lunes, 3 de julio de 2023



 

Personas más destacados del Paraguay

 

Aunque Paraguay tiene una superficie que es casi doble en su tamaño comparando con el Reino Unido, el número de población está mucho más pequeño que de este país.  Eso puede explicar mejor, por qué hay tan pocos personajes paraguayas conocidas por todo el mundo.

 

De todos los modos puedo mencionar  las personajes que marcaron la historia de Paraguay y que son muy conocidos por allí, y si conoces bien la historia del Paraguay, puede ser que oíste estos nombres antes.

 


 

José Gaspar Rodríguez de Francia

 

José Gaspar García y Rodríguez de Francia Velasco y Yegros (Asunción, 6 de enero de 1766-Asunción, 20 de septiembre de 1840), también conocido como el doctor Francia o para los paraguayos de su época como Karai Guasu (Gran Señor en idioma guaraní), fue un abogado y político paraguayo.

 

Es considerado el principal ideólogo y dirigente que llevó adelante el proceso de independencia del Paraguay respecto de las Provincias Unidas del Río de la Plata, del Reino de Portugal y de la corona española.

 

Época pre-revolucionaria

 

Por el año 1759, con once años de edad, Joseph Engracia García Rodríguez de França llegó a Asunción como parte de un grupo de colonos  provenientes de Mariana, llamados por el gobernador de la provincia para la siembra, cultivo e instalación de una fábrica de tabaco torcido en el Paraguay.

 

En el año 1762 se casó con María Josefa Fabiana Velasco y Yegros natural de Asunción (Gobernación del Paraguay), hermana del antiguo gobernador y capitán general de la provincia Fulgencio Yegros y Ledesma.

 

Este matrimonio tuvo cinco hijos, de los cuales el tercero y primer varón fue José Gaspar Rodríguez de Francia, que llevó el nombre de José por el padre y de Gaspar por haber nacido el día de Reyes.

 

Estudios

 

Cursó sus estudios básicos en Asunción, y luego se trasladó a la Universidad Real de Córdoba del Tucumán, de la que egresó en julio de 1785. Allí cursó Teología obteniendo los siguientes títulos:

 

"El título original y muy completo que tengo en mi poder de los grados de Bachiller Licenciado y Maestro en Filosofía y de Bachiller Licenciado y Doctor en Sagrada Teología. Fue también allí donde se introdujo en las lecturas prohibidas de los filósofos y enciclopedistas franceses.

 

Candidato  a  diputado de la provincia ante la Junta Suprema Central

 

En enero de 1809, la Junta Suprema Central determinó que los cabildos, incluidos los americanos, debían elegir un diputado en calidad de representante ante dicho organismo. Se trató, no solo de una forma de legitimarse a sí misma, sino que la convocatoria introdujo una novedad en la esfera política pública al crearse un "espacio político representativo que antes no existía".

 

Siguiendo las instrucciones de la Real Orden del 22 de enero de 1809, el cabildo de Asunción se reunió el 4 de agosto de 1809 para elegir un representante en la Junta Suprema Central. El método fue el siguiente: el alcalde de primer voto, don José de Astirraga, propuso una terna integrada por el gobernador Velasco, el síndico procurador doctor Francia y el teniente coronel José Antonio Zavala. Todos los demás capitulares acompañaron esta moción. Luego, por sorteo, resultó elegido el doctor Francia quien aceptó la elección y en el supuesto de ser elegido como diputado del virreinato trasladarse a la Corte para desempeñar el cargo. 


Este sistema electoral muestra la visión tradicional de la representación  antigua donde, partiendo de la moción de una terna hecha por un miembro del cabildo y aceptada por los restantes once miembros del cuerpo, se determina, por medio del azar, quien será el diputado que representará a la provincia.

 

En 1808, por su "reputación y buen nombre", fue elegido alcalde ordinario de primer voto, así como diputado interino del Real Consulado. "En la actualidad [1809]", decía el informe, "se desempeña como síndico procurador general". La función de un alcalde ordinario del primer voto consistía en actuar como juez de primera instancia, portar en público la vara, signo de la administración de justicia, presidir el Cabildo y en los oficios religiosos sentarse al lado del gobernador de la provincia.

 

Congreso del 24 de julio de 1810

 

El 21 de junio de 1810 arribó a Asunción el coronel paraguayo José de Espínola y Peña junto a su esposa, María Mariló Pérez Salvado, enviado por la Junta de Buenos Aires con pliegos dirigidos al gobernador Velasco y al cabildo de Asunción, en las que se explicaba las intenciones de la Junta y se solicitaba la adhesión a la misma. La otra misión, no explícita, de Espínola y Peña era reemplazar al gobernador español; pero al descubrirse esta última debió huir hacia Buenos Aires, escapando de la orden de Velasco de enviarlo detenido a Concepción, al norte de Asunción.

 

Velasco convocó con urgencia un congreso para tratar la política que debía adoptar la provincia frente a la Junta de Buenos Aires. Concurrieron más de 200 personas.

 

El 24 de julio, por aclamación, se decidió no adherir a la Junta de Buenos Aires pero mantener buenas relaciones con ella, acatar al Consejo de Regencia de España e Indias con asiento en Cádiz y formar una Junta de Guerra para defender la provincia de eventuales ataques desde el exterior.

 

La posición política expresada por el doctor Francia en el Congreso fue que la provincia del Paraguay no debía obedecer al gobierno español ni a ningún otro y su firma no figuró en el acta final del mismo:

 

"Esta asamblea no perderá su tiempo debatiendo si el cobarde padre o el apocado hijo es el rey de España. Cada uno de ellos ha abdicado dos veces. Los dos han demostrado su débil espíritu y su desleal corazón. Más sea o no sea rey de España uno de ellos, ¿qué nos importa a nosotros? Ninguno de ellos es ya rey del Paraguay.

 

El Paraguay no es patrimonio de España, ni provincia de Buenos Aires. El Paraguay es Independiente y es República.

 

La única cuestión que debe debatirse en esta asamblea y decidirse por mayoría de votos es cómo debemos defender y mantener nuestra independencia contra España, contra Lima, contra Buenos Aires y contra el Brasil; cómo debemos mantener la paz interna; cómo debemos fomentar la pública prosperidad y el bienestar de todos los habitantes del Paraguay."

 

Discurso atribuido al doctor Francia en el Congreso General del 24 de julio de 1810 según relato de fray Francisco Javier Bogarín. (Vittone, 1960, p. 13/14)

 

Consocio del gobernador de la Provincia del Paraguay

 

Revolución de mayo de 1811



 

José Gaspar Rodríguez de Francia.

 

La Junta de Buenos Aires no recibió de buena gana lo dispuesto por el congreso del 24 de julio de 1810. Castelli y Moreno enviaron emisarios a Asunción para provocar un levantamiento contra Velasco. El doctor Pedro Somellera se puso al frente e indagó, entre otros, al doctor Francia pero este se excusó diciendo que debía estudiar previamente las propuestas e hizo todo lo posible para no vincularse con los "porteñistas".

 

En septiembre de 1810, se descubrió la conspiración y fueron detenidos varios implicados. El plan incluía la decapitación del gobernador y allegados. Velasco los confinó en el fuerte Borbón, al extremo norte del país. La Junta de Buenos Aires resolvió entonces enviar una expedición militar al mando de Manuel Belgrano, la que provocó la unidad de la población de la provincia frente al ejército invasor.

 

Derrotado Belgrano en las batallas de Paraguarí y Tacuarí, se produjo un hecho inesperado. Manuel Atanasio Cabañas, al mando del ejército provincial, permitió la retirada del enemigo, totalmente cercado, al otro lado del Paraná con armas y pertrechos. Este extraño armisticio con Belgrano fue criticado por el doctor Francia. Un amigo suyo, Antonio Recalde, propuso al Cabildo que Cabañas debía justificar las razones de tal actitud.

 

Como las fuerzas de Belgrano siguieron siendo una amenaza ya que podían recibir refuerzos de Corrientes y Santa Fe, Cabañas, por indicación de Velasco, pidió auxilio al Capitán General Diego de Souza de San Pedro de Río Grande (hoy Río Grande del Sur, Brasil) sin mencionar el armisticio con Belgrano:

 

" [...] quedará V.S. enterado de la batalla que han dado tropas del Rey a los insurgentes en los campos de Paraguarí y Tacuarí, y de la derrota que estos van padeciendo en la rápida y violenta fuga que llevan para salvar las reliquias de su ejército. [...] No dudo que en su generosidad encontraré cuantos auxilios pueda necesitar para dar el último golpe a los rebeldes"

 

Oficio de Atanasio Cabañas al coronel Francisco Xavier de Chagas (Rodríguez Alcalá de González Oddone , 1996, p. 589)

 

Diego de Souza ofreció una fuerza de diez mil hombres "para socorrer a las autoridades legítimamente constituidas [...] contra los revolucionarios de Buenos Aires".

 

El 14 de abril de 1811, el teniente de dragones José de Abreu llegó a Itapúa con el objetivo de acordar con Velasco la ayuda que ofrecía Souza. El 9 de mayo se presentó en Asunción, siendo recibido por los españolistas "como un don del cielo". Asumiendo la inminente invasión portuguesa y el rumor de que Velasco estaba al tanto de lo que tramaban los conspiradores, los oficiales Pedro Juan Caballero e Ignacio Iturbe tomaron el cuartel en la noche del 14 de mayo. La conducción del golpe, dada la ausencia de Cabañas y Yegros, recayó en el doctor Francia, según consta en varios documentos.

 

"Se le habló al doctor José Gaspar Francia, quien conviniendo en dirigir la empresa, instruyó el plan que se debía ejecutar"

 

Mariano Antonio Molas (Chaves, 1958, p. 98)

 

Velasco fue obligado por los insurrectos a aceptar dos consocios en el gobierno de la provincia: el doctor José Gaspar de Francia y Juan Valeriano de Zeballos, este último un comerciante español que había desempeñado varios cargos en la administración colonial. Esta cuasi-subrogación implicó separar el "cargo" de gobernador, que Velasco mantuvo con los correspondientes atributos, y el "mando" que compartió en forma asociada con los otros dos consocios.

 

En el bando del 17 de mayo de 1811, cuya autoría es del doctor Francia, se estableció: que el gobierno y los comandantes acuartelados no tienen por objeto entregar la provincia a Buenos Aires ni sujetarla a potencia extranjera; reconocer al "desgraciado soberano" Fernando VII; confederarse con la ciudad de Buenos Aires sobre la base de la igualdad de derechos; los vecinos deberán continuar con su vida normal; no se permitirá ningún agravio a los vecinos por parte de las tropas acuarteladas; todos los vecinos, milicias, etc. deberán entregar armas, pólvora y municiones; queda prohibido extraer de esta ciudad (Asunción) y de la provincia todo tipo de armas.

 

Para demostrar a la Junta de Buenos Aires la buena voluntad del nuevo gobierno, se decidió retirar las tropas que en abril, y en forma preventiva, habían ocupado Corrientes.

 

Durante el breve gobierno de Velasco y sus consocios, Francia dirigió la política interior y exterior del país, cambió la composición del cabildo e incorporó a pequeños hacendados conocidos por él.


La prioridad del momento fue tranquilizar a la corte de Río de Janeiro y al capitán general Diego de Souza y su enviado Abreu, testigo presencial de los cambios en el gobierno. En una nota que Abreu debía llevar se agradeció la oferta de ayuda militar y se aseguró que la provincia mantendría buenas relaciones con Buenos Aires sin "subyugarse una a otra".

 

El 1° de junio se enviaron invitaciones a determinados destinatarios para asistir a la asamblea a realizarse el 17 de junio. Estas notificaciones fueron refrendadas por los dos consocios sin la firma del Velasco.

 

"Los consocios del Gobierno tienen el honor de citar a Ud. para la Junta general que se ha de celebrar en esta Capital el 17 del corriente para el establecimiento del Gobierno y fijar las relaciones de esta Provincia con las de Buenos Aires y demás del continente.

 

Asunción, junio 1° de 1811. José Gaspar de Francia, Juan Valeriano de Zeballos"

 

(Vázquez, 1975, p. 75, documento 44) y (Bareiro, 2009, p. 40, documento 61)

 

El 9 de junio de 1811, el gobernador Bernardo de Velasco fue suspendido y apresado conjuntamente con la mayoría de los miembros del cabildo. El gobierno quedó prácticamente a cargo del doctor Francia. 


El bando donde se comunicó esta novedad fue firmado exclusivamente por los oficiales sublevados aunque, según el historiador Julio César Chaves, por la "redacción y estilo, prueban ser de Francia".

 

Vocal de la Junta y diputado de la Provincia

 

Congreso de junio de 1811

 

La asamblea se abrió con un discurso de los dos consocios donde expusieron el orden del día: establecer la nueva forma de gobierno, fijar las relaciones con la Junta de Buenos Aires y demás provincias, y decidir el destino del ex gobernador Velasco y otros miembros del cabildo que habían sido suspendidos en sus funciones.

 

Se estableció que el orden de las votaciones se haría de atrás hacia adelante, es decir, de los ciudadanos menos importantes a los más importantes, norma que Francia había intentado implementar fallidamente en el Cabildo, en 1808.

 

1819 Tomó la palabra en primer lugar un aliado de Francia, Mariano Antonio Molas. Su moción fue:

 

Privar a Velasco de todo mando y constituir en su lugar una junta de cinco miembros cuyo presidente y comandante general de las armas sería el teniente coronel Fulgencio Yegros acompañado por cuatro vocales: José Gaspar de Francia, capitán Pedro Juan Caballero, presbítero doctor Francisco Javier (o Xavier) Bogarín y Fernando de la Mora.

 

Privar de sus oficios a todos los miembros del Cabildo y que en lo sucesivo solo los "patricios" [sic] puedan ocupar cargos en la provincia debiendo la Junta nombrar "ahora" los miembros del nuevo Cabildo en reemplazo de los cesanteados.

 

Prohibir a los españoles europeos el desempeño de cargos administrativos en la provincia debiendo proveerse de nacidos en ella o de "americanos" que adhieran a la causa.

 

Establecer la relación con Buenos Aires no solo en un plano de amistad y buena armonía sino unirse a ella para fundar una sociedad basada en principios de justicia, equidad e igualdad.

 

Establecer que hasta la reunión del Congreso General en Buenos Aires, la provincia del Paraguay "se gobernará por sí misma" sin que la Junta de Buenos Aires pueda ejercer jurisdicción sobre la "forma de gobierno, régimen, administración ni otra alguna causa correspondiente a esta misma provincia"

 

Suspender el cobro de la sisa y arbitrio sobre la yerba mate y el estanco del tabaco en Buenos Aires.

 

Enviar un diputado con voto al Congreso General a reunirse en Buenos Aires. A tal efecto el congreso dividió su soberanía en dos actos: por un lado retomó la elección que para el cargo ya poseía el doctor Francia, y por el otro, lo habilitó "a partir de ahora" para ejercerlo. 


Frente a las decisiones que pudieran tomarse en dicho Congreso General también dividió en dos su soberanía: por una parte la representación del diputado tenía el carácter de "mandato imperativo", es decir, debía obedecer instrucciones precisas, y por otra parte, las decisiones que se tomaren en dicho Congreso quedaban sujetas a la ratificación del Paraguay "en Junta plena y general de sus habitantes y moradores".

 

Suspender, hasta la decisión del Congreso General próximo a reunirse, el reconocimiento de las Cortes, Consejo de Regencia y toda otra "representación de la autoridad suprema o superior de la Nación en la provincia del Paraguay.

 

Esta moción fue aprobada por amplia mayoría [88% de los presentes].

 

La primera medida de la nueva Junta fue el envío de la Nota del 20 de julio de 1811 a la Junta de Buenos Aires, cuya autoría perteneció al doctor Francia. En ella se manifestó la idea de la confederación. Bartolomé Mitre, confundiendo los términos, comentó: "esta fue la primera vez que resonó en la historia argentina la palabra Federación".

 

Las tratativas con Belgrano recayeron en el doctor Francia y las mismas culminaron, luego de largas negociaciones, en el Tratado del 12 de octubre de 1811. Este tratado ratificó la nota del 20 de julio de 1811 enviada por la Junta de Asunción y su aceptación por la Junta de Buenos Aires del 28 de agosto del mismo año.

 

Esta respuesta fue la condición impuesta por la Junta de Asunción para que la misión Belgrano-Echevarría no quedara retenida en Corrientes. Una novedad en el tratado fue la ratificación de que aquello que se acordara en el Congreso General sería ad referéndum de un congreso paraguayo. El doctor Francia fue designado como diputado para asistir a ese congreso que después nunca se realizó.



 

Creación del Consulado

 

En mayo del año 1813, la Asamblea General Constituyente reunida en Buenos Aires envió a Asunción al diputado Nicolás Herrera, con la misión de invitar a esa provincia a enviar un representante a la misma e incorporarse a las Provincias Unidas. 


El enviado vino precedido por hechos poco favorables: la indebida retención por parte de Buenos Aires de productos paraguayos por 53, 000 pesos y la nueva política de sanciones que duplicó el impuesto a los "tabacos extranjeros". Por iniciativa de Francia, la Junta respondió que se había citado a un Congreso general, y que sería este el que decidiría al respecto.

 

La Junta Superior Gubernativa propuso una ampliación radical en la participación política de los ciudadanos, que ya no serían solamente de "vecinos" o "la parte principal y sana" de la sociedad, sino que se extendería a todos aquellos que pudieran ser elegidos "en elecciones populares y libres (...) en cada uno de dichos lugares, por todos o la mayor parte de sus respectivos habitantes", en proporción a sus respectivas poblaciones. La consecuencia inmediata de este acto revolucionario fue:

 

El traspaso del peso político, casi exclusivo, que tenía Asunción hacia todo el interior de la Provincia;

 

La aparición de otros intereses sociales y económicos que ahora están representados por los nuevos diputados que llegan al congreso con voz y voto individual y no con representación corporativa.

 

Esta modificación fue la que plasmó poco tiempo después la lenta desaparición del término "Provincia" y el nacimiento de la nueva expresión "República del Paraguay"

 

El Congreso se reunió el 30 de septiembre de 1813 y su primera medida fue rechazar la nota que envió Nicolás Herrera para que lo invitaran a exponer su misión ante la asamblea. A las anteriores acciones del gobierno porteño se sumó esta pretensión de su delegado, la que dio lugar a que, por aclamación, se resolviera no enviar diputados a la asamblea de las Provincias Unidas.

 

Doce días más tarde, Francia presentó al Congreso un Reglamento de Gobierno, que fue aprobado en el mismo día. Por el mismo se establecía un "Consulado", gobierno colegiado formado por dos funcionarios llamados "cónsules" que durarían un año en su cargo y se turnarían cada cuatro meses en la presidencia del mismo.

 

Fueron elegidos el doctor Francia y el coronel Fulgencio Yegros que iniciaron su gestión el 12 de octubre de 1813.

 

Desde un principio el gobierno del Consulado descansó en el doctor Francia:

 

Por la preponderancia en el tiempo de gestión ya que ocupó dos de los tres turnos. Yegros ocupó un solo período entre febrero y junio de 1814.

 

Por el cargo adicional que le otorgó el Cabildo que hizo recaer en Francia el oficio de letrado en lo contencioso "que a más del respectivo en común [que pudieran tener los dos cónsules] corre a su cargo [exclusivo]". De esta manera la función de director o asesor, sin estar explicitado por el Congreso, recayó en Francia.

 

Lo anterior justificó que el sueldo del doctor Francia fuera superior al de Yegros en un 17%. Francia renunció a esta diferencia aunque aclaró que la misma se debía al "mayor peso que llevaba";

 

Por la elección de Sebastián Martínez Sanz, como "Secretario de Estado y Despacho" en detrimento de un postulante elegido por Yegros. Si bien el secretario elegido era hombre de confianza de Francia, los cónsules prefirieron denominarlo como Secretario de Cámara o de Gobernación General disminuyendo su importancia, en especial Francia.

 

"[...] el Consulado paraguayo antes que ser un simple paso en el camino de Francia hacia el gobierno absoluto fue, más exactamente, su comienzo" (White, 1984, p. 61)



Dictador Supremo de la República

 


 

Las diarias observaciones a caballo por el Supremo Dictador por la ciudad de Asunción a horas de la siesta.

 

En su último periodo como cónsul, el doctor Francia preparó con tiempo la asamblea que debía renovar a los cónsules. Realizó nombramientos de funcionarios administrativos en la campaña y de oficiales en el ejército adictos a la Revolución.

 

Emprendió además una campaña propagandística a favor de la necesidad de concentrar el poder en una sola persona, fenómeno que también se dio en otras partes de la América española en el periodo revolucionario y que ya había sugerido Francisco de Miranda en 1801.

 

La oposición más fuerte se concentró en los "porteñistas", partidarios de la unión con Buenos Aires, en sectores del ejército cuyos dirigentes eran Pedro Juan Caballero, Juan Manuel Gamarra y el ex edecán de Velasco, el oficial español José Teodoro Cruz Fernández, quienes intentaron sumar a sus filas al cónsul Fulgencio Yegros. Este, sin embargo, no solo declinó la oferta sino que aceptó la sugerencia de Francia de ordenar la expulsión de varios de ellos de Asunción rumbo a sus residencias en la campaña y además prohibirles volver sin autorización, lo que se hizo por decreto siete días antes de la reunión de la asamblea. 


A principios de octubre de 1814, Asunción se fue llenando de cientos de campesinos, pequeños hacendados, administradores, jefes políticos que en su calidad de diputados venían de todo el interior para asistir a la asamblea. Entre ellos comenzó a circular una "instrucción" y un "Plan de Congreso",  ambos de autor anónimo aunque se sospecha que fueron redactados por Francia.

 

El Congreso inició sus deliberaciones el 4 de octubre de 1814, con la presencia de unos 1100 emisarios venidos de los rincones más apartados del Paraguay. Fue elegido presidente del mismo, por aclamación, el doctor Francia. En su discurso de apertura aconsejó la adopción de un gobierno unipersonal. Se presentaron mociones como esta:

 

“[…] deberá nombrarse por único Gobernante Supremo al señor doctor don José Gaspar de Francia […] Debe necesariamente destruirse de raíz el europeismo tolerado hasta ahora en los eclesiásticos y seculares […] Ninguno que de algún modo haya delinquido contra la libertad de la Patria obtendrá empleo de cualquier clase y estado […] El estado eclesiástico será precisamente arreglado y modificado al sistema de la Libertad de la Patria […] y no podrá predicar, confesar, obtener ni gobernar o ministrar sacerdote alguno […] Debe observarse en todas sus partes el pacto social de reunión y demás estipulado entre esta República y las Provincias Unidas, en el mes de octubre de 1811 […] y mantener sus diputados en la Asamblea soberana constituyente, para los asuntos que se ofrezcan tratar con las Provincias Unidas, con absoluta independencia de aquella Soberana […] El número de mil sufragantes debe minorarse al de uno o dos de los más ilustrados y patriotas de cada Parroquia […] Todo europeo indeciso desde el principio de nuestra gloriosa revolución debe reputarse civilmente muerto […] Mucho menos podrán traer divisas de ciudadanos ni de militares, como lo están haciendo, y se observe la prohibición nupcial y demás especulaciones que contra los españoles europeos han decretado los señores cónsules el 1º de marzo último”.

 

Moción de un diputado en el Congreso de octubre de 1814 (Vázquez, 1975, p. 104-105 documento  87)

 

Luego de debates entre los que querían seguir con el consulado y los que proponían el gobierno único y, dentro de estos, los que proponían a Fulgencio Yegros y los que apoyaban a Francia, se acordó por amplia mayoría de votos campesinos elegir a este último con el título de Dictador Supremo de la República, por un periodo de cinco años. Así como se había tomado de la antigua Roma la figura jurídica del consulado, en este caso se hizo lo mismo con la figura del dictador. Otras resoluciones fueron: que los congresos debían reunirse anualmente en el mes de mayo; que en el futuro el número de diputados sería de 253 miembros y que el nuevo gobernante debía nombrar a los miembros del supremo tribunal de justicia ejerciendo hasta tanto dichas funciones como interino.

 

El 12 de octubre de 1814, el nuevo Dictador envió circulares a los delegados de los pueblos del interior en las que decía:

 

"[...] Yo me aflijo al considerar el grave peso que se ha puesto sobre mis hombros precisamente en tiempos tan difíciles; lo único que encuentro capaz de mitigar mis cuidados es el recuerdo de que todos los buenos y verdaderos patriotas, en cuyo número tengo la satisfacción de contar con vuestra merced, me ayudarán a llevar tan enorme carga".

 

Oficio del Dictador Supremo a los Delegados (12/10/1814) (Vázquez, 1975, p. 108, documento 91)

 

En 1815, debido al saqueo de las tropas de Artigas en las Misiones, el doctor Francia ordenó que el ejército trasladara a la margen derecha del Paraná a los pobladores y objetos de las iglesias jesuíticas. De esta manera los nichos, imágenes y reliquias de Santa Ana, Corpus, San Ignacio Miní y Candelaría quedaron dentro del Paraguay y se salvaron. Temeroso que lo invadiera Artigas, Francia movilizó en julio de ese año 4,000 milicianos y llegó a considerar invadir Corrientes pero el oriental, amenazado por la previsible invasión luso-brasileña, abandonó esa idea en febrero de 1816 y Francia desmovilizó al ejército.

 

Dictador Perpetuo

 


  

Litografía de José Gaspar Rodríguez de Francia con un mate y su bombilla.

 

El 30 de mayo de 1816, de acuerdo a lo previsto en 1814 sobre la convocatoria anual de un congreso con 250 diputados, se reunió el cuarto congreso paraguayo. Pese a que no se había cumplido el plazo de cinco años previsto en la ley de creación de la dictadura temporaria, en su primera y única sesión se decidió, por aclamación, la instauración del doctor Francia como Dictador Perpetuo de la República con una aclaración significativa, "con calidad de ser sin ejemplar", vale decir, único, para que nunca más se repitiera.

 

La invasión de Belgrano y los sucesos de mayo de 1811 crearon un nuevo poder político: los "oficiales del Cuartel". En el Bando del 17 de mayo de 1811 se aclaró que no se permitiría ningún agravio a los vecinos por parte de las "tropas acuarteladas". Posteriormente, las dos renuncias del doctor Francia como vocal de la Junta pusieron en evidencia la connivencia de este nuevo factor de poder con miembros de la Junta en contra del sector civil. La primera tarea del doctor Francia, dado el peligro que significaba para el gobierno, fue desmantelar el poder de estos "oficiales prevalidos de las armas" como lo expresó abiertamente en su nota al Cabildo del 3 de septiembre de 1811. Esta lenta y cautelosa tarea la llevó adelante durante el último periodo de la Junta y en sus dos periodos como cónsul.

 

Recién como Dictador, Francia pudo dedicar todo su esfuerzo a lo que fue uno de sus objetivos centrales: dotar a la República de una fuerza militar sometida al poder de las instituciones y de la Revolución y que estuviera capacitada para disuadir el permanente deseo de los gobernantes de Buenos Aires (Pueyrredón, Dorrego) de corregir el fallido intento de Belgrano.

 

A este peligro se sumaron después los caudillos federales: Artigas, Ramírez y hasta Quiroga, siempre necesitados de hombres y recursos económicos para enfrentar a Buenos Aires o enfrentarse entre sí.

 

Por otro lado estaba el Brasil que no cesó de presionar sobre la frontera norte apoyando las correrías de los montaraces mbayaes sin perder su interés por las Misiones en la frontera sur. Desde el oeste, detrás del desierto chaqueño, el general Bolívar, instigado por su bien pagado agente en el Río de la Plata, el Deán Gregorio Funes, también pretendió, en un momento dado, invadir el Paraguay con el pretexto de "rescatar" a su amigo Amadeo Bonpland.

 

Este nuevo ejército regular se integró con jóvenes no vinculados con las familias poderosas y que fueran leales a la Revolución. Se compró cuanto armamento pudo sortear el bloqueo impuesto desde el exterior, especialmente por Buenos Aires, pagando sobreprecios, evitando el ingreso de armas defectuosas y tentando a los comerciantes de armas con el permiso de sacar metálico o los productos que quisieran.

 

Son innumerables los documentos que mencionan compras de armamento usado, muchos para reparar, a veces de a uno, hecho a particulares o el pago a carpinteros de diferentes pueblos por la construcción de cureñas para los cañones. También se crearon nuevas posiciones defensivas, como la colonia de Tevegó al norte o la fortaleza de San José frente a Itapúa y la posición adelantada de Tranquera de Loreto ubicada en la zona más angosta entre la laguna Iberá y el río Paraná a la altura del salto de Apipé, o se mejoraron las existentes.

 

No se tienen datos fehacientes sobre el poder del ejército aunque en algunos documentos se mencionan planes para movilizar 3,000 o más hombres. Según el historiador White ese fue uno de los secretos del doctor Francia que, sumado a la exageración pública, fue utilizado para disuadir los intentos de invasión de los países vecinos que desconocían la importancia de las fuerzas que deberían enfrentar.

 

Todo el esfuerzo desplegado para la compra de armas y equipos, reclutamiento de soldados, construcción de hospitales, cuarteles y fortines y abastecimiento se hizo sin incrementar los impuestos. En cierta ocasión se exigió a los "llamados europeos" un aporte extraordinario pero exceptuándolos del impuesto a las obras públicas.

 

"El Gobierno ha resuelto hacer pasar a la otra banda un Cuerpo de tres mil hombres, o más si fuere preciso, a efecto de franquear la navegación y libertar el tráfico mercantil de las trabas, piraterías y bárbaras exacciones, con que impiden su curso los Pueblos de las Costas [Corrientes, Santa Fe, La Bajada, Buenos Aires], pretendiendo arbitrariamente arrogarse el dominio del Río, grasarse y auxiliarse con sus atroces depredaciones, para tener a esta República en la más infamante y servil dependencia, y preparar de este modo su atraso, menoscabo y ruina, ya que no han podido conseguirlo de otro modo [...] los llamados europeos establecidos en el País a más de que nunca llevan las cargas de la Milicia, son los que por su ejercicio y aptitud, que les proporciona sus facultades, participarán también de las ventajas y utilidad consiguientes a la indemnidad del tráfico y navegación aun sin ser Ciudadanos de este Estado, y sin tener que sufrir los penosos trabajos, molestias, incomodidades y riesgos de la vida que toleran los Patriotas y que se exponen nuevamente abandonando sus hogares y el reposo de sus casas. [...] se impone a los mencionados europeos la contribución de ciento cincuenta mil pesos fuertes [...] quedando además exentados en adelante de toda contribución para obras públicas".

 

Auto Supremo sobre contribuciones de "los llamados europeos" al ejército de la República (20/1/1823) en (Chaves, 1958, p. 288 nota 2)

 

En 1827 el dictador paraguayo contaba con 5,000 soldados y 40, 000 milicianos. A mediados de 1832 se produjo una importante compra de 1000 fusiles y una cantidad equivalente de sables.

 

Como consecuencia de la interrupción del comercio en el corredor misionero durante todo el año 1833 debido a los correntinos, en diciembre de ese año, el ejército paraguayo ocupó Candelaria y dio protección a los comerciantes extranjeros que utilizaban esa vía. Pese a la alarma generalizada sobre esta operación militar paraguaya ante la cual Buenos Aires puso en alerta una escuadra naval para enfrentar al "fabuloso ejército paraguayo", no pasó nada y los correntinos abandonaron la zona durante el resto del gobierno del doctor Francia.

 

Con la Revolución, la élite criolla vio la oportunidad de acceder al poder político y por ese medio sumar a sus beneficios la parte del eslabón que detentaban los comerciantes españoles de Asunción. Asumían además que, mediante tratativas y alianzas, podrían compartir con Buenos Aires una parte del eslabón del que otrora se apoderaba España.

 

El 28 de marzo de 1820 fueron detenidas varias personas que salían de una reunión donde se estaban ajustando los detalles finales para asesinar al doctor Francia y miembros del gobierno el día de viernes Santo del 31 de marzo de 1820. Rápidamente se arrestó a una treintena de implicados entre los cuales el más destacado fue Fulgencio Yegros. Las investigaciones sobre el alcance de la conspiración prosiguieron en los meses siguientes aumentando el número de sospechosos a más de 170. Pedro Juan Caballero fue detenido ocho meses después que Yegros. En un proceso que se realizó a un señor Tomás Verges donde se le impuso una multa

 

"[...] consta que el capitán Pedro Juan Caballero se hallaba acopiando una cantidad exorbitante de yerba mate [1338 tercios], juntamente con este señor Verges porque [creían] dice Francia "de que mi fin era ya llegado, que ocurriría de un momento a otro", es decir, que tenían ellos la certeza de que triunfaría la conspiración".

 

Expediente ANA, vol. 813, Secc. Propiedades y Testamentos en (Viola, 1984, p. 15 y 29)

 

La nula participación popular en la conspiración permitió al gobierno abortar rápidamente el golpe de Estado sin derramamiento de sangre, enviando a los sospechosos a la cárcel y confiscando sus bienes.

 

Pedido de asilo de José Gervasio Artigas

 

Las relaciones entre José Gervasio Artigas y el doctor Francia, cuyas ideas coincidían en muchos puntos, fueron siempre tirantes debido a la intransigente actitud de este último con relación a la política de no intervención en los conflictos que se producían más allá de las fronteras del Paraguay. El 16 de enero de 1814, en la época del consulado, instigado por Artigas había ocurrido el incidente Matiauda-Pérez Planes [Véase "Cónsul de la República del Paraguay" ut supra] lo que motivó que los cónsules Yegros y Francia tuvieran que dar explicaciones y seguridades al gobernador de Corrientes.

 

A principios de 1815, Artigas envió una carta a Cabañas por intermedio de Francisco Antonio Aldao, un comerciante paraguayo que encontró en Santa Fe. En esa carta proponía invadir el Paraguay, "buscar la cabeza" de Francia con el apoyo de los hombres que podrían aportar Cabañas y Yegros, quienes luego gobernarían el Paraguay. También se mencionaba a Pedro Juan Caballero.

 

El 21 de abril de 1815, Artigas cambió de estrategia y escribió al doctor Francia solicitando que el Paraguay se aliara "en una combinación exacta con él para dar a la América un ejemplo de moderación". Obviamente el enviado de Artigas no logró llegar a Asunción ni la carta fue contestada. Artigas reaccionó con lo habitual: bloqueó el río Paraná prohibiendo todo comercio, ocupó Candelaria y se apoderó de un cargamento que traía el comerciante inglés Robertson con destino al Paraguay.

 

Artigas al gobernador de Corrientes, 12 de septiembre de 1815 en (Ribeiro, 2003, p. 88)

 

El doctor Francia tomó diversas medidas defensivas preparándose para una invasión. Sin embargo nada ocurrió y en febrero de 1816 Artigas retiró sus fuerzas al recibir noticias ciertas de que la invasión portuguesa ya estaba en marcha hacia Montevideo. En julio de 1817 Artigas volvió a insistir en un acuerdo. Luego de las derrotas sufridas en la guerra luso-brasileña que culminó en Tacuarembó el 22 de enero de 1820, sumado a la defección de sus lugartenientes y las derrotas frente a Ramírez en los meses de junio y julio, Artigas cruzó el Paraná el 5 de septiembre de 1820 solicitando asilo político al gobierno paraguayo. Tenía entonces 56 años.

 

El momento no pudo ser más inoportuno y peligroso para Artigas. Todos los amigos que tenía en el Paraguay, a excepción de Cabañas, estaban presos a raíz de la conjura para matar al Dictador descubierta seis meses antes. Las investigaciones sobre los alcances de la misma se encontraban en pleno desarrollo. Sin embargo, Francia le otorgó el asilo. Artigas fue trasladado a Asunción con una escolta de 20 húsares y un oficial a donde llegaron de noche.

 

Alojado en el Convento de la Merced fue asistido diariamente con dinero y la visita del prior y un ayudante del doctor Francia que se preocupó de que no le faltara nada. Luego fue internado en Curuguaty, a 80 leguas (400 km) de Asunción, hacia el noreste, donde además se le asignó una casa. Previamente se le entregó ropas hechas a medida, cubiertos, navajas, zapatos, botas y otros elementos. En los presupuestos anuales del Estado, en el rubro "Gastos Generales" figuró durante años la "pensión" que se le asignaba para su sostenimiento.

 

El doctor Francia nunca recibió a Artigas personalmente.

 

Relaciones con el Brasil

 

El doctor Francia mantuvo la política de no intervención iniciada a comienzos de la Revolución para mantener a la República libre de las consecuencias de las guerras civiles que asolaban el Río de la Plata y las guerras entre los nuevos países.

 

Según las notas del deán Gregorio Funes a Simón Bolívar, ambos creían que el gobierno del Paraguay modificaría su política apoyando al Brasil en la guerra que las Provincias Unidas del Río de la Plata llevaban a cabo para libertar a la Provincia Oriental de la ocupación brasileña. Nada de esto ocurrió. Incluso el agente diplomático enviado por el Imperio del Brasil, en 1828, fue expulsado.

 

Mantuvo siempre conflictos con el Brasil, debido a que estos, violando la zona norte del territorio que reclamaba el estado paraguayo, cometían abigeato apoyando a los indígenas mbayás para tal cometido. En esa época, las reclamaciones limítrofes ante Brasil eran los límites que tuviera el Virreinato del Río de la Plata: al noreste el río Igurey (el hoy llamado Ivinhema), al norte el río Corrientes o Mbotetey (el hoy llamado Miranda por los brasileños) y, en la región chaqueña, el río Yaurú.

 

Relaciones con el Río de la Plata

 

La política de no intervención con los países limítrofes mantuvo al Paraguay en paz con sus vecinos.

 

En 1829, un cargamento de armas dirigido al Paraguay fue incautado, en su viaje por el río Paraná, por el gobierno santafesino. El doctor Francia, ante este acto de piratería y la importancia que las armas tenían para el Paraguay ordenó, en represalia y para presionar al gobierno de Santa Fe, la prisión de todos los santafesinos residentes en Asunción hasta que el cargamento fuera liberado. Estos presos salieron de la cárcel luego de la muerte del Dictador en 1840, momento en que se enteraron de la causa de su prisión.

 

Su sistema de gobierno atrajo la simpatía de Juan Manuel de Rosas, gobernador de la provincia de Buenos Aires y virtual gobernante supremo de la Confederación Argentina. Cuando los sucesores del doctor Francia, los cónsules Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso celebraron un tratado comercial y de límites provisorio con la provincia de Corrientes, enfrentada contra Rosas, este vivamente ofendido por lo que consideraba un cambio en la tradicional política paraguaya, comenzó a hostilizar al gobierno y a contestar su independencia. Al mismo tiempo, mandó publicar, en el Archivo Americano de Buenos Aires (número 29), elogios al doctor Francia y críticas a la política hostil de los cónsules paraguayos hacia el gobierno de la Confederación.



 

Fallecimiento

 

A mediados de julio de 1840, con sus 74 años de edad, el doctor Francia cayó enfermo a causa de un aguacero que lo sorprendió en su clásica cabalgata diaria. Sin escuchar los consejos de su médico, el doctor Estigarribia, a los pocos días volvió a sus funciones. Durante el mes de agosto y primera mitad de septiembre siguió atendiendo los asuntos de Estado aunque con menor actividad. Su salud comenzó a deteriorarse seriamente a partir del día 16 de septiembre.

 

El día 17, Estigarribia le comunicó la gravedad de su estado y le solicitó que nombrara un sucesor: el doctor Francia descartó esa idea. Se limitó a indicar que su quinta de Ibiray, herencia de su madre, debía ser entregada a su hija Ubalda García y a María Roque Cañete (vecina del barrio de Trinidad y de Francia) y que los sueldos que se le adeudaban de años se distribuyeran entre los soldados que custodiaban las fronteras. Su agonía comenzó a la noche del 19. Falleció el domingo 20 de septiembre de 1840, a las 13:30 horas.

 

Una vez inhumados sus restos con importante ceremonia, se celebraron tres novenas durante octubre de 1840 y finalmente el día 20, a un mes del fallecimiento, se realizaron las honras fúnebres. De aquellos momentos quedan en el Archivo Nacional de Asunción muchos recibos por pagos de frutas secas que se sirvieron a los asistentes (ANA, vol. 1903, Secc. Nueva Encuadernación). En el Libro de Inhumaciones de la Catedral de Asunción (años 1832-1854), en el folio 117, en el centro y ocupando toda la página como anotación exclusiva consta: "En veinte y dos de septiembre de 1840 enterré en el Presbiterio de la Iglesia de la Encarnación, el cadáver del Supremo Dictador José Gaspar de Francia con sesenta y seis posas, vigilia y misa de cuerpo presente, lo que certifico. José Casimiro Ramírez".

 

El monumento que indicaba el lugar de su tumba fue removido. No existe acuerdo sobre el destino final de sus restos, pero se rumorea que en el año 1870, Carlos Loizaga, y otros enemigos del Dr. Francia, profanaron su tumba y arrojaron los restos del Dr. al Río Paraguay.[cita requerida]

 

Legado

  

Retrato de José Gaspar de Francia hecho por Pablo Alborno en conmemoración del centenario de independecia en 1911.

 

El legado de Francia a sus sucesores fue el de un país independiente en lo político y económico, pero que difícilmente podía evolucionar hacia una democracia tal como se la entendía en la América Latina en el siglo xix, donde solo una reducida elite podía votar, o a la integración económica con el exterior bajo las reglas del liberalismo económico neocolonial imperante. Por esa razón Carlos Antonio López, que se puede considerar su legítimo sucesor en lo político, mantendrá el modelo del doctor Francia sin modificaciones esenciales.

 

La importancia histórica del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia se reactivó a partir de su inclusión como el personaje principal de la novela "Yo el Supremo", del escritor paraguayo Augusto Roa Bastos, Premio Cervantes, 1989. Refiriéndose a su gobierno y lo que ocurría fuera del país el personaje pregunta:

 

"¿Cuáles son mis pecados? ¿Cuál mi culpa? Mis difamadores clandestinos de adentro y de afuera me acusan de haber convertido a la Nación en una perrera atacada de hidrofobia. Me calumnian de haber mandado degollar, ahorcar, fusilar a las principales figuras del país. ¿Es cierto eso, provisor? [...] ¿Cuántos ajusticiamientos se han producido, Patiño, bajo mi Reino del Terror? A raíz de la Gran Conjura del año 20, fueron llevados al pie del naranjo 68 conspiradores Excelencia. ¿Cuánto duró el proceso de esos infames traidores a la Patria? Todo lo necesario para no proceder a tontas y a locas. [...] Menos de un centenar de ajusticiamientos en más de un cuarto de siglo, entre ladrones, criminales comunes y traidores de lesa Patria, ¿es eso una atrocidad? ¿Qué podría decirme, por comparancia, del vandalaje de bandidos que hacen temblar con su cabalgata infernal toda la tierra americana? Saquean, degüellan, a todo trapo y a mansalva. Cuando han acabado con las poblaciones inermes, se degüellan los unos a los otros [...] Arreciando las distinciones y los límites, le diría que se han acostumbrado a vivir y a matar sin cabeza. Total, para qué las necesitan, para qué las quieren, si sus caballos piensan por ellos"

 

(Roa Bastos, 1974, p. 354)

 

Para tener un marco de comparación, Lázaro de Rivera (1796-1805), el gobernador español de la Provincia del Paraguay anterior a Velasco, "ejecutó a 260 personas como parte del mantenimiento rutinario de la tradicional sociedad de clases del Paraguay" en diez años de gobierno.

 

Historiografía

 

"Después vendrán lo que escribirán pasquines más voluminosos. Los llamaran Libros de Historia, novelas, relaciones de hechos imaginarios adobados al gusto del momento o de sus intereses. Profetas del pasado, contarán en ellos sus inventadas patrañas, la historia de lo que no ha pasado. Lo que no sería del todo malo si su imaginación fuese pasablemente buena. Historiadores y novelistas encuadernarán sus embustes y los venderán a muy buen precio. A ellos no les interesa contar los hechos, sino contar que los cuentan".


De la novela Yo el Supremo (Roa Bastos, 1974, p. 38)


El historiador paraguayo Blas Garay escribió a fines del siglo xix:


" Tantos anatemas han ido acumulándose en el transcurso del tiempo [...] que ya no rigen con él [el doctor Francia] las reglas de la crítica: todo lo malo que se le achaque lo creemos a pie juntillas; lo bueno [...] ha menester de ir bien documentado para que no lo neguemos sin examen".

 

(Garay, 1897, p. 174)

 

A medida que los trabajos historiográficos sobre el doctor Francia se basaron cada vez más en la documentación primaria ubicada en los distintos archivos de Asunción, Buenos Aires, Río de Janeiro, Montevideo y España y se realizaron lecturas críticas de las fuentes secundarias, su gobierno adquirió una nueva dimensión. Tendieron a desaparecer las explicaciones biológicas, psicológicas y hasta meteorológicas de muchas de sus acciones políticas las que fueron reemplazadas por la racionalidad revolucionaria de sus actos acorde con la época y las circunstancias particulares y la resistencia de enemigos poderosos y persistentes, tanto externos como internos. Muchas afirmaciones, casi axiomáticas, no pudieron sostenerse al ser contrastadas con la documentación existente.

 

Así la política atribuida al doctor Francia de "aislar" al país o buscar la "autarquía" resultaron inconsistentes frente al análisis del bloqueo comercial impuesto al Paraguay para doblegar su independencia.

 

Las publicaciones contemporáneas al gobierno del doctor Francia, especialmente las de Rengger-Longchamps, y las de los hermanos Robertson, han dejado de ser utilizadas ingenuamente como fuentes primarias. Estos comentarios subjetivos, influenciados por el gusto por las novelas góticas de los lectores europeos, generaron la "leyenda negra" del doctor Francia como monstruo, la que influyó incluso en un poeta como Neruda o en un científico como Darwin, que ni siquiera estuvo en el Paraguay.

 

"Para John y William Robertson, el doctor Francia es un personaje del popular gótico inglés. [...] [donde] el terror es el motor principal de la ficción y la mayor parte de la atracción de los lectores. Las Cartas del Paraguay recrean una atmósfera de misterio en la oscuridad de los edificios, las calles y las mentes de sus personajes. [...] el doctor Francia del Reino del Terror es un monstruo comparable al del doctor Frankenstein de Mary Shelley. [La novela de Shelley fue publicada en 1818].

 

(Gómez, 2009, p. 137)

 

Igual criterio hermenéutico se ha aplicado a la propaganda en contra del doctor Francia generada principalmente en Buenos Aires, a cargo de los gobiernos de turno, de los poderosos "clanes" familiares, de los exiliados políticos y de los periódicos.

 

"Si el Dictador Francia merece algún perdón, es por la vigilancia con que tiene encerrado al Protector Don José Artigas [...] la humanidad ganaría mucho, si algún ángel exterminador purgase la tierra, liberándola de estos dos monstruos"

 

Periódico "El Tribuno" (15/10/1826) en (White, 1984, p. 6)

 

Estas críticas, que parecían dirigidas contra la persona del doctor Francia, no cesaron con su muerte sino persistieron con igual virulencia contra Carlos Antonio López y su hijo Francisco lo que demostró que se basaban en particulares intereses político-económicos.

 

" Resulta comprensible, ya que Francia atacó los intereses de las élites nacional e internacional, la misma clase que ha escrito la historia del Paraguay, que él haya sido tradicionalmente considerado [como] el prototipo del tirano despótico".

 

(White, 1984, p. 4)

 

Terminada la guerra de la Triple Alianza, el 14 y 15 de mayo de 1870, por primera vez en 59 años, no se conmemoró en Asunción la Revolución de mayo de 1811.

 

Diez días después, como si aquel silencio no fuera suficiente, el gobierno provisorio del Paraguay firmó un decreto por el cual se establecía que el 25 de mayo, fecha de la independencia Argentina, fuera feriado en el Paraguay  en recuerdo del "tan grandioso y feliz acontecimiento". El mejor homenaje a la política independentista del doctor Francia figuró en los considerandos del decreto que denigró su persona:

 

"Que solo los intereses criminales y egoístas del Dictador Francia y sus sucesores privaron al pueblo paraguayo de la participación en tan grande lucha que dio por resultado la emancipación e independencia de la colonia americana"

 

Decreto del Gobierno Provisorio de la República del Paraguay, 24/5/1870, firmado por Cirilo Antonio Rivarola, Carlos Loizaga y Fernando Iturburu, en (Vázquez, 1975, p. 395/396, doc. 447)

 

Recién en el año 1900, ante el pedido de una manifestación, el presidente Emilio Aceval declaró nuevamente feriado el 14 y 15 de mayo. Habían pasado 30 años.

 

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Gaspar_Rodr%C3%ADguez_de_Francia



Para el próximo lunes 3 de julio de 2023 publicaré personas destacadas
 de Paraguay


julio 03, 2023   Posted by Los Mina Digital with No comments

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