileño de Río Grande
del Sur. De manera directa, sus luchas se orientaron a la conformación de la
Liga Federal, organizada estrictamente sobre los principios de la república y
del federalismo. A la Liga Federal se unieron, además de la Provincia Oriental,
las provincias de Córdoba, Corrientes, Entre Ríos, Santa Fe y los pueblos de
Misiones bajo el control de Andresito Guazurarí, todas ellas parte actual de la
República Argentina, por entonces las Provincias Unidas del Río de la Plata.
Su férrea
defensa de la autonomía federal de las provincias contribuyó de manera
indirecta a la independencia de España de los territorios que conformaron la
Liga Federal. En 1828, al concluir la Guerra del Brasil, parte de la Provincia
Oriental el norte se mantuvo en poder brasileño se transformó en un estado
independiente del resto de las provincias argentinas surgiendo el Estado
Oriental del Uruguay. Es decir que Artigas jamás consideró a la Banda Oriental
como país independiente, ni nunca la llamó Uruguay.
Legado
Estatua de
José Artigas en Washington D. C., en los parques que rodean la OEA, obra de
José Luis Zorrilla de San Martín.
Homenajes
Placa
conmemorativa situada en Israel.
Estatua
madrileña del general rioplatense José Gervasio de Artigas.
Varios países
homenajean a Artigas.
En Uruguay se
adoptó la que fuera bandera de la Liga Federal como uno de sus símbolos
patrios, bajo la denominación de Bandera de Artigas. Además, se creó el
Departamento de Artigas en su honor, cuya capital es la Ciudad de Artigas.
También se le
han dedicado varios himnos, titulados "Himno a Artigas".
En Argentina,
Artigas es considerado uno de los comandantes héroes de la Guerra de
Independencia Argentina y el creador del federalismo rioplatense, por estos
motivos la misma bandera de Artigas es hoy oficial en la provincia argentina de
Entre Ríos, y la de Misiones tiene su bandera inspirada en la de Artigas.
En gran parte
de las principales ciudades argentinas existen monumentos a Artigas o calles e
incluso barrios (como "General Artigas", en Córdoba y, distante de
tal barrio, el monumento a J. G. Artigas a la entrada del Parque Sarmiento); en
Santa Fe, capital de la provincia homónima, se puede apreciar un monumento a
Artigas en la rotonda del cruce entre las avenidas Costanera y Javier de la
Rosa; así como también en las ciudades entrerrianas se encuentran monumentos
que lo conmemoran, como en Concepción del Uruguay y Concordia con plazas y
calles con su nombre.
Por
decreto-ley 1255 de 1955 el gobierno argentino dispuso la construcción de un
monumento a Artigas en la Plaza República Oriental del Uruguay, en el conspicuo
barrio de La Recoleta. Fue construido por el escultor José Luis Zorrilla de San
Martín y por el arquitecto Alejandro Bustillo, inaugurado en abril de 1973.
En el Parque
Tres de Febrero, de la ciudad de Buenos Aires, desde 1910 homenajea a Artigas
un retoño del ibirápitá que se encontró en su última morada (la asuncena).29
Desde el 10 de junio de 2013, la Ruta Nacional 14 lleva el nombre de Artigas.
En Asunción
de Paraguay, lleva su nombre una importante avenida que culmina en el Jardín
Botánico, donde se encuentra la escuela "Artigas", solar en el que el
prócer pasó sus últimos años en el exilio.
También en
Asunción el 8 de noviembre de 2002 fue inaugurado un monumento a Artigas en la
Plaza Uruguaya.
En Chile, en
Santiago de Chile, se encuentra una estatua en su honor en el bandejón central
de la Alameda del Libertador Bernardo O'Higgins, entre las calles Dieciocho y
San Ignacio.
En México
sobre la Plaza Uruguay, situada entre la Avenida Masaryk y la calle Juana de
Ibarbourou, en la colonia Polanco, hay también una estatua del general y, al
pie, varias de sus frases célebres.
En Estados
Unidos existen estatuas de Artigas en Constitution Avenue en Washington D. C.,
en la Sexta Avenida de Manhattan (entre Broome St. y Dominick St), en Newark
(Nueva Jersey) y en Montevideo (Minnesota).
En España hay
una estatua suya en el parque del Oeste de Madrid, siendo una obra del escultor
Juan Luis Blanes, que a su vez copió de la de Santiago de Chile, y fue donada
por la embajada uruguaya para ser instalada en este emplazamiento en 1975.
En Ecuador,
en Quito existe una plaza llamada "Plaza Artigas" con una estatua del
mismo. En Guayaquil también hay una estatua de José Artigas donada por la
República Oriental de Uruguay.
Películas
1950: José
Artigas, protector de los pueblos libres. Documental dirigido por el italiano
Enrico Gras.
2006: El
pequeño héroe, dirigida y guionada por Roberto Bayeto. Película de animación
sobre la infancia del héroe.
2011: Artigas
- La Redota, dirigida por César Charlone, producida por Sancho Gracia, con
Jorge Esmoris en el papel protagónico.
2017: La fuga
de Artigas Documental dirigido por Fabián González. Drama sobre la deserción de
Artigas de las fuerzas españolas.
https://es.wikipedia.org/wiki
Para el lunes
25 de diciembre de 2023, continuaré con la publicación de personas destacadas
de Uruguay.